Un “filólogo” catracho

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23 de mayo de 2021
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12:01 am
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Un “filólogo” catracho

Por: Segisfredo Infante

No debemos ni podemos confundir “filólogo” con “filósofo”. Son dos conceptos parecidos pero diferentes, con cargas históricas y semánticas diferenciadas. En este punto específico deben tener cuidado los correctores de pruebas, a quienes don Eliseo Pérez Cadalso culpaba por los desastres que aparecían en sus textos personales y en los de otros autores. Un simple cambio de letra, de tilde, de diéresis o de mayúscula en minúscula, podría tergiversar el contenido de un artículo o de un ensayo. A veces los mismos autores somos responsables de un mal teclazo; o de un “lapsus clavis”.

La “filología”, la lingüística y la gramática, se ocupan un poco de estos temas, aun cuando sus obligaciones sean otras más importantes. Es tan respetable la “filología”, que ella permite que los expertos identifiquen si acaso el autor de la “Ilíada” y de la “Odisea” es el mismo personaje. O son dos escritores diferentes. También los filólogos han logrado establecer el proceso de maduración de los “Diálogos” de Platón, y deslindar las fronteras entre el pensamiento meramente de Sócrates y el de su principal discípulo. Los Manuscritos de Qumrán han sido estudiados por epigrafistas y “filólogos”, al grado de establecer que un mismo texto bíblico (el del libro de “Isaías” por ejemplo) procede de las plumas de dos escribas diferentes. Y así en lo sucesivo.

En el caso de Honduras parece que el primer “filólogo” es don Víctor F. Ardón, un personaje que ha sido, predominantemente, borrado de las calendas de la historia de la pedagogía nacional. Antes de continuar es preciso aclarar que el primer lexicógrafo hondureño es el jurista don Alberto Membreño, en tanto que fue el primero en publicar el “Repertorio Alfabético de la Jurisprudencia” (1892) y el libro de “Hondureñismos: Vocabulario de los Provincionalismos de Honduras” (1897). Esto lo ha dejado establecido el doctor Atanasio Herranz y Herranz, introduciendo críticas, correcciones y añadidos a la obra de “Don Alberto”.

Tomando en consideración lo que arriba hemos explicado, a don Víctor F. Ardón podemos clasificarlo como el primer “filólogo” catracho, en tanto que fue el primero en publicar el libro “Nociones de Filología” (tercera edición aumentada de 1955). No he encontrado, hasta este momento, ningún otro texto publicado, previamente, que aborde los asuntos filológicos como lo hizo Víctor F. Ardón. Basta con repasar sus páginas para enterarse de las lecturas y de los esfuerzos de “Don Víctor”, en función de esta ciencia relacionada con la evolución histórica de un idioma “equis” o “ye”.

El libro de “Castellano” que utilizamos en el primer año de educación secundaria, fue precisamente de la autoría del profesor Ardón. Mi deuda moral con aquel libro es casi impagable. Con el paso de los años vino a caer entre mis manos, además, un volumen usado de “Nociones de Filología”, que siempre se lo he mencionado al amigo Herranz, quien tiene un doctorado en “Filología Románica”. Y que se ha convertido, amén de su origen español, en el principal lingüista y lexicógrafo hondureño, con un libro pendiente de publicación que se titula “Diccionario de Usos del Español en Honduras”. Me consta que es un volumen de tres mil páginas tamaño carta.

Don Víctor F. Ardón intenta definir y asociar el concepto de “filología” con el de lingüística. Ignoro si esta aproximación y diferenciación es correcta o incorrecta. Pero se trata en todo caso de los esfuerzos cerebrales del autor hondureño. Es interesante que “Don Víctor” cita el formidable libro la “Ciencia del Lenguaje y Arte del Estilo” de Martín Alonso, un libro monumental para su época. Aparte de ello sugiere que la palabra “filología” fue utilizada originariamente por Platón, el genial filósofo griego, maestro de Aristóteles. En verdad muchas teorías de lenguaje, a lo largo de los siglos (pero sobre todo en los tiempos modernos y contemporáneos), derivan o conectan con la “Lógica” que se encuentra en el “Órganon” del mencionado Aristóteles. Don Víctor F. Ardón sugiere que hay una “filología” antigua y una “nueva Filología”.

“Nociones de Filología” presenta un contenido más o menos diverso. Pero las partes que en lo personal me interesan son aquellas que tratan de la clasificación de las principales lenguas del Globo, y sus respectivos troncos familiares. Aquí me parece que “Don Víctor” intenta aproximarse a la también monumental “Gramática Caldea” de don Mariano Viscasillas y Urriza, del año 1895. Libro nada fácil de leer. A veces se necesita una entrega casi total para comprender un tratado de un autor específico.

Seguidamente me interesan las partes de “Etimología”, relacionadas con la lengua castellana. Sobre todo del griego que pasó hacia el español por intermediación del latín, aun cuando me parece que a veces el autor catracho se equivoca con las traducciones e interpretaciones de ciertos conceptos del griego. En todo caso apreciamos los desvelos de Víctor F. Ardón (QEPD), al compartir sus conocimientos con otros hondureños.

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