LA VACUNA Y LA METÁFORA

ZV
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20 de mayo de 2021
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12:21 am
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LA VACUNA Y LA METÁFORA

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

ES una vaina ya no estar en la primera línea de nada. Solo, quizás, en la primera línea de ataques y majaderías de algunos desagradecidos que nunca valoraron el bien que se le hizo al país –reconstruyéndolo y poniéndolo de pie nuevamente– cuando fue deshecha su geografía, devastada su economía, herida gravemente su población, por los golpes demoledores de aquel bíblico huracán. Un excanciller –no importa cuánto se haya dado o qué tanto esfuerzo se haya hecho siempre está el resabio de exigencias insaciables– opinaba que por la línea conservadora de la gestión no hubo transformación. En Amazon ya se puede comprar el libro Los “Idus de Marzo” –bien haría en leerlo– como guía de todas las reformas institucionales que se operaron durante aquel breve período constitucional. Aunque pensándolo bien, la reconversión de un país más que apertura de oportunidades y de avances materiales e institucionales, que hubo muchos bajo nuestro liderazgo, depende sobre todo de las actitudes, los comportamientos y de las conductas colectivas.

Desgraciadamente, cambiar todo eso que le impide al país levantar cabeza, o transformarlo en otro de lo que es –porque así somos– no es tarea de un gobierno. El atraso –aprendimos de un reputado autor en nuestras clases de economía en la universidad– es un estado de la mente. Pero estamos divagando apartándonos del tema que nos ocupa. Decimos lo anterior, porque no nos hemos vacunado. Entre otras cosas –aunque ya cruzamos la infalible línea de los años generosos y vamos a cuestas, con la pesada carga encima de los años, rumbo al inevitable designio desconocido– no calificamos entre las prioridades. Como dijimos, no estuvimos en la lista para tener acceso a las vacunas ni de las que obsequió Netanyahu, ni estamos incluidos en el paquete preliminar que mandaron los rusos. Ni en el lotecito tardado que por medio del mecanismo COVAX-GAVI, distribuye la lenta OMS y su filial la burocrática OPS. Tampoco han llegado las del IHSS con aval del COHEP, comprometidas desde mediados del año pasado. Aunque nos apuntamos en la lista de las empresas reclutadas por la cúpula empresarial, estos al final se dieron cuenta que las grandes farmacéuticas le venden a los Estados y no a particulares. Las que los alcaldes fueron a conseguir al vecino país, tenemos entendido que es para residentes de esos municipios. Para el cumplimiento de responsabilidades hemos dependido, cuando no se cae el Wifi, de las comunicaciones por “zoom”. No es lo mismo a las misas de cuerpo presente, así como la virtualidad no sustituye las clases presenciales.

Menos en las zonas rurales que se quedaron esperando el internet gratis que les prometieron pero que nunca llegó. Allá, los dedicados alumnos y profesores deben caminar kilométricas distancias, subir las accidentadas empinadas para conseguir señal en el pico del escarpado cerro. El otro día un buen amigo preguntaba ¿si ya nos habíamos vacunado? Pues no, respondimos. ¿Y por qué?, insistió. Bueno –utilizando el cuento como metáfora– porque estamos igual a aquel que le preguntan si va a ir a la boda. Y les dice, fíjese que no. Primero, porque no tengo muchas ganas, y segundo porque no me han invitado. A nosotros nadie nos ha ofrecido la vacuna. Además, no hemos sido convidados al jalón, por ninguno de los buenos amigos con jet privado que se han ido a vacunar. Esperan que vayamos a los Estados Unidos en vuelos comerciales al turismo de vacunas, pero descuidando la gentileza de ofrecer una vía distinta que no sea la complicada de ir dos veces –por la primera y la segunda dosis– a hacer ese engorroso trajín. Además –respetando la decisión de quienes tienen posibilidades de vacunarse en otro lado si aquí no hay vacunas disponibles– hay ese otro sentimiento interior que habla muy fuerte. Nos dice que es preferible para un exmandatario no recurrir a esa facilidad cuando gran parte de sus compatriotas no han sido vacunados y carecen de la misma oportunidad. Así las cosas, con gusto vamos a hacer la cola pacientemente aguardando turno en la lista de espera. Atentos al arribo de las Pfizer que acaban de adquirir. Preguntamos ¿cuándo llegan? Y también, de los gentiles funcionarios que atentamente nos informan de todas esas negociaciones y adquisiciones, estamos esperando la fecha. En cuanto sepamos, le comunicamos al Sisimite, quien también ha estado pendiente de las vacunas.

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