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4 de mayo de 2021
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Independencia y recuperación patria

Abog. Octavio Pineda Espinoza(*)

La Asociación de Funerarias de Honduras, que, no es creo, sucursal de ningún partido político, reportó que para finales del año 2020 el país había tenido 10 mil decesos a causa de la covid-19, las mediciones internacionales nos ponen como el país de Latinoamérica en donde menos vacunas se han aplicado, las últimas informaciones dizque oficiales, aunque ya nadie las cree, por lo que, el número posiblemente sea mayor, han tenido que reconocer que mueren en Honduras 100 personas diarias por este virus mortífero y día con día, los hondureños vivimos entre todas nuestras crisis, la crisis adicional de tener que perder diario, a un familiar, a otros seres queridos, exnovias, esposas, esposos, hijos, hermanos o hermanas, a un amigo o una amiga, a un o una colega, a una persona conocida, a un exmaestro o maestra, a un excompañero o compañera, a un correligionario o correligionaria, al familiar de alguien que apreciamos, alguna persona que por algún motivo conocimos alguna vez, a quien le guardamos aprecio por un consejo, por un favor, por una muestra de solidaridad para con nosotros, para alguien que mostró algo de humanidad con uno o con cualquier otro u otra.

Hemos estado encerrados en Honduras en una disputa electoral creada por el gobernante ilegítimo, sin duda a propósito por varios motivos: porque no quiere que le recuerden al hermano, condenado igual que al Chapo Guzmán, porque siente que el cerco se le cierra alrededor de su impuro cuello, porque quiere evitar que hablemos de las fallas de 12 años oscuros de dirección de su partido, el Partido Nacional de Honduras, que ya sea con él o con quien le precedió, abrió indudablemente las puertas al tráfico internacional de la droga, al lavado de activos, la corrupción rampante, que se come 60 mil millones de lempiras al año, la impunidad fétida y descarada de funcionarios de gobierno de toda categoría, de diputados al Congreso Nacional, en especial aquellos que votaron por el Código de la Impunidad, por sacar a la Maccih de Honduras, por privatizar la salud, la ENEE y que ahora como mastines van con apetito voraz, tras los fondos de pensiones de los trabajadores, quizás porque en la anarquía generada desde casa de gobierno, pretenden que se nos olvide la cara humana de todo este conflicto que comenzó con la ruptura del orden constitucional.

No hay duda que todos hemos sido parte de ese circo, que cual romanos, hemos hecho parte de lo que Mario Vargas Llosa llama “La civilización del espectáculo”, eso sí, a diferencia de los inventores del Derecho que daban “pan y circo”, aquí la tónica es darnos circo, uno diario, sin pan, pero que lleve nuestras mentes, nuestros corazones y nuestros espíritus a olvidar lo más importante, lo que dice nuestra Constitución, nuestras leyes, nuestros principios más básicos, más elementales, “que el fin teleológico de la sociedad, del Estado, del gobierno y del Derecho es, y debe ser: la persona humana”; olvidamos fácilmente que hay doctores, enfermeras, paramédicos, bomberos, los que responden primero, que mueren cotidianamente por cumplir con su labor hipocrática, con su labor social, con su finalidad altruista de proteger a los demás, nos olvidamos que mueren ancianos y ancianas, niños y niñas, en fin, seres humanos todos los días porque no hemos sido, lo suficientemente valientes para hacer un cambio, y cada quien puede buscar una excusa para justificarse, pero como dice una canción que me gusta: “es maldita(o) la maestra(o) y maldito el aprendiz”, los que gobiernan tienen la mayor responsabilidad por corruptos, impunes, por gobernar sin ética y sin principios pero el resto somos responsables por no quitarlos, juzgarlos y condenarlos.

Así que, si la política, los intereses creados, las aspiraciones, los objetivos, las vanidades, los egos, los planes, las buenas intenciones, la nobleza, la ética, el honor, la tradición, los principios, los estatutos, los acuerdos, las alianzas, las coaliciones, los problemas, la pobreza, la resistencia al abuso, la necesidad, la solidaridad, el altruismo, las ventajas comparativas, la inteligencia emocional y todos los adjetivos que nos quieran agregar no nos unen, que nos unan esas 100 muertes diarias por la covid-19, ya sea por las faltas del maldito gobierno, por las faltas de los que hacen las reglas o por las faltas de los mismos ciudadanos que no tienen en nadie el liderazgo que les haga entender, lo peligroso de no cumplir las medidas de bioseguridad, porque estamos perdiendo a diario gente valiosa para este país, para nuestras familias, para nuestro tejido social, para nuestras instituciones, para nuestro pasado, para nuestro presente y para nuestro futuro. Mi oración y mi pésame, para todos aquellos que han perdido a alguien por esta enfermedad mal administrada. Cambiemos a Honduras pronto!

(*)Catedrático universitario. Secretario General del Partido Liberal de Honduras.

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