Nery Alexis Gaitán
De momento están de moda posibles alianzas en el campo político. La oposición, incapaz de llegar al poder por sus propios partidos de forma individual, desea crear una alianza para enfrentar en las urnas a los nacionalistas. Y es que los opositores, alejados del pueblo y sus necesidades, están de capa caída porque han perdido la confianza de los electores.
Aunque esa alianza está en veremos, ya que ninguno de los candidatos desea ceder sus pretensiones presidenciales. El candidato liberal, con un pasado presidiario, ha manifestado que no renunciará a sus intenciones de encabezar la alianza, avisando desde ya que no está dispuesto a negociar nada.
El dueño del Partido Libre, Manuel Zelaya, que quiere volver a desgobernar el país, fue muy claro al enfatizar que no está dispuesto a ceder la cabeza, es decir, la candidatura presidencial. Y que no hará ninguna alianza con Rosenthal; al menos es lo último que ha dicho, pero es tan inconstante que cambia de parecer de acuerdo al interés del momento. Y nos referimos a él porque la candidata presidencial, su señora, que no entiende el trámite de la política, ni siquiera aparece para dar una simple declaración.
En cuanto a Salvador Nasralla, emitió un comunicado donde dejó en claro que no hará alianza política con el candidato del Partido Liberal, Yani Rosenthal, ni con la candidata y coordinador del Partido Libertad y Refundación (Libre), Xiomara Castro y Manuel Zelaya, respectivamente. El Arlequín Empolvado se siente un candidato muy fuerte y según él tiene el respaldo del 70% del electorado, aunque la realidad es otra, de fracaso, que él es incapaz de ver por su infinita soberbia.
Los demás candidatos de los partidos minoritarios no hacen ninguna diferencia si buscan alianzas o no. Su caudal de votos es insignificante. Solo los tres candidatos que hemos mencionado podrían hacer una alianza significativa, pero a todas luces se percibe que no desean ceder su candidatura y que lo único que les importa son sus intereses personales y de grupo. Una alianza por el bienestar de los pobres no existe en ellos.
Honduras necesita otro tipo de alianza, una real y verdadera que tenga como fin primordial el bienestar de todos los hondureños. Los políticos, de todos los partidos, si en realidad estuvieran interesados en el mejoramiento de la calidad de vida de los pobres, actuaran de forma diferente.
Ellos deberían ser ejemplo de rectitud y honestidad. Y todos sus actos deberían estar encaminados a solucionar los graves problemas que el país enfrenta. Así se mejorarían inmediatamente las condiciones de vida de los más necesitados. El impacto en la salud y la educación sería sorprendente y la prosperidad de todos estaría a la vuelta de la esquina, y no como ahora que es inaccesible para los pobres, quienes sufren mil y una amarguras cada día de su vida.
Honduras necesita una alianza de todos sus hijos, que trabajando por el bien común, se dediquen a sacar adelante, con un trabajo honesto, a sus familias. Que se esfuercen a trabajar por el bienestar común para que el país prospere como debe ser.
Es indignante que aquí todo pasa sin que pase nada, la corrupción campea por todos lados; y cada vez el país se hunde en una miseria inhumana, a vista y paciencia de todos y a nadie parece importarle. La pobreza, producida por la corrupción, es responsabilidad de los políticos.
Ahora que los líderes de la oposición, por intereses políticos exclusivamente, andan en busca de una alianza, nos preguntamos: ¿servirá de algo para los pobres? ¿Esa alianza opositora tiene como propósito el bienestar común? ¿Es una alianza donde impera la honestidad? A todas luces la respuesta es no.
Los hondureños debemos exigirles cuentas a los políticos deshonestos que tienen al país en la bancarrota.
