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19 de mayo de 2021
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12:35 am
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Sputnik V

Adiós 2020

Armando Cerrato

Con bombos y platillos el gobierno de Honduras recibió las primeras 40,000 dosis del total de un millón de la vacuna Sputnik V, compradas a la Federación Rusa y en negociación directa con sus laboratorios experimentales Gamaleya.

Las vacunas rusas vienen precedidas de una fama mundial, dado que fue la primera en desarrollarse, mostrando una alta tasa de inmunización contra el SARS-Cov-2 que produce la letal enfermedad COVID-19, que se volvió pandemia a nivel mundial y ha hecho colapsar a todos los sistemas de salud y en el mundo ya se habla de una mutación viral o por lo menos tres nuevas cepas mucho más agresivas que la que le dio origen.

Las autoridades de Salud de Honduras al recibir las vacunas rusas comprobaron que de los dos componentes de la misma solo venía uno y que el suministro del otro para completar dos dosis por individuo estaba programado para dentro de 15 semanas, por lo que se determinó preliminarmente almacenarlas hasta la llegada del otro componente, medida preventiva criticada ampliamente por el gremio médico y la población en general.
La protesta caló en las autoridades que al fin decidieron aplicar esta primera dosis confiando en que Gamaleya cumplirá con el calendario establecido y ampliando así la cobertura de inmunización que comenzó a cuenta gotas con una donación del gobierno israelí de 6,000 dosis completas de la vacuna norteamericana Moderna seguida de una donación del sistema mundial Covax que ya ha hecho dos entregas de la británica AstraZeneca.
A esto hay que sumarle 34,000 dosis de AstraZeneca, donadas a siete alcaldes por el presidente de El Salvador Nayib Bukele, en respuesta positiva a un dramático y desesperado pedido de auxilio de los ediles hondureños que veían con impotencia cómo el virus exterminaba su población y sin la posibilidad de que el gobierno hondureño les suministrase la vacuna.

Aunque las vacunas están llegando a cuenta gotas Honduras posee un sistema de red de inmunización considerado uno de los mejores del mundo, lo que le ha permitido a estas alturas haber inmunizado ya a todo el personal sanitario público y privado y decenas de miles de ancianos, implementándose la modalidad de vacunarlos sin que se bajen de su medio de transporte, también han sido inmunizados ya pacientes con enfermedades renales.

El gobierno hondureño anunció que la compra a Gamaleya es de un millón de dosis y que ha llegado a acuerdos para la adquisición de cuatro millones de dosis con la farmacéutica norteamericana Pfizer y que gestiona la misma dotación de Moderna también norteamericana, sin descartar la adquisición de vacunas chinas Sinovac y más de AstraZeneca en la India, estableciendo oficinas comerciales en ambos países de ser necesario, aunque la China anunció su disposición a venderle vacunas al gobierno de Honduras sin necesidad del establecimiento de una oficina comercial hondureña en su territorio.

Para los médicos hondureños urge la llegada de más vacunas, porque para parar la pandemia y tratar de erradicarla debe vacunarse en rebaño y eso significa una inmunización del 82% de la población total del país entre 9 y 10 millones de habitantes, aunque lo ideal sería una campaña que cubriera a todos y cada uno de los habitantes del país y el sostenimiento por un tiempo indefinido de las medidas de bioseguridad recomendadas y que son sencillas: uso de mascarilla, lavado frecuente con agua y jabón, uso de alcohol o gel de manos y el distanciamiento social de dos metros y evitar las aglomeraciones.

Se sabe que los científicos del mundo entero trabajan intensamente en la búsqueda de una vacuna para niños e incluso una suministrada vía oral para adultos y la producción de sus propios laboratorios de las ya existentes, si es que se produce una respuesta afirmativa a la propuesta del presidente ruso Vladimir Putin de liberar las fórmulas de las vacunas existentes para que cada país con sus laboratorios y la tecnología pertinente pueda producir las mismas ahorrándose así costos.

En Cuba a solo 90 millas de Honduras ya se anuncia la producción de una vacuna contra la COVID-19 llamada Soberana inyectable como todas las otras existentes, y avances substanciales para una oral que de lograrse facilitaría la inmunización de los niños.

Sin embargo el gobierno hondureño sigue prefiriendo las vacunas producidas en los Estados Unidos de América que aún no libera la venta al extranjero de sus tres vacunas: Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson por lo que la espera para su dotación a Honduras se vuelve infinita habiendo en otros países la solución positiva al problema.

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