“EL ALMA DE LAS NACIONES… Y LAS VACUNAS”

ZV
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24 de abril de 2021
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12:44 am
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“EL ALMA DE LAS NACIONES… Y LAS VACUNAS”

EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS

LA embajadora de Estados Unidos ante la ONU –en una conferencia organizada por su misión y la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios– expuso “que este año “millones de familias simplemente no serán capaces de alimentarse” en Honduras, Guatemala y El Salvador y por lo tanto pidió “hacer más” para acabar con las condiciones de pobreza de los centroamericanos”. “Eso es una crisis humanitaria –agregó– y cuando nuestros amigos y vecinos están en crisis les ayudamos”. La embajadora dijo que “tradicionalmente los programas de ayuda al Hemisferio Oeste han sido poco financiados en comparación con programas de emergencia para otras regiones y que llegó el momento de que distintos estados, la ONU, bancos multilaterales y el sector privado enfoquen su atención en Centroamérica y fomenten el desarrollo”. Participaron también en el foro virtual los representantes de misiones de las naciones del Triángulo Norte.

En el turno de hacer uso de la palabra la embajadora de Honduras en Naciones Unidas expuso sobre la calamidad provocada por la pandemia y las dos tormentas tropicales que azotaron el país. Razonando que “los niños son los más afectados por los desastres”. “Las familias que perdieron sus hogares fueron trasladadas a refugios”. “Un gran número de niños continúa en riesgo, viviendo en condiciones insalubres, con fuentes de agua sucias, vulnerables a la desnutrición”. “Muchos niños continúan experimentando condiciones adversas que afectan su bienestar físico y mental”. “En estas situaciones –agregó– es imperativo que la asistencia humanitaria esté disponible de manera que garantice los derechos del niño y su protección”. “Se ocupa de intervenciones sostenibles que apoyen las capacidades locales y atiendan los efectos a largo plazo”. “La comunidad internacional puede marcar la diferencia y desempeñar un papel clave en la recuperación y el restablecimiento de Honduras”. “Entre las prioridades de Honduras, el urgente acceso igualitario a las herramientas médicas; vacunas seguras y confiables para hacerlas disponibles a toda la población”. Reclamó lo que ya, a vista de todos, es una grosería evidente: “Son inocultables las desigualdades en la asignación de las dosis necesarias de vacunas por parte del sistema multilateral”. Y abordó el espinoso tema de los inevitables flujos migratorios instigados por precarias condiciones de vida –mejor diríamos de subsistencia– en los países de origen: “La clave para la recuperación del país depende de políticas migratorias constructivas y humanitarias”.

“De inversión e innovación frente a las iniciativas de la reconstrucción”. “De acciones coordinadas y colectivas que permitan mitigar los impactos ambientales y el cambio climático”. Una última reflexión buscando revertir la tendencia al aislamiento, las actitudes del egoísmo individualista y un llamado al diálogo y a la cooperación: “El alma de las naciones se expresa con muestras de solidaridad, convertida en compromisos destinados a elevar la dignidad del ser humano”. “¿Qué se puede hacer para responder mejor a las crisis? Una forma sería consultar en el terreno de los hechos a las personas afectadas”. “Confiando que las personas son sabias y saben lo que mejor funciona en sus propias vidas”. “Al coordinar eficazmente los esfuerzos humanitarios, solo un diálogo consecuente, constante e inclusivo, puede ofrecer visión y respuestas que conduzcan a acciones conjuntas y ampliar los criterios de lo que puede funcionar para todos”.

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