Así pasó…

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24 de abril de 2021
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12:37 am
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Así pasó…

Bellezas. Recuerdos de agraciadas participantes de aquel Miss Honduras 1980-81.

Aquellos certámenes de belleza de los años ochenta. ¿Quién fue la malcriada Miss Universo que nos visitó?

Los taxis antes cobraban solo 30 centavos la “carrera”. ¿Cómo los llamaban? Los apodos de los ases del volante de aquel ayer. No conociendo sus nombres de pila, se acostumbraron a identificarlos solo por: “Manteca”, “Piturría”, “Cusuco”, “los diablos”, “Caballito”, Jimmy “El Triste”, “El Turro”, “El Chino” Alonzo, “Tripero”, “Melarita”, “Tasajo”, “Cutín”, “Cara de mango”, “Managua”, los hermanos Alvino Castillo, entre otros.

¡Hola, hola! Mis amigos de la Honduras de aquí… y de allá. Son varias las peticiones que a diario nos formulan nuestros amables lectores dentro y fuera del país. Poco a poco tratamos de complacerles. Los temas que abordamos acá son parte de la comidilla que alimenta las tertulias entre amigos.

Uno de ellos, Óscar Morales del barrio La Granja nos escribe recordando aquellos certámenes de belleza como los Miss Tegucigalpa, Miss San Pedro Sula, Miss Honduras, algunos de los cuales fui maestro de ceremonia en los años ochenta.

Los organizaba la desaparecida dama sampedrana doña Norma de Fúnez, quien dedicó parte de su vida a estas actividades. En su última etapa de “oro” delegó funciones en Sandra de Hernández, otra distinguida dama de esa ciudad.

Algunos de ellos controversiales, por las decisiones del jurado y otras curiosidades que hoy esbozaremos con un pasón rápido para tratar en el futuro de dedicarles más espacio.

Llegada de una Miss Universo a Honduras. Momento en que descendía del avión la guapa Miss Universo 1979, Maritza Sayalero. Invitada a un Miss Honduras. Su belleza contrastó con su conducta para con nuestra gente. Dejó mucho que desear y provocó un escándalo al estilo rosa de ese entonces.

COMENZANDO LOS OCHENTAS

Recordamos hoy aquel controvertido certamen de belleza, Miss Honduras 1980-81 en donde resultó ganadora la espigada Ethelvina Raudales, quien representó a la ciudad de El Progreso. En esa oportunidad Luz Ernestina Mejía, Miss Intibucá, quedó de primera princesa. Jennifer Bustillo, Miss La Ceiba, segunda princesa, Dayni Zacarro, Miss Tela, tercera princesa y Charlote Thievaud, Miss Valle de Ángeles, cuarta princesa.

De todas estas preciosas damas solo sabemos de Luz Ernestina que ahora es abogada y columnista de un diario colega. De Charlote solamente supimos que se casó con un empresario de origen alemán radicado en Honduras.

Aquí algo que generó un revuelo en aquellos años. A este certamen figuró como invitada especial Maritza Sayalero, venezolana que recién había sido coronada como Miss Universo 1979. Vino “endiosada” con el cetro. Se “agarró” con todo el que se le puso enfrente. Incluidos los periodistas que cubrieron ese evento en San Pedro Sula.

Ese año, estos titularon en sus crónicas: “Petulante, soberbia, malcriada, creída y bella”. Fueron algunos de los muchos calificativos que recibió Maritza a su llegada al aeropuerto Ramón Villeda Morales y corta estadía en esa ciudad del adelantado.

Su conducta fue noticia en aquella época, dentro del marco de los certámenes de belleza Miss Honduras. Reflejó la mala conducta de una Miss Universo en su paso por nuestro país. Aquí parte de la nota social en los periódicos de entonces.

“… Otro tanto se repitió, cuando la linda, pero pesada de Maritza Sayalero, de entrada, casi le pega a doña Margie de Dipp, abochornándola ante todos los presentes., A su bajada del avión Margie trató de ponerle un corsage. Maritza Le tiró la mano bruscamente y le dijo “¡Cuidado (¡Bitch!), que esta blusa me costó carísima en Miami!”. (¡!¿?).

“Treinteros” frente al parque Central. A un costado se ve la antigua tienda La Samaritana en cuyo exterior instalaron un aparatito de comunicación cubierto con una cajita de madera. Desde aquí se ponían de acuerdo con sus clientes vía teléfono fijo.

Y A OTRA COSA

Dentro del tutifruti de hoy. Les contamos de aquellos famosos “treinteros” que transportaban a la gente de décadas atrás. Llamados así porque solo cobraban 30 centavos la carrera a cualquier punto de la capital. Su “punto” era el parque Central.

Éramos entonces unos niños que correteábamos nuestra ingenuidad y felicidad a pesar de las limitantes de nuestras familias.

Varios lectores refieren nuevamente que ampliemos el tema. Nostálgicos de aquellos años que jamás volverán y de lo caro del valor actual de transportarse en ellos. Pero ¿cuánto valdría la gasolina en aquel entonces? Y cuánto vale hoy.

Uno de ellos cuenta que conoció a uno de los choferes famosos que los conducían. Don Armando Díaz a quien le apodaban “Manteca”. Conocimos a su familia. Junto a los “aleros” de entonces, todos cipotes, jugábamos con su hijo “Mandín” que años más tarde partió hacia Estados Unidos. Vivian en “la cuesta empedrada” camino hacia nuestro barrio El Bosque.

Precisamente escribió a través de nuestra página Web en la Internet. “Leí tu reportaje y como siempre me transportó al pasado de nuestra antigua Teguz. Recordé a cada uno de los compañeros de trabajo de mi viejo “Manteca”. Por ejemplo, a “Tasajo” y a otro que le decían “Managua”. Eran muy respetuosos.

Fíjate que ahora vivo en Long Beach, California y gracias de nuevo por tan interesantes reportajes que nos provocan nostalgia y los seguimos en LA TRIBUNA todos los hondureños que por una u otra razón vivimos ahora aquí en Estados Unidos. También te seguimos en tu retorno a la tele”.

Polvorientas. Una de calles capitalinas en un ayer. Vean “el tráfico vial” y los modelos de autos. Nada que ver con el “infierno” de ahora.

¿QUÉ SE HICIERON?

Aquellos ases del volante transportaban continuamente a los pobladores de la vieja Teguz cobrando solo 30 centavos. Eran conocidos por sus apodos. Nos cuentan que la gente -más confiada que ahora por las circunstancias- entraba rápidamente en franca camaradería con ellos.

No conociendo sus nombres de pila, se acostumbraron a identificarlos solo por: “Piturría”, “Cusuco”, “los diablos”, “Caballito”, Jimmy “El Triste”, “El Turro”, “El Chino” Alonzo, “Tripero”, “Melarita”, los hermanos de Alvino Castillo, entre otros.

Otro lector que se identifica como Frank Rodríguez: Hubo un personaje de taxis que trabajó en los “taxis Hillman” en el punto de Los Dolores. Su nombre era Roberto Flores, pero también le conocían como Roberto Galo. Creo que su apodo era “Cara de mango”.

Victor F. L. desde EUA. “Pendientes de la próxima entrega que incluya a los taxis VW que empezaron a circular a inicio de la década de los sesentas por casi 20 años. Otro lector asegura conocer a casi todos los taxistas y le pareció extraño que entre los mencionados no aparece don “Tin”, el famoso -dice- “Cutín”.

“Cuando lo volví a ver estaba enamorado de su Ford 54 en la Kennedy. En los años 50 el jefe de Tránsito fue don Gaspar Ordóñez. A “Piturría” lo mataron en octubre del 63. “El Chino” Alonzo era el inspector de Tránsito. Él probaba a los futuros choferes del punto de taxis en el parque Central. Las licencias se sacaban en el Ministerio de Gobernación.

A “Manteca” lo conocí cuando administraba los buses “Gema María”. De los “Treinteros” me acuerdo que los primeros fueron unos carros marca “Hillman “y “Cónsul”. Después todo mundo “treinteaba”. No se necesitaba permiso ni número…”.

Otra flotilla. “Treinteros” apostados esperando a clientes y conducirlos a sus destinos por las descongestionadas calles de entonces.

LOS TAXIS “DE PUNTO”

Ahí estaban los Ford, Chevrolet, Studebaker, Lincoln, Exes Super Six, que después lo absorbió la fábrica Hudson.

La forma de operar era la siguiente. Los choferes esperaban la llamada de clientes. A unos pasos de donde dejaban aparcadas sus unidades en el parque Central, contaban con un teléfono fijo envuelto en una cajita de madera.

Ni pensar en recurrir -como ahora- a un celular, incluso algunos ni vivieron para conocerlos. Todo cerca de tienda La Samaritana de don Santos Soto.

En diferentes sitios de la capital los capitalinos encontraban este servicio de transporte. Describen que eran muy seguros. Que los choferes lucían bien vestidos, amables y respetuosos. Mantenían con sus clientes una cercanía fraterna. Muy distante de lo que ocurre ahora, como saben.

Los de “punto” se encontraban, aparte del parque Central, en el parque La Libertad de Comayagüela. También enfrente del parque Herrera, en Los Dolores y frente a aquel “Salón Verde”, precisamente cara a cara con la tienda Alix E. Garnier (hoy aquí un supermercado). Contiguo a la vieja casona donde funcionó el antiguo Jardín de Italia, hoy zona peatonal.

De aquellos buenos años… como ha pasado el tiempo. Con nosotros ha estado atenta doña nostalgia. Pero por hoy hasta aquí. Hemos dejado otra HUELLA imborrable en el pedregoso camino de un ya largo trajinar. Así pasó…

Emblemática tienda de un ayer, Alix E Garnier en el centro capitalino. Hoy un supermercado. Cuentan que por aquí se aparcaban los llamados “taxis de punto”.

Que Dios nos cuide a todos.

(Comentarios y más a mi correo: [email protected]. Y en mi muro en FB. Carlos Arturo Matute)

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