El opositor sin oposición

MA
/
28 de abril de 2021
/
01:31 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
El opositor sin oposición

Rafael Jerez Moreno
Twitter: @RafaJerezHn

Sin necesidad de remitirnos a los resultados de las elecciones primarias, que en sí mismos son cuestionables en cuanto a la veracidad y exactitud de los votos tomados como válidos, a ninguno le cabe la menor duda que los opositores somos mayoría en el país. Pero, el devenir de los hechos da cuenta que eso probablemente no se traducirá en simpatía por una candidatura de la oposición política. Sí, el divide y vencerás es una agenda permanente del oficialismo, pero también a lo interno de la oposición.

Muchos han cometido el error de creer que la simple suma de dos o tres candidaturas de diferentes partidos políticos es suficiente para captar el respaldo ciudadano y derrotar al Partido Nacional. En este punto es cuando la diferenciación entre candidatura y liderazgo debe aparecer. Un candidato presidencial no puede ser considerado automáticamente un líder. Cuando una hoja de vida es manchada por la corrupción, no hay cantidad de votos que legitimen lo que su trayectoria deslegitimó para salvaguardar la investidura presidencial. Una alianza opositora no se fortalece solo por partidos o candidatos, sino también por confianza, coherencia y legitimidad en sus liderazgos.

Tampoco se puede olvidar que hay un contrincante en el otro lado del escenario político. Un Partido Nacional con once años en el poder no solo se ha desgastado por la corrupción y el narcotráfico, también aprendió a afianzarse en el sistema y a cultivar una militancia disciplinada y consciente de que su sobrevivencia política inmediata y las prebendas que el poder le provee solamente las conservará con “cuatro años más”, cueste lo que cueste. La corrupción viola derechos humanos y degenera el funcionamiento del Estado, sin embargo, no solo se ha penetrado en la clase política, sino también en una parte de la sociedad que relativiza los grandes casos de corrupción, antepone la empatía al corrupto sobre la justicia y, en ocasiones, no tiene problema en formar parte de las estructuras clientelistas. Lastimosamente esto no solo ocurre en el oficialismo, también en una parte de la oposición.

Así las cosas, el opositor no solo se enfrentará a la posibilidad latente que el oficialismo continúe siéndolo, sino a una oposición política en la que sí hay liderazgos honestos y capaces en todos los niveles electivos, pero que también se enfrentan a estructuras internas que prefieren conservar su cuota de poder que les será muy útil en la integración de la nueva Corte Suprema de Justicia y del Ministerio Público, a impulsar una verdadera opción de cambio para el sistema político. La democracia electoral está lejos de ser perfecta, pero ceder terreno no es la respuesta, participar y respaldar liderazgos genuinos y coherentes es parte de nuestra responsabilidad si no queremos solamente la alternancia en el poder, sino también la reconstrucción del sistema democrático hondureño.

Más de Columnistas
Lo Más Visto