PERO QUE VENGAN

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28 de abril de 2021
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12:25 am
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PERO QUE VENGAN

UNAS de cal y otras de arena. La alentadora es un boletín informativo de la Casa Blanca. “A la luz de la terrible situación y el agudo sufrimiento que enfrentan millones de personas en El Salvador, Guatemala y Honduras, la vicepresidente Harris anunció $310 millones adicionales en apoyo del gobierno de los Estados Unidos para ayuda humanitaria y para abordar la inseguridad alimentaria”. De lo anterior $104 millones son recursos del Departamento de Estado de EE. UU. “para satisfacer las necesidades inmediatas de seguridad y protección de refugiados, solicitantes de asilo, desplazados internos y otras poblaciones vulnerables de la región”. La mala noticia es que las vacunas ofrecidas por la OPS –apenas entregaron un primer lote incompleto– sufrirán otro retraso. El Serum Institute of India, que suministra las vacunas a la COVAX, ha suspendido las entregas. A consecuencia de la segunda devastadora ola del coronavirus en la India está dando prioridad a los nacionales.

No hay vuelta de hoja. Entre fabricar vacunas ajenas o atender la necesidad de los suyos, el mayor fabricante de vacunas del mundo ha decidido romper los compromisos de entrega a la OMS y abastecer las necesidades de sus compatriotas. Las multilaterales sanitarias ya notificaron a estos pintorescos paisajes acabados la suspensión de entregas programadas. De esto hay que enterarse por las noticias internacionales que trascienden, ya que los representantes locales de esos organismos sanitarios aplican la política del silencio. Muy poca información transmiten a la opinión pública. Así que, de momento, y a saber hasta cuando, olvídense de la AstraZeneca. A no ser que resulten mandando aquí los frascos que, por alguno u otro motivo, decidieron no aplicar en otros países. En esto del suministro de vacunas no atinó la sentencia bíblica que “los últimos serán los primeros”. Quedamos en la cola de la cola. Aunque haciendo un ligero juego de palabras, los últimos contactados –y los que menos se esperaba– fueron los primeros en entregar. Será con la rusa que se iniciará la campaña extensiva de vacunación. En la medida que vaya agarrando envión la inmunización, muchos sectores de la población van a recordar que fue con la Sputnik V que se inocularon. A no ser que los negociadores oficiales cierren contrato con la farmacéutica estadounidense que suministra la Pfizer. (Haciendo uso, quizás de fondos prestados. A la parsimoniosa burocracia internacional hasta ahora se le ocurre que el país urgía de financiamiento para comprar vacunas).

Algún interés de los aliados tradicionales debería haber en que se lleve a cabo la adquisición de la Pfizer. Esto de la vacunación –en esta época de terrible calamidad doméstica– mueve todas las sensitivas fibras emocionales. Los directivos del Cohep también andan en procura de las vacunas. Recién viajaron a los Estados Unidos a contactar varios proveedores. Pero allá se enteraron de impedimentos legales que imposibilitan el suministro de vacunas a particulares. Sin embargo, como el interés de la cúpula empresarial ha sido obtener vacunas para suministrar a los trabajadores de sus empresas asociadas, sopesan la conveniencia de adquirir la Pfizer. Ello sería obteniendo una parte, con el pago correspondiente, de la cuota que la farmacéutica asignaría al Estado de Honduras. Se consigan como se consigan, las traiga quien las traiga, pero que vengan. Hay urgencia que, de una vez por todas, inicie la vacunación masiva.

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