Por: Mario E. Fumero
Existe una campaña a nivel mundial para tratar de imponer, como medida preventiva para la covid-19, una vacuna, ya que esta pandemia pone en peligro la economía mundial. Es tan fuerte la presión para expandir la vacunación, que todas las voces discordantes a esta vacuna han sido silenciadas, muchos científicos y expertos en la materia contrarió esta vacuna, son satanizados y conducidos al ostracismo, por el simple hecho de afirmar que la misma no es una vacuna, sino un experimento genético.
Analicemos los argumentos que presentan los opositores a las vacunas. En primer lugar, estos afirman categóricamente que las mismas no es una vacuna, porque científicamente una vacuna está hecha con el virus atenuado de una enfermedad producida con toxoides, bacterias o virus, para que el cuerpo desarrolle defensa contra dicha enfermedad, pero todos los expertos coinciden en que la vacuna de la covid-19 no está diseñada con el virus, si no con una manipulación genética del ARNm que obliga al cuerpo a fabricar anticuerpos de forma inducida.
Este procedimiento, al catalogarse de emergencia, por la rápida expansión del virus, y poner en riesgo la economía mundial, no ha cumplido las pautas científicas de verificación de las consecuencias a largo plazo, y en tiempo récord se está imponiendo a nivel mundial como una emergencia sanitaria de forma impositiva y a través de varios laboratorios que han encontrado en ello una mina de oro.
Es posible que este tratamiento llamado vacuna pueda funcionar, y frenar la expansión de la covid-19, pero no se sabe a ciencia cierta las consecuencias que dicha supuesta vacuna puede ocasionar a largo plazo, por lo que algunos científicos consideran que se están usando a los seres humanos como conejillos de india para un experimento cuyo final se desconoce. Otros defienden la vacuna como la única alternativa para detener esta pandemia, que agobia a los gobiernos.
Cada persona tiene que decidir si se vacuna o no, con una vacuna que no es vacuna sino una manipulación genética. Tristemente el coronavirus ha dado lugar a una dictadura con matices científicos, que nos ha anulado muchas libertades, y nos ha sumido en la pobreza, llevando a la quiebra a muchas empresas y personas, y lo peor de todo, no solo nos impuso la mascarilla y el distanciamiento social, como una opción de prevención, lo cual es valedero, sino que han silenciado a todos aquellos que piensan diferente.
Podrá la vacunación masiva salvar a la humanidad de una gran mortandad, o también podrá originar otro tipo de muerte, no obstante, cada ser humano tiene el derecho de decidir qué hacer al respecto, considerando que cuidarse del contagio es la mejor forma de sobrevivir más que confiar en una vacuna que nos mantiene con mascarilla, distanciados y no da una plena seguridad de protección, y lo peor de todo, si los laboratorios se equivocasen, no hay derecho a demandarles, ni a reclamar nada, algo absurdo pero forma parte del protocolo de emergencia establecido por la OMS.
La forma en que se desencadenó esta pandemia ha dado lugar a muchas teorías de conspiraciones o reducción de la población mundial, pero la realidad que tenemos por delante es que estamos llevando a la humanidad a una terrible disyuntiva, donde se está buscando la forma de sobrevivir a la más aguda crisis sanitaria de los últimos 100 años, y la cual pone en peligro la estabilidad de la economía mundial, abriendo la puerta para el cumplimiento profético de Apocalipsis 13:17-19 donde se nos habla de un control absoluto de las personas. El tiempo nos dirá cuál de todas estas teorías es la falsa y cuál es la verdadera, por lo pronto, cuidémonos del contagio, y mantengamos nuestras defensas inmunológicas en condiciones óptimas.
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