SEGUNDERO DEL RELOJ

ZV
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17 de mayo de 2021
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12:05 am
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SEGUNDERO DEL RELOJ

YA rumbo a la constituyente. A ver si con eso resuelven los problemas o por el contrario si más bien no los alborotan. En Chile un incremento a los pasajes del tranvía desató el pandemonio. Hasta entonces, el sistema chileno era ofrecido como ejemplo para salir del atraso. La sociedad se asomaba a los umbrales del primer mundo. Hasta que el aumento de la tarifa del metro estalló las burbujas de satisfacción. Durante varias semanas, sin parar, los indignados salieron a las calles a quemar vehículos de locomoción e inmuebles que nada tenían que ver con la naturaleza de las quejas. Sufrieron daños inmensos a la propiedad pública y privada. Se desató el vandalismo. Saqueo de tiendas y supermercados. Las élites políticas anonadadas –e igual todo observador imparcial, adentro y afuera– no alcanzaban entender cómo la fórmula milagrosa generadora de bienestar de repente se volvió tóxica. Un buen modelo económico, boyantes años de los mercados, alternancia política y democracia –después que tumbaron a la dictadura– altos estándares de vida de la población, de pronto no era la utopía que todos imaginaban.

Ah, –explicaron los expertos, después del trueno Jesús María– son las inequidades sociales que se han venido desencadenando, sigilosamente, sobre las cuales no había ni idea que existiesen. Después de un frenesí imparable de protestas –no había nada que ofreciera el gobierno, incentivos, bonos, subsidios, alivio en los ajustes y hasta recular el incremento a los pasajes que había encendido la chispa– que consiguiera apaciguar la ira de la gente que, religiosamente todos los días, salía a las calles enardecida a vociferar su indignación. Como no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, las muchedumbres se fueron cansando de las manifestaciones. Mientras, los intrigados políticos convenían que la salida era hacer otra constitución distinta a la que heredaron de Pinochet. Cosa rara que ese fuera el problema, ya que los grandes logros alcanzados durante todo ese tiempo fueron bajo la vigencia de esa constitución. Pero bien. Si no hay capacidad para enfrentar los problemas se crean distractores. A ver si ahora que hacen una nueva, desaparece todo ese insoportable malestar. En todos lados, los incómodos con lo que tienen, cambian gobiernos. En Argentina regresó la izquierda cuando la derecha fracasó intentando arreglar el desastre que dejó la misma izquierda. En Brasil prueban si la ultraderecha populista sea remedio a la izquierda populista. En Perú, no hay chunche que les acomode. Ningún gobernante escapa los procesos por corrupción. Presos unos, prófugos otros –solo se salva uno que se suicidó– y ahora en el balotaje el poder se lo disputan dos fatalidades. La ultra izquierda –con un sombrero de paja de ala ancha– versus el fujimorismo.

Los colombianos andan manifestándose en las calles en contra del arreglo del gobierno con el FMI. Parecido sucedió en Costa Rica. Es que el tata Fondo, sus tías las zanatas y las demás aves agoreras no entienden, por mucha experiencia vivida, que esos programas de ajuste que le meten a estos convulsionados países, solo desatan mayor desestabilización. Y peor aún, en tiempos de la pandemia. A Bolivia regresó el partido de Evo, después que el desastroso interinato no pudo lidiar con la crisis. Los opositores de la derecha acariciaron el poder. Pero se les fue de las manos, cuando se presentaron a las elecciones totalmente divididos. Igual sucede en Nicaragua. “La esperanza de una gran alianza electoral opositora de cara a los comicios del 7 de noviembre naufragó cuando los dos grandes bloques adversos al gobierno sandinista no alcanzaron un acuerdo de unidad”. Van 19 partidos a las elecciones. El comandante se bailó a la OEA haciendo una ley electoral a su medida. Nadie puede con la autocracia venezolana. Esos dos amenazan con eternizar, les guste o no les guste. Solo en Ecuador, pese al nefasto gobierno de Lenín Moreno, la derecha logró derrotar al candidato del exilado Correa. En México –gracias a su pódium matutino desde donde miente con cada vuelta del segundero del reloj, o da datos manipulados, según la cuenta que lleva una ONG fiscalizadora– después del mal gobierno del PRI, tienen AMLO para rato. En El Salvador el mandatario está “limpiando la casa”, y se hizo del poder absoluto desafiando al imperio y a una “preocupada comunidad internacional”. Dudamos que le muevan el petate, ya que tiene el apoyo del ejército, controla las calles, la opinión pública –es generoso con los vecinos donándoles vacunas– y ahora tiene el control de todos los poderes del Estado. Si el FMI no le arregla el desequilibrio económico, para eso tiene a los chinos como opción. Y los chinos alegres de incursionar en aguas centroamericanas. Y aquí en el patio doméstico este es año electoral. Esperanza –que perdedores y las vitrolas RCA Víctor han magullado– para salir de las crisis. O si los políticos hacen lo que acostumbran, seguir en el suplicio. A no ser que el Sisimite baje de sus boscosas empinadas a poner orden.

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