Una propuesta desesperada

MA
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18 de mayo de 2021
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12:45 am
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Una propuesta desesperada

Edgardo Rodríguez

La llamada “opción B”, se utilizó en Honduras como mecanismo electoral de extrema emergencia en el año 1985, producto de la crisis política de ese momento, propiciada por el expresidente Roberto Suazo Córdoba, que dividió al gobernante Partido Liberal, así como al opositor Partido Nacional, quienes no pudieron ponerse de acuerdo para escoger a un candidato oficial en sus respectivos partidos. La crisis concluyó con la firma de un acta donde todos los candidatos se comprometieron a participar en las elecciones generales y a escoger como ganador a quien obtuviera la mayoría de votos dentro de cada partido político, que a su vez, sumaría los votos totales de las corrientes. Esta situación sirvió para que posteriormente se implementaran las elecciones internas y primarias.

Hace unos días, sorpresivamente, algunos personajes del Partido Liberal, nuevamente invocaron el uso de ese mecanismo, para unir las fuerzas de esa agrupación junto con las de Libre, para enfrentar con posibilidades de éxito al partido en el gobierno. Pero la peregrina idea no tuvo mayor eco, ni siquiera en su posible socio que la descalificó, porque el escenario de hoy es totalmente diferente y no se justifica, jurídica ni políticamente, una extrema medida como la tomada en 1985. Lo que sí causó fue suma extrañeza que a estas alturas del retorno a la democracia y con tantos problemas que enfrenta el sistema político, se quiera agitar las aguas, generar más zozobra, en un ambiente de por sí caldeado por tanta incertidumbre que se vive.

En el colmo de la desesperación y la sinrazón también alguien se atrevió a invocar el Artículo 180, de la Ley Electoral, diciendo que el Consejo Nacional Electoral podía aprobar ese mecanismo e incluso la segunda vuelta, sin necesidad de acudir al Congreso Nacional. Cuando parecía que ya lo habíamos visto y oído todo, surgen algunas “mentes” que olvidan lo elemental del pacto social al que JJ Rousseau dedicó tanto análisis y reflexión, para saltarse todas las trancas jurídicas en aras de intentar una movida descabellada para posicionarse óptimamente de cara a las elecciones de noviembre. Cabe señalar, que dicho artículo de la ley, no le ofrece poderes omnímodos al órgano electoral para hacer lo que le venga en gana, ese apartado se refiere a organizar el proceso de votación, pero sin violentar el resto de preceptos de la misma ley y de la Constitución de la República. Qué pena que algunos elementos de la oposición política crean que ellos sí pueden violentar las leyes, pero al gobierno le exigen todos los días que las cumpla.

Plantear semejante desaguisado es muestra de la falta de liderazgo visionario de parte de algunos políticos, incapaces de deponer egos y ambiciones personales, en aras de lograr la tan ansiada unidad entre fuerzas afines, para incrementar sus posibilidades de éxito electoral. Lo que parecía un hecho elemental, es decir, que liberales y libres por fin se unieran, no sucedió, era una acción casi esperada, que estaba al alcance de la mano, pero que no se concretó. Yani Rosenthal era la persona idónea para alinear a los dos bandos, separados por sus erróneas decisiones en el año 2009. El empresario sampedrano tiene las mejoras relaciones con “Mel” Zelaya y con gran parte de la militancia de Libre, ello era un activo de alto valor, que parecía anunciar de antemano la concreción de la alianza.

Pero a la hora de las decisiones pesó más la vanidad de una parte de la familia Zelaya-Castro, que se cerró en que Xiomara debía ser la candidata y no Yani, ignorando primero lo dicho por “Mel”, que la alianza la tenía que encabezar el que más votos obtuviera en las primarias, además, pretendiendo obviar el hecho que las elecciones generales no se ganan únicamente con el voto duro del partido, sino que atrayendo un segmento del independiente. Y en esa arena, Rosenthal Hidalgo, aventaja a Castro de Zelaya, ya que es el que mayores posibilidades tiene de “pescar” votos fuera del ámbito liberal.

Estando a pocos días de cerrarse el plazo legal para formalizar las alianzas de partidos, la ventana de oportunidad una vez más parece que se cerrará para liberales y libres, que afrontarán el reto de acudir solos a la batalla final, en la cual desde ya se sabe que no lograrán mantener sus filas bien compactadas, porque hay un tercero en la contienda que desde hace tiempo atrás viene trabajando para arrebatarles una parte de sus votantes, sean duros o blandos, después del 28 de noviembre vendrán los lamentos y reclamos, pero será tarde. El tiempo se encargará de juzgar a los líderes de ambos partidos por no haber cedido en sus ambiciones desmedidas de poder, en especial, a la señora de Olancho.

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