Los outsider no respetan las instituciones y la democracia

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26 de abril de 2021
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12:01 am
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Los outsider no respetan las instituciones y la democracia

Por: José Rolando Sarmiento Rosales
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Pese a nuestro empirismo en el conocimiento de la ciencia política y el fenómeno del bipartidismo en el caso del mundo y Honduras, que al parecer tiende a desaparecer, con el surgimiento de nuevas fuerzas y partidos que han logrado inscribirse legalmente para su participación en los comicios electorales, percibimos que la polarización más que por cuestiones ideológicas, se debe a grupos de aspirantes a cargos de elección popular que no lo han logrado en sus propias instituciones, es decir, los originales Partidos Liberal y Nacional, o en el caso del Partido Libre, donde el minoritario grupo de la izquierda que participó el gobierno del presidente José Manuel Zelaya Rosales, electo por el Partido Liberal, se fundieron con el mayoritario grupo de liberales, que disintieron de su original militancia, y se unieron al nuevo partido, con una mezcla de aspiraciones políticas, que han dado muestras de inconformidad ante la dirigencia nacional, al ver frustradas sus aspiraciones a la Presidencia de la República, Congreso Nacional y Corporaciones Municipales.

En el caso de la verdadera izquierda marxista y revolucionaria, su Partido Unificación Democrática se ha visto reducido en su participación al Congreso Nacional, al igual que el PINU y la Democracia Cristiana, que gracias a lo estipulado en la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas, les ha venido permitiendo participar en el antiguo Tribunal Nacional de Elecciones y otros organismos del Estado, pero que actualmente se le han concedido a la militancia de Libre, por la mayor cantidad de votos logrados en las dos últimas elecciones generales.

A propósito de polarización, de fuerzas emergentes, o socialistas como la del siglo veintiuno, impulsada por los petrodólares venezolanos, que aquí en Honduras anida en un sector de Libre, los que no son originalmente liberales, y peor aún de los ahora calificados “outsider”, acudimos a algunos conceptos vertidos por el politólogo norteamericano, el profesor de la Universidad de Harvard Steven Levitsky, quien ha pasado su carrera académica enseñando Ciencias Políticas con foco en América Latina, es categórico sobre el panorama en la región.

“Hay un bajo nivel de confianza en la democracia asegura”. Para Levitsky, que ha pasado las últimas décadas investigando partidos, autoritarismo, democracia e instituciones en América Latina, expresa que quienes hablan de ola autoritaria en la región exageran. Pero el académico, sin embargo, reconoce riesgos en algunos países por la fragmentación política y la crisis de partidos. Steven Levitsky, dice que la crisis de partidos favorece a los outsiders que no respetan las instituciones y la democracia.

Creo que los años que vienen van a ser años difíciles, las democracias siempre corren peligro en épocas de crisis económicas. Me parece que se viene una época de mucha dificultad fiscal, mucha dificultad económica, en lo cual algunos de los avances sociales de las últimas décadas pueden correr riesgos. Los gobiernos simplemente no van a tener dinero, y en sociedades tan desiguales como las de América Latina se va a debilitar aún más la confianza pública en la democracia, que es muy baja.

Para mí el problema principal en casi todas las democracias de la región (Chile, Uruguay y Costa Rica son excepciones) es que son Estados débiles que no funcionan bien. Es súper difícil gobernar con un Estado débil como en Perú, Guatemala, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Honduras. Es muy difícil cobrar impuestos, implementar políticas sociales, controlar la corrupción, mantener la seguridad pública, y la gente se harta. Aunque el gobierno esté bien intencionado, con un Estado débil es súper difícil gobernar.

Ahora que la democracia se muere a través de gobiernos electos es muy importante poder identificar a los autoritarios potenciales antes de que sean elegidos. “Es un proceso lento, a veces los ciudadanos no se dan cuenta de los cambios, no se dan cuenta de que están perdiendo su democracia porque el gobierno es un gobierno elegido, no hay tanques, no hay juntas (militares). Un candidato que sugiere que no va a seguir las reglas del juego democrático y que rechaza desde el principio ciertas reglas del juego democrático.

Otro (indicador) es cuando un candidato niega la legitimidad de su rival, que dice que su rival no es alguien con el que está en desacuerdo políticamente, sino que lo trata de enemigo, subversivo, un terrorista, es decir, niega la legitimidad de su rival. Tercer (indicador), promover la violencia, aunque fuera de una manera sutil. Un político que no denuncia siempre la violencia política es un peligro. Y finalmente un gobierno que amenaza con quitar ciertos derechos civiles, por ejemplo, a los medios o que va a demandar a los medios, también es una amenaza, es un indicador. Cualquier candidato que cruza uno de esos cuatro indicadores es, en mi opinión, un peligro para la democracia”.

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