Ser pediatra y casarse, lo que el COVID-19 le quitó a la doctora Karen Tábora

ZV
/
22 de mayo de 2021
/
05:50 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Ser pediatra y casarse, lo que el COVID-19 le quitó a la doctora Karen Tábora

La doctora Karen Tábora atendía a sus pacientes en su clínica Kairos, en el centro de La Entrada, Copán.

Por: Iris Ramírez

La doctora Karen Melissa Tábora es una heroína de primera línea que partió a causa del COVID-19. Fue la profesional de la medicina número 72 en fallecer a causa del mortal patógeno.

Estaba a punto de comenzar sus estudios de especialización en pediatría y a solamente unos días de casarse con el amor de su vida, cuando el virus apagó su luz y se llevó la esencia de una joven alegre, llena de vida, carismática y muy solidaria.

Graduada en medicina general y cirugía, Karen inició el año 2021 con mucha energía y expectante, sin imaginarse lo que venía. Vivía en La Entrada, departamento de Copán, ahí tenía su propia clínica, donde atendía a muchos pacientes, sin importar si tenían o no para pagar la consulta.

Lo hacía porque era una mujer de fe, que cumplía a cabalidad con el mandamiento de ayudar al prójimo.

Sin duda, estaba en el mejor momento de su existencia. Tenía 32 años y la convicción de que este año todo iba iría bien para ella, porque vivía un tiempo perfecto y todo apuntaba a la felicidad pura.

Estaba comprometida con Javier Lemus, con quien iba a casarse el 28 de febrero; sin embargo, de la noche a la mañana todo cambió y su maravilloso escenario se transformó en un desgarrador cuadro de luto y dolor, cuando su familia entera se contagió de coronavirus.

La ejemplar joven copaneca siempre soñó con ser médico y especializarse en Pediatría.

“HASTA SIEMPRE, MAMITA”

Su tía, la pastora Elizabeth Tábora, a quien Karen llamaba mamá, fue la primera en dar positivo al COVID-19. El brazo de la muerte la atrapó el martes 26 de enero de 2021. “Mi corazón está quebrantado, nunca nada será igual sin usted. Espero y pronto nos volvamos a ver. La amo mucho y siempre la extrañaremos, hasta siempre mamita”.

Con este desgarrador mensaje Karen se despedía de la líder religiosa en su Facebook, sin saber que en solo 10 días también ella partiría de este mundo.

Luego del fallecimiento de la pastora, la galena comenzó a sentir malestares y a presentar fiebre.

“Se realizó una serie de análisis clínicos, a los cuales también nos llevó a toda la familia para verificar si estábamos infectados”, recuerda José Luis, su único hermano y quien compartió esta triste historia con LA TRIBUNA.

La galena fue la profesional de la medicina número 17 en morir este año y la 72 desde que inició la pandemia.

FAMILIA CONTAGIADA

El resultado no pudo ser más desalentador: toda la familia se había contagiado. Fue la doctora Tábora quien tomó la responsabilidad y comenzó a darle tratamientos a todos en su casa; estaba tan
ocupada atendiendo a los suyos, que no se dio cuenta que su salud se estaba deteriorando y que la vertiginosa carrera de la vida, comenzaba a detenerse para ella.

“Comenzó a saturar demasiado bajo y tuvimos que internarla en el Hospital de Occidente, pero el tratamiento y el equipo que tenía ese centro asistencial no fue suficiente para matar el virus en ella”, recuerda José Luis, entre lágrimas.

La fatalidad había decidido pararse frente a esta familia y llevarse a las más preciadas joyas que los Tábora tenían. “Era una mujer valiosa, llena de muchas virtudes y cualidades, era emprendedora y no le importaban los retos a los cuales tenía que enfrentarse, siempre y cuando se tratara de ayudar a los demás”, rememora su hermano, advirtiéndonos lo duro que es para él revivir esos momentos.

Fue una niña alegre y consentida.

SU ÚLTIMO VIAJE

Su familia decidió entonces trasladarla a la capital, a Tegucigalpa, en un viaje que pareció eterno. Su cuerpo estaba invadido de agujas, tubos y sondas. Llegó al Hospital Escuela, fue ingresada inmediatamente, pero solo unas horas después su reloj se detuvo, convirtiéndose en la médico número 17 en morir a causa del COVID-19 este año y las más joven de los galenos fallecidos hasta entonces.

“Después de ser mi hermana, era mi mejor amiga, mi confidente y mi consejera; ella siempre estuvo presente en todo momento, era nuestro motor como familia, lo que más recuerdo de ella eran sus consejos y que su fe siempre estaba firme y puesta en Dios”, cuenta José Luis.

Karen siempre se cuidó. Desde que inició la pandemia era exigente con las medidas de bioseguridad y velaba por todos en su familia, exigiéndoles que se cuidaran.

“También era la encargada y la que capacitaba al personal a su cargo de todas las medidas de bioseguridad en nuestra iglesia en los días de servicio”, recuerda su pariente.

Karen, junto a su tía, la pastora Elizabeth Tábora a quien ella llamaba mamá, ambas fallecidas por COVID-19.

VIDEOLLAMADA DEL ADIÓS

Minutos antes de que la intubaran, le hizo una videollamada a su familia. “Me dijo que todo iba a estar bien, que la iban a intubar y que me amaba mucho. Con mis tíos, el pastor Yobany y José Elías
oramos juntos con ella y esa fue la última vez que la escuchamos hablar”, cuenta su único hermano.

Cuando el calendario marcaba el 5 de febrero y el reloj las 2:24 de la tarde, el corazón de la talentosa doctora dejó de latir. Su cuerpo fue depositado en un ataúd sellado y llevado de regreso a su ciudad natal, emprendiendo su último viaje sin mucha compañía, sin un abrazo, sin besos y la cercanía de los suyos, en una despedida ingrata, sin estar a la altura de lo que la joven se merecía.

Fue enterrada en el cementerio general de La Entrada, Copán.

“Si la tuviera de frente en este preciso momento, le diría que dejó un tremendo vacío en nuestros corazones, que la amo demasiado y la extraño y le agradecería por todo lo que en vida me enseñó y le diría que seguiré luchando hasta el día que nos toque reencontrarnos”, es el mensaje de su hermano menor.

Aún con la partida de Karen, no terminó la estela de muerte en la familia Tábora y seis días después falleció su abuela, Marina Payes, también a causa del errático y traicionero virus.

La doctora Tábora murió el 5 de febrero de este año y su boda con Javier Lemus, estaba prevista para el 28 del mes de su fallecimiento.

AYUDÓ AL PRÓJIMO

La doctora Karen Tábora fue durante algunos años miembro de un ministerio de su iglesia llamado “Castillo del Rey”, donde discipulan y pastorean a niños de diferentes colonias, para acercarlos a Dios.

Su pasión por ayudar a los demás la había llevado también a reabrir su clínica Kairos, que había estado cerrada por la pandemia, pero al ver tanta necesidad de servicios médicos en su comunidad, decidió que primero era cumplir con su juramento de médico y su compromiso con Dios, de ayudar al necesitado, dejando a un lado el temor de contagiarse del coronavirus.

“RECETABA” LA FE
Para la familia Tábora, todo parecería una película de terror… El luto, el miedo y el dolor parecían ensañarse con esa familia a la que sus vecinos y amigos describen como noble y servicial.

Karen Tábora, quien nació el 23 de agosto de 1988, en Santa Rosa de Copán y estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), atendía a sus pacientes con carisma y peculiar pasión.

“Era noble, amable, buena, ha dejado un gran vacío entre nosotros”, dicen ahora sus pacientes, a quienes además de recetarles medicamentos, les recomendaba “poner su confianza y su fe en Dios”.

Más de Lo Más Visto
Lo Más Visto