Por: Eduardo Enrique Fuentes Cálix
Máster en Gobierno & Administración Pública y catedrático universitario.
Con la publicación en el Diario Oficial La Gaceta de la declaratoria oficial de resultados electorales, se da por culminado el proceso de elecciones primarias 2021, un proceso bastante particular, que se desarrolló en medio de una pandemia y en el marco de un nuevo orden institucional en materia electoral, en el que el Consejo Nacional Electoral se estrenó como ente rector de los procesos electorales en Honduras.
Como todo proceso electoral, estas elecciones deben generar una obligatoria, profunda y sincera reflexión en todos sus actores: la institucionalidad electoral, los partidos políticos y la ciudadanía en general.
Con base en ello, se debe trabajar de cara al proceso de elecciones generales, que por mandato constitucional se celebrarán en noviembre próximo.
Toda reflexión debe estar enmarcada en la autocrítica y en sentido de identificar los aciertos para potenciarlos; pero también hacer hincapié en aquellos aspectos que no fueron acertados, y de esa manera continuar en el proceso de fortalecimiento de la calidad democrática en Honduras.
En ese orden de ideas se exponen algunas de las lecciones aprendidas que dejaron el proceso de elecciones primarias celebrado el pasado 14 de marzo:
1. Los retos de la democracia en medio de una crisis sanitaria:
La propagación de la pandemia de la covid-19 continúa su curso, las actividades de toda sociedad deben adaptarse a estos efectos y los ejercicios democráticos y las campañas políticas electorales no son la excepción. Asumiendo una responsabilidad compartida pero diferenciada entre cada ciudadano y el Estado en generar el equilibrio al derecho universal a la salud y el derecho político de elegir y ser electo. ¡La democracia no está en cuarentena!
2. El fortalecimiento institucional de los partidos políticos debe ser una prioridad.
Los partidos políticos como instituciones de derecho público permanente, deben fortalecer con el apoyo del organismo electoral su institucionalidad. Operativizar sus estructuras nacionales, departamentales y municipales debe ser obligatorio para todas las instituciones políticas y en especial aquellas denominadas “grandes”. De esa forma se evitará en gran medida las anomalías y denuncias de los hechos que suceden en las mesas electorales el día “E”, y con ello se incrementará la confianza en los resultados electorales.
3. La tecnología debe de ser un bastión en todo proceso electoral.
Sin duda alguna, uno de los aspectos más custionables del pasado proceso electoral primario fue el retroceso tecnológico que este significó. Realizar elecciones sin un sistema de transmisión de datos que permita a la población tener resultados preliminares oficiales el día de la elección es un hecho que bajo ninguna circunstancia se puede permitir. La población hondureña demanda credibilidad en los resultados electorales en las próximas elecciones generales y esto pasa en gran medida por un sistema robusto e integral en lo relativo a la transmisión de datos, escrutinio definitivo y divulgación final de resultados.
4. Los organismos electorales si bien son integrados por ciudadanos pertenecientes a partidos políticos, deben de mantener su imparcialidad en todo momento como auténticos “árbitros electorales”.
El fortalecimiento de la calidad democrática debe ir de la mano con la implementación de criterios técnicos electorales a lo interno de estos organismos. La politización de estos entes, lejos de generar confianza generan incertidumbre y hacen que el ciudadano cada vez pierda uno de los elementos esenciales de la democracia: el sentido de pertenencia con los procesos electorales.
Estas reflexiones rescatan de manera sucinta algunos de los aspectos que sin duda deben de ser abordados de manera concienzuda para que el próximo proceso de elecciones generales de una pauta de paz a nuestro país y abonen a la construcción y la visión del país que los buenos hondureños anhelan.
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