Embajador Rafael Leiva Vivas

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23 de mayo de 2021
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12:03 am
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Embajador Rafael Leiva Vivas

Algo más sobre la numismática

Por: Mario Hernán Ramírez
Presidente vitalicio “Consejo Hondureño de la Cultura Juan Ramón Molina”

Para hablar de este hondureño conspicuo habrá que remontarnos a 1958, en el que estaría celebrando su vigésimo aniversario de nacimiento.

Conocimos a Rafael precisamente en la época en que diario El Cronista, fulgurante, con los portentosos editoriales de su irrepetible director, abogado y periodista Alejandro Valladares Bernard, dicho sea de paso hijo del príncipe del periodismo hondureño doctor Paulino Valladares, primer presidente, también, de la casi centenaria Asociación de Prensa Hondureña (APH); con el licenciado Valladares alternaban sus editoriales los no menos intelectuales Medardo Mejía Pagoada, Rafael Paz Paredes, Ventura Ramos y uno que otro que se nos escapa momentáneamente. Recién había abandonado la jefatura de redacción del que por entonces era el decano de la prensa nacional, El Cronista, el también, escritor y abogado Serapio Hernández Castellanos, para incorporarse en el gobierno de Villeda Morales como Procurador General de la República.

Recordamos al joven Rafael con otros muchachos de la época como Aníbal Delgado Fiallos, Jorge Figueroa Rush, Arturo Alonzo Alvarado, Luis Carlos Guardiola y por supuesto la presencia maciza, precisa y concisa del gran Ramón Amaya Amador, hermosa galería de joyas intelectuales que comenzaban a pergeñar cuartillas en aquel gran diario que fuera fundado por don Manuel M. Calderón y con la asistencia de Adán Canales en la primera década del pasado siglo.

“Moncho” Amaya nos abandonaría el siguiente año (1959) para viajar a Europa y fallecer trágicamente en un accidente aéreo en 1966; dejando tras de sí, un repertorio de obras que lo consagran como el primer novelista de Honduras.

Pero, nuestro personaje central en este memorable mes de mayo, en el que los periodistas de patio celebramos por lo más alto de la cultura el día consagrado a nosotros, este domingo, queremos dedicárselo a este ciudadano ilustre, hijo y orgullo del ubérrimo departamento de Santa Bárbara, donde nacen las caudalosas aguas del majestuoso Ulua.

Es Rafael Leiva Vivas un hondureño con caracteres sobresalientes en el desenvolvimiento de su vida, ya que durante su dilatada existencia ha escrito alrededor de veinticinco obras de interés nacional e internacional, ha ocupado relevantes cargos como embajador extraordinario y ministro plenipotenciario en diferentes países de Europa, Asia y América del Sur, habiéndose desempeñado en este lado del continente con mayor antigüedad en ese elevado rango, por lo que ha sido objeto por casi todos los gobiernos del sur del continente de los más altos reconocimientos que tales países otorgan a ciudadanos de méritos elevados que han tenido el honor de representar a las repúblicas amigas, por lo que Leiva Vivas figura entre los hombres más encumbrados de la diplomacia hondureña, porque su hoja de servicio en este campo es ampliamente reconocida y difícilmente igualada, porque este hombre ínclito, ciudadano meritísimo de nuestra querida Honduras ha tenido una conducta totalmente irreprochable, posición que lo ubica como uno de los mejores hondureños del siglo XX.

Son innumerables las obras escritas por Leiva Vivas, pero sobresalen, a nuestro juicio las dedicadas a los próceres José Cecilio del Valle y Francisco Morazán Quezada, además de que su hoja de vida se enriquece con su valiosa presencia en las aulas universitarias, tanto en la Universidad Nacional Autónoma como en las privadas existentes en Honduras.

En nuestro comentario anterior insertamos una larga lista de intelectuales de mucho peso que le han dado lustre a nuestra patria.

Hoy que hablamos de Rafael Leiva Vivas, modestia aparte queremos ubicarlo entre la galería de otros hondureños que pasan por la historia en esa condición de inolvidables, para citar algunos como Augusto C. Coello, Leandro Valladares, Marcos Carías Reyes, Antonio Ochoa Alcántara, José Reina Valenzuela, Marco Antonio Rosa, Tito Aplícano Mendieta, Julio Rodríguez Ayestas, Raúl Gilberto Tróchez, Pedro Rivas, Miguel e Inés Navarro, Armando Cerrato Valenzuela, Roberto Zepeda Turcios, Alonso Brito, Jesús Aguilar Paz, Rafael Manzanares Aguilar, Pompilio Ortega, Miguel Ángel Ramos, Roberto C. Ordóñez, Manuel Luna Mejía, Matías Fúnez padre e hijo, Ángel (Pachán) Raudales, Jorge Fidel Durón, Ernesto Alvarado García, Augusto Villafranca, Mario Felipe Martínez Castillo, Néstor Enrique Alvarado, Alejandro Rivera Hernández, Eduardo Martínez López, José Ángel Zúñiga Huete y Esteban Guardiola.

Por supuesto que andando el tiempo emergen nuevos valores intelectuales que con sus aportes van enriqueciendo mucho más la historia en este apasionante mundo de los hombres y mujeres ilustres.

Por ejemplo, para citar unos cuantos, bástenos recordar a Jesús Evelio Inestroza, Noé Pineda Portillo, Nahúm Valladares y Valladares, Renato de Jesús Álvarez, Rodrigo Wong Arévalo, Miguel Cálix Suazo, Segisfredo Infante, Óscar Armando Valladares, Adán Elvir Flores, José María Díaz Castellanos, Julio Raudales, Óscar Lanza Rosales, Mario Argueta, Julio Escoto, José Gonzáles, Rolando Sierra Fonseca y otros importantes jóvenes que como decimos líneas arriba con su presencia van concatenando mucho más la cadena en que se sostiene la antorcha que ilumina el firmamento intelectual de Honduras.

Reiteramos nuestras más cumplidas gracias al Creador del Universo, a la memoria de nuestra inolvidable madre doña Petrona Paula de Jesús Ramírez Q.D.D.G., demás familiares, colegas de la Asociación de Prensa Hondureña (APH), del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), particularmente a su actual junta directiva y jurado calificador que este año, año de gracia me han encumbrado por lo más alto de la cultura al sembrar en el ya frondoso árbol de mi vida el más hermoso galardón, con el cual eternamente soñé y por momentos vacilé creyendo que me iba al más allá sin recibir tan significativa presea, el más codiciado del diarismo profesional hondureño “el Álvaro Contreras”.

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