Un homenaje al amigo Ronald Vallejo

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12 de mayo de 2021
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12:41 am
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Un homenaje al amigo Ronald Vallejo

Óscar Lanza Rosales
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Falleció en esta capital de covid-19, Ronald Vallejo, que ha dejado gran consternación a sus familiares, amigos y todos los que lo conocieron en el campo de la aviación, donde se desempeñó con excelencia como mecánico e ingeniero de vuelo, de la fenecida TAN-SAHSA, TACA y otras líneas aéreas.
Se casó dos veces, y actualmente había formado otra familia, habiendo procreado ocho hijos, de los que sobreviven siete, y a quienes entregó todo su cariño, una de las grandes cualidades de Ronald, de ser un buen padre, hijo, hermano, tío y amigo.

Dice Sarita Guerra -su segunda esposa y de quien estaba separado- que, tanto a sus hijos como a sus nietos, los ha afectado mucho. César confesó que se le había muerto su mejor amigo. Edgardo que es piloto, que trabaja en una línea de Taiwán, le escribió un bello mensaje en Facebook: “Me enseñaste a que hay un millón de formas para ser un buen padre, pero una sola para ser el mejor y aparentar serlo; que si vas a hacer las cosas hay que hacerlas bien sino no hagás nada. Te juro que seguiré tu legado de honestidad, trabajo y sobre todo, ¡poner siempre en alto el apellido Vallejo!”.

De Michelle Vallejo, su nieta: “te amo muchísimo; te doy las gracias por las cositas pequeñas: cuando de chiquita, me peinabas con tu peine que siempre mantenías en la bolsa de tu camisa; por llevarme a comer un cono y luego a caminar y hablar conmigo; por dejarte abrazar mientras descansabas y veías tele; por llamarme a mi celular y decir “la extraño y te quiero mucho, usted es mi Karita”; por agarrarme la mano y abrazarme fuerte, y por ser el mejor abuelo, pero más que todo, por ser el mejor papi que pude tener”.
Así era Ronald de cariñoso. De su fructífera vida profesional, Sarita cuenta, que después de secundaria, Ronald entró a la Fuerza Aérea Hondureña, porque quería ser piloto, pero recibió maltrato de los instructores, y mejor consiguió una beca para ir a Panamá, a estudiar mecánica de Aviación. Cuando regresó -allá por 1968- comenzó ganando como un simple mecánico 400 lempiras, que compartía con su mamá.
Se casó con Rosita Zeitung, con quien tuvo cuatro hijos. Y con ella en 1974, cuando se conocieron en TAN-SAHSA.

Califica a Ronald de muy inteligente, a tal grado, que aprendió el inglés por teléfono. Una estadounidense le fue enseñando por esta vía, hasta que llegó a dominarlo. Una herramienta fundamental para su trabajo, leer manuales, comunicarse con sus colegas de Estados Unidos, tomar cursos y traducir a los mecánicos hondureños cuando iban a la ciudad de Seattle.
Ronald llegó a tener dos puestos en TAN-SAHSA, como jefe de mantenimiento en tierra de lunes a jueves y del viernes al domingo como ingeniero de vuelo. Todos los pilotos de TAN-SAHSA se sentían muy seguros, cuando Vallejo los acompañaba como ingeniero de vuelo.

Él hasta por teléfono arreglaba los aviones. Una vez, al famoso Fernando Soto -Sotillo, el héroe de la guerra con El Salvador de 1969- se le arruinó el avión en Belice y por teléfono, Ronald habló con él y los mecánicos, les dio las instrucciones de lo que tenían que hacer y arreglaron el avión.
Se salvó del accidente de esta empresa en 1989 en Las Mesitas. Él era el ingeniero de vuelo asignado, pero por una decisión de última hora, lo bajaron del avión para que fuera a cumplir otras funciones a Miami, y desgraciadamente lo sustituyeron por Marco Figueroa, quien murió en el accidente.
Cuando quebró TAN-SAHSA, TACA se lo llevó a El Salvador, donde se ganó el aprecio de los gerentes y mecánicos, porque -según ellos- Ronald era un libro abierto, de quien aprendieron mucho.

En la aviación fue muy amigo de los pilotos: Edwin Torres con quien se llamaban “brothers”; Martín Quan, y principalmente con Sotillo, con quien fueron compadres con sus respectivas esposas, padrinos de todos los hijos, de ambos lados. Una relación muy estrecha, a tal nivel que dos de sus hijos que son pilotos -Fernando y Edgardo- se ven como hermanos.

Ronald era el último nieto del recordado padre Antonio Ramón Vallejo del siglo XIX, historiador y fundador de la Biblioteca y Archivo Nacional y el que elaboró el primer censo poblacional nacional.
Gracias a Kensy Ortiz, con quien Ronald procreó a su niñita Valeria Matilda, por mantenernos al día en su enfermedad.

A nombre de sus grandes amigos del Central 1963: ¡Hasta luego querido amigo!

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