¿Una opción B? Mejor optar a la “Alianza XY”

MA
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12 de mayo de 2021
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12:45 am
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¿Una opción B? Mejor optar a la “Alianza XY”

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Óscar Armando Valladares

No es objeto de aforadas conclusiones sociológicas, concluir sin ninguna duda que las mayorías ciudadanas de Libre y los liberales -e incluso del común hondureño- coinciden en la asunción de una alianza político-programática entre los aspirantes con más sufragios en los comicios de marzo: Xiomara Castro de Zelaya y Yani Rosenthal Hidalgo. Aun cuando las élites de las 2 banderías han topado en el propósito de consensuar negociaciones concretas, no está demás formular algunos puntos de vista a días de que venza la fecha de inscribir fórmulas unitivas.

Sin ser un miembro orgánico del Partido Libertad y Refundación, en las circunstancias actuales me pronuncio por la candidatura de la dama olanchana -como cabeza presidencial- no tanto por el sutil argumento de que ya sacrificó sus aspiraciones electivas en pro de Salvador Nasralla en 2017, sino en cuanto a la situación problemática del vástago de don Jaime y doña Miriam, resultante de su encierro carcelario en los Estados Unidos. Si bien es cierto que cumplió el veredicto condenatorio, luego de aceptar lo que él califica de “errores” cometidos, como quiera que sea los hechos lo indispusieron con un poder imperial rencoroso y desconfiado, con el que obligada y lamentablemente hay que llevar la “fiesta en paz”. Al joven candidato colorado le fue cancelada la visa por parte de ese país, decisión indicativa del malestar subsistente, por lo cual es de inferir que, de erigirse en la figura presidenciable de la alianza, recibiría el rechazo del Norte, y no digamos si accediera a la primera magistratura del país en las urnas de noviembre.

En esto, no es de andarse con remilgos patrioteros. Así están trazadas las reglas de la dependencia y del consiguiente subdesarrollo, a tenor de las cuales penden sanciones, amenazas e inhumanos bloqueos en países como Cuba, Venezuela, Nicaragua y, de reciente incidencia, en el país vecino de El Salvador, donde su gobernante -gorra en ristre- ha expresado “con todo respeto”: estamos limpiando nuestra casa…” y eso no es de su incumbencia”.

De ir el liberalismo a las próximas votaciones con un Rosenthal a solas y fraccionado a lo interno, ¿qué frutos cosecharía? ¿Las “uvas de la ira”, con perdón de Steinbeck? ¿Y en los campos de Libre y Xiomara? La alianza XY, con la señora Castro al frente, constituye en todo caso el medio más apropiado para eludir los fraudes por estrenar de la facción oficialista. Traer a cuanto la opción B, tomada en tiempos de Walter López, no es por ahora un recurso viable ni aceptable; tiene más bien el simple carácter de varita mágica: aquella que usan titiriteros y prestigitadores atribuyéndole virtudes de maravilla con que sorprenden y entretienen bonitamente. Por lo que, dicho con sentido coloquial, a otro can con ese hueso.

Lo real, lo serio y procedente es acordar propuestas bilaterales y articular con ellas una agenda a tono y medida de la administración pública -honesta y eficiente- que requiere el país y demandan los sectores sociales, de 2022 en adelante. Un pacto -complementario de la alianza- implicaría la suscripción de compromisos notariados y públicamente asumidos, a efecto de garantizar el cumplimiento de los mismos durante el lapso gubernativo correspondiente.

Por otro lado, tanto Libre como el Partido Liberal y demás movimientos del ámbito opositor, urgen de un nuevo escenario político y social, para fortalecer sus resquebrajadas membresías, pues la presencia dominante de un partido -en el poder desde 2009- los ha anulado de mil maneras, sin ir más lejos en las sesiones “ordinarias” del Congreso Nacional.

No cabe más que empujar juntos, en esta ocasión, si de verdad se busca ese cambio tantas veces prometido y exigido con vehemente insistencia popular. La X de Xiomara y la Y de Yani Rosenthal -fundidas en la “Alianza XY” deberían irrumpir en la cita del domingo 28, con el pueblo adelante y los prejuicios innobles ¡atrás! No cabe, entonces, otra cosa que botar con la pala electoral al régimen congraciado de JOH, Tito, Oliva y demás, que con paso truculento depuso las sonrisas y esparció las espinas del malhumor.

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