Las ZEDE en Honduras

MA
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26 de mayo de 2021
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01:38 am
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Las ZEDE en Honduras

Rafael Delgado Elvir

Las ZEDE ha sido un proyecto que inició y se lanzó en un momento muy particular de la historia del país. Gobernaba Porfirio Lobo. Y desde el Congreso Nacional maniobraba Juan Orlando Hernández. En aquel tiempo se sospechaba, que con los dos se había instauraba uno de los gobiernos más corruptos. Transcurrido el tiempo, y con la certeza de la naturaleza de los que gobiernan y sus vínculos, todo esto de las ZEDE se puede explicar mejor: se concibió un proyecto de entrega de los recursos del país sin un entendimiento ni de la historia ni de las posibilidades de un país; atrapados los gobernantes en sus incapacidades y con sus compromisos con el bajo mundo.

Paul Romer con su propuesta falló terriblemente. Tarde se dio cuenta que un enclave privado que se autogobierna solamente interesa a un gobierno incapaz y corrupto, dirigido por políticos y funcionarios que fallaron en sus tareas básicas para sus ciudadanos. Me refiero a los empleos, ingresos, ganancias, tecnología, justicia, transparencia, etc. Y Romer ahora sabrá que su idea de un espacio regalado para la construcción de una ciudad dinámica y moderna al margen de las leyes nacionales y de los derechos de los ciudadanos, se convierte al final en un proyecto impulsado por los sectores más oscuros tanto de los negocios como de la política del mundo y de Honduras.

Detrás de la Ley de las ZEDE se esconden peligrosos supuestos. En la ley de las ZEDE subyace la idea de un país pobre en recursos naturales, desvinculado del mundo y sin ninguna importancia. Por ello, para despertar el interés en invertir en estas tierras yermas, lejanas, pobladas solamente por zancudos, insectos y gente indolente, se deben aprobar disposiciones que impongan cero costos y todos los derechos a los inversionistas extranjeros. Solamente así vendrán, resuena la lógica absurda de esta ley.

No sé si esto será ignorancia o es intencional, pero hoy más que nunca, con las instituciones de mercado y los capitales cada vez más globalizadas, todo o casi todo tiene un precio y eso de regalar más bien envía un mensaje que solamente es entendido por sectores económicos que son precisamente los que no se desean para el desarrollo de un país. Pero en todo caso, habría que recordarles a los que iniciaron y aprobaron esta ley sobre la posición estratégica de Honduras y sus islas en el mar Caribe, envidiables y valiosas como punto de convergencia y de tránsito para muchas operaciones entre las subregiones del continente. Aún más, clave también en las conexiones entre los grandes mercados de EUA y Europa. Y si hablamos de los recursos naturales y de la población con que cuenta podríamos hacer una larga lista que indicaría lo valioso de estas tierras y las excelentes expectativas de un proyecto concebido para los hondureños.

Asumiendo que los funcionarios y diputados que discutieron y construyeron esto eran solamente ignorantes, cabría reclamarles que las políticas de atracción de la inversión deberían hacerse en efecto sobre la base de estímulos, pero sin eximir de las obligaciones y responsabilidades básicas que corresponde a todos. Es un hecho que ya existen suficientes leyes en Honduras orientadas a ello y que han sido igualmente criticadas. Pero esta nueva excede a las demás ya que además de exoneraciones excesivas, ofrece entregar prácticamente la soberanía del país por pedazos.

Las noticias que llegan son preocupantes en especial en torno a las Islas de la Bahía donde ya se ha fundado una ZEDE. Las reacciones de los pobladores insistiendo en sus derechos sobre sus tierras y sus recursos son justas; los sectores hondureños desde diferentes ángulos han expuesto su crítica a esta ley que alarma a los hondureños y que ha despertado ya el interés desmedido de ganancias a costa de nuestra gente.

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