Cardenal Rodríguez: “Seguimos creando pobreza, desempleo, marginación y soledad”

RP
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16 de mayo de 2021
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02:08 pm
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Cardenal Rodríguez: “Seguimos creando pobreza, desempleo, marginación y soledad”

Durante la homilía dominical en la Basílica Menor de Suyapa, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, lamentó hoy “seguimos creando pobreza, desempleo, marginación y soledad y no podemos seguir confiando en que el crecimiento simplemente económico por sí solo vaya a solucionar los problemas”.

“En nuestra sociedad subyace una crisis antropológica y un gran vacío del sentido. Cómo recuperar la esperanza de la que estamos tan necesitados. No necesitamos acaso hoy reencontrarnos con Cristo que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia, esto quiere decir que el evangelio es un anuncio de liberación profunda, para todos los seres humanos y los que lo aceptan serán liberados del dominio de aquellas ideologías que proponen un modo contrario de vida, al plan de Dios”.

Hoy día, esos signos significan, echarán demonios claro, los demonios de la ambición, de la violencia, de la injusticia, del desamor y el que ama a Jesús, saca esos demonios; hablarán lenguas nuevas, es decir podrán romper las barreras que impiden a los seres humanos comunicarse y relacionarse como hermanos y así hacer posible la paz y la fraternidad en el mundo, dijo Rodríguez.

Aludió que la última encíclica del papa Francisco “Hermanos todos”, es esas lenguas nuevas que tenemos que hablar en nuestro mundo, en nuestra realidad donde cada día simplemente hay enemistades, odio, crímenes, necesitamos hablar lenguas nuevas, las lenguas de la paz, la justicia, del amor, de la reconciliación, del perdón.

Continúa el evangelio, tomarán serpientes en las manos y si beben algún veneno, no les hará daño, aplicarán las manos a los enfermos y quedarán sanos. Las serpientes y venenos están hoy en nuestra humanidad que mata, se mata a sí misma y la imposición de las manos implica empeñarnos todos en erradicar esta pandemia cumpliendo las medidas de bioseguridad y en la medida de lo posible recibiendo esas vacunas, no como una puerta para seguir en lo mismo, esto implica un cambio profundo en nuestras vidas y en nuestra sociedad.

Son señales de la liberación, del amor y de la vida, son las que deben identificar a quienes tratamos de seguir a Jesús, la buena noticia debe ir siempre acompañada de signos liberadores, necesitamos experimentar en nosotros esa profunda liberación que nos trae el evangelio para transmitirla a los demás, estamos llamados a ser testigos de vida y de esperanza.

“No será un mito eso de la ascensión, es una llamada, es un camino, es un programa, todos estamos llamados a la ascensión, pero la ascensión no es como el que entra en un ascensor y sube al piso número 20, la ascensión es algo progresivo, cada vez que vamos erradicando de nosotros el mal, los malos sentimientos, los malos deseos, cuando vamos sacando el pecado, vamos ascendiendo progresivamente, cada vez que nos humanizamos más, cada vez que crecemos en este don que nos ha dado Dios, que somos todos hermanos, y por consiguiente no debe haber divisiones ni odio entre nosotros, vamos ascendiendo progresivamente”, resaltó.

Comentó que cada vez que ayudamos a una persona sumida en la pobreza y le ayudamos a ir saliendo poco a poco, vamos ascendiendo, cada vez que ayudamos a educar a una persona, vamos ascendiendo progresivamente.

Agregó que en el lenguaje del ejército se habla mucho que lo ascendieron al grado superior, ascender significa también ir poco a poco acercándonos más al proyecto de amor de Jesús, por eso la ascensión es un programa, es un proyecto, es una meta y hoy en la primera  oración hemos pedido, le pedimos a Dios que un día lleguemos donde llegó Él y desde donde nos ama y nos invita a seguirle cada día más de cerca.

Por eso, “hoy volvemos nuestras miradas hacía Él, el resucitado, para decirle tu Señor, por tu resurrección has llegado a la  vida plena, hoy al contemplar tu ascensión al cielo, tu triunfo definitivo y último, nuestra vida adquiere pleno sentido, gracias, Señor por tu presencia permanente, que llena de fuerza y de alegría a nuestro corazón”.

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