Reflexiones sobre la pandemia. La realidad del mundo
Por: Jorge Roberto Maradiaga
Doctor en Derecho Mercantil, catedrático universitario y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial.
Es admitido en todo el contexto global en forma unívoca, que la pandemia de la COVID-19 ha generado múltiples y significativos trastornos en nuestra vida personal, pero también nos ha permitido reflexionar sobre aspectos trascendentes ocultos por el vértigo en que vivimos. Uno de ellos se expresa en una palabra maravillosa con la que Aristóteles inmortalizó el nacimiento de la filosofía: admiración (en griego thaumazein).
La pandemia de la COVID-19 (conocida popularmente como pandemia de coronavirus) es una pandemia derivada de la enfermedad ocasionada por el virus SARS-CoV-2. Su primer caso fue identificado en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en la República Popular China, al reportarse casos de un grupo de personas enfermas con un tipo de neumonía desconocida. La mayoría de las personas afectadas tenían vinculación con trabajadores del mercado mayorista de mariscos de Huanan. Es del caso mencionar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoció como una pandemia el 11 de marzo de 2020 (en esa fecha destacaba lo de 118, 000 casos en 114 países, y 4,291 personas habían perdido la vida).
Los estudiosos del tema destacan que, el virus se transmite generalmente de persona a persona a través de las pequeñas gotas de saliva, conocidas como microgotas de Flügge, que se emiten al hablar, estornudar, toser o respirar. Por ello se habla de las medidas importantes para desacelerar la propagación:
1. Use una mascarilla que le cubra la nariz y la boca para protegerse y proteger a los demás; 2. Manténgase a 6 pies de distancia de las personas que no viven con usted; 3. Reciba la vacuna contra la COVID-19 cuando esté disponible para usted; 4. Evite las multitudes y los espacios interiores con mala ventilación; 5. Lávese las manos frecuentemente con agua y jabón. 6. Use desinfectante de manos si no dispone de agua y jabón. También está documentada la transmisión por aerosoles.
La pandemia ha generado un impacto socioeconómico realmente negativo o demoledor. Se han cerrado colegios y universidades en muchos países, lo que ha afectado a millones de estudiantes a los distintos niveles, pues no en todas partes del mundo el Internet ha tenido la funcionalidad y efectividad del caso, por razones diversas, pero obviamente vinculadas a la falta de visión a ciertos niveles ejecutivos, de la transformación generada por las tecnologías de la información y la comunicación.
Como producto de la pandemia, un tercio de la población mundial se ha encontrado confinada, con fuertes restricciones a la libertad de circulación, lo cual ha conducido a una reducción drástica de la actividad económica y a un aumento simultáneo del desempleo. Además de lo anterior, se ha concretado en el contexto global un cierre significativo de establecimientos comerciales, la cesación de actividades productivas tanto de comerciantes individuales como social, con el consiguiente efecto negativo en el accionar económico. La pobreza ha llegado a su nivel más alto en los últimos años, afectando a un significativo núcleo de la población, razón por la que lo están pasando muy mal.
Actualmente nos encontramos en New York, Estados Unidos, en donde estamos pendientes de la aplicación de la segunda vacuna. Hemos podido apreciar la sustantiva aplicación de dicha vacuna a toda la población, sin distingos de ninguna naturaleza, producto de un accionar visionario y estratégico de las autoridades del país a los distintos niveles, con efectos realmente positivos.
Lo trascendente de ese accionar visionario ha conducido que a partir de la semana anterior se hayan reconsiderado las limitaciones a la circulación, pues quienes se hayan puesto la primera vacuna, ya pueden desplazarse por todas partes sin necesidad de usar mascarillas, lo cual esperamos en que pronto se materializará en nuestro país. Igualmente se está materializando la apertura de muchos establecimientos, lo cual conducirá a una recuperación sustantiva de la economía.
Esperamos un accionar similar en nuestra Honduras sin que queden en la impunidad la cantidad de delitos cometidos por muchos funcionarios irresponsables y oportunistas que ha cometido diversidad de delitos de abuso de autoridad, mediante contrataciones que han conducido a su enriquecimiento personal, con el consiguiente perjuicio para la población en general.
En función de la crisis generada por la COVID-19, llegó el momento de la implantación del gobierno electrónico en nuestro país, con miras a erradicar la tan nefasta corrupción, sin dejar en la impunidad el accionar delictivo de todos esos funcionarios delincuentes.
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