Observatorio Cultural: ¿UNA RECONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN SIN RECONSTRUIR LA EDUCACIÓN?
Por: Jubal Valerio Hernández
Se escucha hablar con mucha insistencia, de la reconstrucción de las zonas devastadas por los huracanes que azotaron nuestro país en el año 2020. Recientemente, en un foro televisivo, se debatía con mucha profundidad sobre los planes de reconstrucción. Los participantes eran: el ministro general del gobierno Carlos Madero, a quien muchos conceptuamos como el miembro más capaz del Gabinete Gubernamental, Armando Euceda, jefe de estudios de postgrado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y otro miembro del Consejo Consultivo que asesora la implementación de la nueva visión de país.
Madero expuso un plan muy completo sobre los proyectos de reconstrucción de la infraestructura y de reactivación de la Economía en las zonas más afectadas, así como para el país en general.
En el momento que le tocó intervenir al doctor Euceda, hizo una acotación muy importante, que yo comparto plenamente: no se ha mencionado la necesidad de incorporar el libro y la cultura en el nuevo enfoque educativo.
Ya se sabe, que el retraso tecnológico en nuestro sistema educativo es abismal, particularmente en los Centros Educativos Públicos que constituyen la mayoría. Los alumnos, cuyos padres son de bajos recursos económicos, no tienen la capacidad de comprarles una computadora. Lo que se agrava por la escasa conectividad, mayormente en el sector rural-
Pero el reto que se nos presenta, es el de volver a las clases presenciales, o en una primera etapa de la reactivación educativa, a una modalidad semipresencial.
La precondición que debe ser cumplida para que esta modalidad educativa pueda ponerse en práctica, es la aplicación de la vacuna contra el COVID- 19 a todo el personal docente.
Y es que debe evitarse, a toda costa, la robotización de nuestros educandos. La convivencia entre los niños en el aula de clases, su interacción en las diversas actividades, con especial interés las de carácter lúdico, es indispensable.
En casa, el niño y el joven, deben tener la oportunidad y la obligación de leer obras literarias de autores nacionales y de otros países. Después, en el aula, es necesario debatir y analizar con espíritu crítico los contenidos de los libros leídos. Solo así, combinando la tecnología con la utilización de los libros, en el entendido de que habrán sido seleccionados adecuadamente, como apoyo al desarrollo de la capacidad creativa y al fomento de los valores, cívicos y morales en los educandos, es que podremos ponernos al día y superar el grave retraso en que se encuentra nuestro sistema educativo, con respecto al de los demás países centroamericanos.
