Zona económica de libre comercio de El Salvador

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22 de mayo de 2021
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12:04 am
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Zona económica de libre comercio de El Salvador

Por: Carlos López Contreras

Con ese título se conoce el acuerdo de cooperación suscrito entre El Salvador y la República Popular de China en el 2019.

El día de ayer se aprobó en la Asamblea Nacional dicho acuerdo aplicando un procedimiento sorprendente. Se pidió dispensa de debate sin dar lectura al documento que consta de pocas páginas, se pasó a la Comisión de Relaciones Exteriores para su discusión, pero no se permitió su lectura. Resultó aprobado por 66 votos.

Según un documento que ha circulado, el proyecto cubrirá un área equivalente a 2,787 kilómetros cuadrados en la costa Pacífica de El Salvador y parte del Golfo de Fonseca. Se prevé la inversión de 23 mil millones de dólares en la zona económica especial que incluyen parque industrial de electrónica y material de construcción, zona comercial, zona portuaria, zona cultural de conferencias y exposiciones, zona de aeropuerto, zona de recreo, zona financiera, zona turística, parque de la agricultura ecológica, parque de innovación de alta tecnología y otras instalaciones.

La República Popular de China se posiciona en El Salvador y en Centroamérica, desplegando una transformación en el área si esta zona económica de libre comercio, efectivamente se realiza.

No hay porqué dudar que la República Popular de China pueda realizar este proyecto. Cuenta con el capital, el recurso humano, la tecnología y, sobre todo, la voluntad política para hacer sentir su peso económico, tecnológico y político en Centroamérica. La dinámica que habría de producir una inversión de esa naturaleza repercutirá como una honda expansiva en toda la subregión.

Pero, como todo tiene sus problemas. Según ha trascendido de la prensa de El Salvador, todos los trabajadores empleados en la construcción de esta zona económica especial serán chinos que no pagarán impuestos, y todo el material que se utilice en la construcción provendrá de la República Popular de China y tampoco pagará impuestos.

Otro problema que suele producirse al amparo de inversiones multimillonarias en diversos países del mundo, es que los trabajadores que llegan con los proyectos tienden a quedarse e introducen un componente social, cultural y político que puede alterar sustancialmente el tejido social de los nuevos territorios.

Deseamos lo mejor para el pueblo salvadoreño y que el ímpetu de su desarrollo impacte favorablemente al resto de la subregión.

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