Las ZEDE: entre el conocimiento y la confianza

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19 de mayo de 2021
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12:40 am
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Las ZEDE: entre el conocimiento y la confianza

Jairo Núñez

Uno de los temas que ha regresado al plano del debate pú-blico en el país ha sido el de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico, conocidas como ZEDE. Como muchos otros temas, este singularmente divide la opinión pública al grado de encontrarse acaloradas discusiones, en diferentes contex-tos, sobre su origen, naturaleza o propósito y que, incluso ignorando su objetivo, muchos solamente se acomodan a repetir el trillado discurso de sus detractores, argumentando que estas violan la soberanía del país, que es un regreso a los enclaves, que matan gente, entre otros sinfín de calificativos casi apocalípticos, como extraídos de una novela de conspi-ración; adjetivos atribuidos más por las emociones que por la misma razón. Es entendible, no solo es un problema de falta de conocimiento, también es un problema de confianza.

Hong Kong era un pequeño pedazo de China que durante casi todo el siglo XX operó bajo un conjunto de reglas distintas a las de China continental, reglas que fueron copiadas de las economías de mercado exitosas y administradas por los bri-tánicos. A finales de la década de 1970 e inicio de 1980, el entonces líder chino Deng Xiaoping sabiamente reconoció que el fracasado modelo comunista había llegado a su fin y que era tiempo de abrir la economía china al mundo. Sin embargo, no lo haría completamente y fue entonces que Xiaoping, arquitecto de un país dos sistemas, se le ocurrió la idea de crear Zonas Económicas Especiales, ZEE. Entre 1980 y 1984 se crearon las primeras cuatro ZEE alrededor de Hong Kong y el éxito fue enorme. Era el inicio de la expansión eco-nómica del gigante asiático.

Es así como Paul Romer, profesor de la Universidad de Stan-ford y Premio Nobel de Economía en 2018, plantea formal-mente desde 2009 el concepto de ciudades charter el cual consiste en un territorio cuyo sistema de gobierno se define por sus propios estatutos, más que por leyes estatales, re-gionales o nacionales. Esta propuesta contempla la creación de ciudades modelo en zonas no habitadas para desarrollar-se económicamente tomando como marco teórico y de refe-rencia los casos de éxito de Shenzhen en China, Singapur, Hong Kong y Dubai, los cuales han sacado de la pobreza a más de 800 millones de personas según datos de The Charter City Institute, organización que promueve la creación de ciudades charter a nivel mundial.

De esta manera el profesor Romer plantea llevar a la prácti-ca su concepto y es así como a partir de 2010 tiene sus pri-meros acercamientos con el gobierno de Honduras. Inicial-mente el profesor Romer llamó a estas potenciales zonas como Regiones Especiales de Desarrollo, RED. La población hondureña comenzó a llamar el proyecto como “ciudades modelo” y tal como era de esperar, rápidamente encontra-ron varios grupos con férrea oposición emitiendo juicios sin tan siquiera existir una ley que definiera las reglas iniciales del juego. La Ley Orgánica de las ZEDE se aprueba mediante decreto 120-2013 y se publica en La Gaceta el 06 de sep-tiembre de 2013. Ya un año antes, en septiembre de 2012, el profesor Romer había anunciado su retiro del proyecto al entonces presidente Porfirio Lobo, manifestando en una carta que “no han existido condiciones para que la Comisión de Transparencia desempeñe su papel”.

No es de extrañarse que el profesor Romer se haya retirado de las negociaciones, vio que se estaba metiendo en un pan-tano escabroso de alta corrupción y como es de esperar del comportamiento de este tipo de académicos, mejor decidió irse a que su nombre fuera empañado por la mala conducta de personas sin escrúpulos. Lo más curioso de todo es que las asociaciones que demandaron ante la Corte Suprema de Justicia al entonces presidente Lobo Sosa, lo hicieron por el delito de “traición a la patria” por promover un plan de desa-rrollo de ciudades modelo tipo Hong Kong o Singapur, que en lugar de haber investigado la causa principal del abandono del proyecto de parte del profesor Romer.

Entonces, vemos cómo un proyecto que tiene un plantea-miento teórico muy bien estructurado y un objetivo muy claro y loable, viene a estrellarse contra un gobierno que no tiene límites en cuanto a corrupción se refiere. Esta combi-nación entre experimento y corrupción resulta peligrosa y no es potable en la población. Es así como surgen las dos pre-guntas claves: ¿es dañino entonces el proyecto de ciudades charter? Claramente está que no, al contrario, podría resul-tar altamente beneficioso para el país; como lo explica el mismo profesor Romer: lo importante está en las reglas que se definan y la transparencia con la que se haga. ¿Es el mo-mento para ejecutar este proyecto? No. Lo más sano hubiera sido esperar a que un gobierno diferente a este tan señalado por corrupción lo realice, al fin y al cabo, los experimentos no solo se basan en la incertidumbre, sino también en la con-fianza de quien los pone en marcha.

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