Pandemia desata ola de estrés entre menores y adultos

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10 de mayo de 2021
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05:10 am
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Pandemia desata ola de estrés entre menores y adultos

El nuevo coronavirus vino de golpe a trastocar la vida rutinaria de las personas.

Ansiedad, nerviosismo, preocupación, temor, miedo, angustia, depresión, fastidio, cansancio e incertidumbre, son algunas de las manifestaciones anímicas, emocionales y espirituales que la pandemia del COVID-19 ha generado en la vida de las personas, indistintamente de su edad, condición económica, política, social, cultural e intelectual.

El nuevo coronavirus vino de golpe a trastocar la vida rutinaria de más de 7,000 millones de personas que habitan el globo terráqueo, cuando en diciembre de 2019, autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaron al mundo sobre esta enfermedad, tras haber identificado los primeros casos en la ciudad china de Wuhan y hasta la fecha se desconoce con certeza su origen.

Datos oficiales revelan que en Honduras más de 5,000 compatriotas han muerto a causa de esta pandemia, cifra que para la Asociación de Funerarias del país se queda corta, pues de acuerdo a esta entidad, la cantidad de ciudadanos fallecidos supera los 12,000.

CAMBIO BRUSCO

La vida rutinaria de niños, jóvenes, adolescentes, adultos y personas de la tercera edad, ya no es igual, todo ha cambiado; por varios meses se estuvo en confinamiento, encerrados en cuatro paredes, las salidas fueron restringidas, como si estuviéramos en una guerra, protegiéndonos de un enemigo silencioso.

Luis Carlos Oyuela, estudiante capitalino de 16 años, que cursa el décimo grado, comentó que lo más difícil en esta pandemia ha sido “no poder estar juntos con toda la familia, reunidos en eventos que antes se hacían rutinariamente y ver personas conocidas que han muerto a causa del virus”.

A la memoria del joven Oyuela vienen recuerdos nostálgicos, de poder jugar fútbol y compartir con sus compañeros de colegio, “sin necesidad de usar la mascarilla”.

A la problemática ahora también se suman las presiones del teletrabajo entre los adultos y las clases “online” que reciben los escolares, colegiales y universitarios, para evitar la modalidad presencial y posibles contagios del virus.

Iveth Mary Asfura Solano: “Una despersonalización de las relaciones sociales”.

Al consultarle a la psicoterapeuta, Ivette Mary Asfura Solano, sobre el impacto emocional que ha provocado el nuevo coronavirus en la vida de niños y adolescentes, comentó que el problema más grave “es que los niños no han podido convivir con sus iguales, ni con figuras de autoridad externas, como sus maestros, esto genera un sentido de despersonalización de las relaciones sociales”.

Destacó que “las normas de convivencia actuales se han limitado a exigir cámaras encendidas y micrófonos apagados, pero todos sabemos que si fueran las únicas dos normas en un aula de clase estaría muy limitado”.

Agregó que esta situación genera “desánimo, parsimonia y un sentimiento generalizado de aislamiento. Hay niños que ya tuvieron que aprobar todo el primer grado; bajo estos términos, las investigaciones futuras tendrán que determinar el impacto de perderse la parte social, pero en salud mental estamos considerando que dificultará la interacción con las personas”.

Roger Martínez: “Importante hablar con alguien que transmita serenidad y paz”.

ANCIANOS VULNERABLES

Otro segmento de la población severamente afectado por la pandemia, son las personas de la tercera edad, quienes por su condición física se vuelven un grupo vulnerable, que merecen especial atención y cuidados.

Para el consejero matrimonial y familiar, Roger Martínez, con los ancianos se debe “actuar con prudencia, no ponerlos en riesgo, mantener la distancia física, en caso de que otros miembros de la familia deban trabajar o desarrollar actividades fuera del hogar”.

Bajo este contexto el licenciado Martínez, aconsejó “entender que la enfermedad es prevenible, que se deben seguir las medidas de precaución y que, de esa manera, no vamos a padecerla y, sobre todo, hablar con alguien que transmita serenidad y paz”.

Con la pandemia, las familias han estado sometidas a distintas presiones, las denuncias de agresiones físicas y emocionales entre cónyuges e hijos, se agravan por la pérdida de empleos y el consumo de bebidas alcohólicas y otro tipo de drogas se han exacerbado, generando un clima de intranquilidad y nerviosismo al interior de muchos hogares, donde los hijos son los más afectados, al ver comportamientos de agresividad y violencia, entre sus progenitores.

(Colaboración: José Víctor Agüero Aguilar)

Mario Fumero: “Depresión, angustia y desesperación están haciendo mella”.

PASTOR MARIO FUMERO:
La Biblia pronostica tiempos difíciles

Para el pastor y escritor Mario Fumero, asesor y fundador de las Brigadas de Amor Cristiano, el COVID-19 representa una oportunidad para comprender que “somos vulnerables, que la condición de Honduras, en el aspecto de la corrupción, es terrible y la pandemia evidencia esto…”.

El reverendo Fumero destacó que “la Biblia pronostica tiempos difíciles, en Mateo 24:7 y Apocalipsis 6:8, se expone que la tierra sufriría de grandes plagas, y como consecuencia de estos fenómenos, el 25 por ciento de la población mundial moriría”.

Asimismo, el pastor Fumero consideró que esta pandemia “ha dado lugar a un control absoluto de los derechos individuales, lo cual algunos interpretan como el cumplimiento del sello de la bestia relatado en el libro de Apocalipsis 13:17, donde nadie podría actuar sin una marca, existiendo un control de todas las libertades individuales”.

Ante este escenario apocalíptico que se cierne sobre la humanidad y el papel de la Iglesia, Fumero cuestionó que la “Iglesia no ha estado preparada para enfrentar estas crisis…”.

“Muchos líderes religiosos se han preocupado más de la teología de la prosperidad y de la alianza con los políticos y poderes dominantes, que preparar a los feligreses para subsistir en situaciones adversas, como indica la palabra de Dios que ocurriría en los últimos tiempos”, señaló.

También indicó que “ante la imposibilidad de congregarse físicamente, y al no tener una base sólida del conocimiento de la palabra de Dios, la depresión, angustia y desesperación están haciendo mella en la salud de muchas personas, debilitando sus defensas inmunológicas, dando lugar a la posibilidad de un deterioro de su salud física”.

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