Delmer

MA
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25 de mayo de 2021
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12:45 am
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Delmer

Carlos López Contreras

Así se llamaba el excanciller, Delmer Urbizo Panting, quien falleció el 23 de mayo por causas naturales.
Vivió una vida intensa, comprensiva de una etapa idealista, llegando prontamente a una fecunda madurez en lo personal, profesional y en el difícil campo de convertirse en eminente funcionario público, donde destacó como titular de las secretarías de Estado de Gobernación, Economía y de Relaciones Exteriores.

En adición a su experiencia en el sector privado, de la banca y en la promoción del turismo, su gestión fue particularmente sensible a la política exterior. No solo en lo concerniente a los temas de soberanía, defensa de la integridad territorial y promoción de los intereses de Honduras, sino que también en política internacional, expresando sus puntos de vista sobre cómo enfrentar temas delicados que afectaban a la paz y la seguridad internacional con responsabilidad y prudencia.

Era un hombre de mayor estatura que la media de los hondureños que imponía respeto; pero su fuerza y su carisma surgían de su mirada transparente y amistosa, de sus frases equilibradas que proyectaban o restablecían serenidad en momentos de crisis.

Siendo un lector compulsivo de todas las disciplinas, su estilo en la vida real y pública era de un acercamiento con humildad. Cuando veía incertidumbre en los representantes de las grandes potencias sobre cómo abordar un tema, él insinuaba, “¿por qué no se considera este curso de acción?” Y muchas veces la respuesta era: “porque no se nos había ocurrido” y aceptaban muy complacidos la propuesta del canciller de Honduras.

Los temas relativos a la salvaguarda de los derechos de soberanía económica que el Derecho Internacional reconoce a los estados y la técnica de las delimitaciones marítimas, él la aprendió y comprendió plenamente. Los consultores europeos solían quejarse que, en Honduras, cuesta mucho que un canciller se compenetre de estos temas pero que, desgraciadamente, cuando alguno los logra dominar, el gobierno lo cambia y “hay que volver a empezar”.

Delmer fue un buen hijo, esposo, padre, buen ciudadano y excelente funcionario público.
Su familia, los círculos intelectuales y políticos, sus numerosas amistades, sentirán un gran vacío con su ausencia.

Paz a su alma que entregó con serenidad en las manos del Señor.

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