El gigante chino avanza

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29 de mayo de 2021
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12:02 am
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El gigante chino avanza

Por: Edgardo Rodríguez
Politólogo y Periodista

China ya derrotó a Estados Unidos en el plano comercial, industrial y financiero; y golpeó duramente la economía mundial con el lanzamiento de la covid-19, de donde solo los orientales salieron victoriosos y fortalecidos. Ahora viene la fase de afirmar su presencia geoestratégica, ya lo está efectuando en África, Latinoamérica y El Caribe. En Centroamérica le arrebató a Taiwán, primero a Costa Rica y después a El Salvador.

Precisamente hace pocos días atrás la Asamblea Legislativa de El Salvador ratificó un acuerdo de cooperación con China continental o comunista, para la construcción y donación de obras de infraestructura, por cerca de 500 millones de dólares no reembolsables y sin condiciones. El convenio, fue firmado por los gobiernos de El Salvador y China en septiembre de 2019. En la Cámara Legislativa no tuvo mayor discusión y no fue leído en la comisión encargada, ni en el pleno, fue aprobado con 66 votos, de los 84 diputados, de la amplia mayoría oficialista.

Estos fondos estarán destinados para financiar la construcción de una monumental biblioteca en San Salvador, una planta de tratamiento de agua en la zona costera y otra planta para potabilizar el lago Ilopango. También para construir un nuevo estadio, un emblemático proyecto turístico llamado “Surf City” y un nuevo y moderno muelle para el puerto La Libertad. Asimismo, China tiene suscritos nueve convenios de cooperación adicional en agricultura, turismo, cultura, deportes, comercio y asistencia técnica. Cabe mencionar que todos los proyectos se realizarán con mano de obra, equipo y materiales traídos desde China, como acostumbra hacerlo en todos los países en los que efectúa este tipo de donaciones. Sin duda, El Salvador, obtuvo muchos más beneficios que Costa Rica al romper con la antigua isla de Formosa.

Además del poder del dinero y la astucia confuciana, la penetración china se facilita por la real y evidente falta de interés de las distintas administraciones estadounidense, en el desarrollo económico y bienestar social de Centroamérica. A aquellos que les tiemblan las pernas al ver que se establecen relaciones diplomáticas con China o Rusia, no tienen nada de qué preocuparse, el “Tío Sam” abandonó el viejo papel de gendarme del mundo o de intervenir militarmente en los países. Y si no vean los casos de Venezuela y Nicaragua, dictaduras totalitarias, anti yankees, aún así son respetadas por Washington.

Honduras, sin tener relaciones diplomáticas, tiene un intercambio comercial de algún nivel de importancia con China, impulsado desde hace 20 años por el empresario sampedrano Carlos Kattán. Hoy, ante la emergencia de la covid-19, surge el tema de la necesidad de una oficina comercial en Beijin. Pero, eso no es nada, eso únicamente muestra la falta de visión global, estratégica de mediano y largo alcance de los empresarios y gobernantes catrachos, que están viendo cómo se transforma la realidad geopolítica regional y ellos siguen sumando y restando con “ábaco”.

No cabe duda que el atraso y miseria de Honduras se lo debemos, en gran parte, a la falta de una clase empresarial nacional, modernizante y visionaria, que a su vez produzca políticos que le pavimenten el camino al desarrollo capitalista. Lo que tenemos son políticos y empresarios rurales. La miseria material también se traduce en miseria de pensamiento de las elites políticas y empresariales nacionales y la transformación de la realidad geopolítica es la muestra de su atraso y de su falta de respuesta frente a ella, para insertar al país en esa corriente y sacarle el máximo provecho para catapultar la economía de subsistencia que tenemos desde hace doscientos años.

Bukele fue ese líder que necesitaba El Salvador para romper esquemas tradicionales, con todas sus “loqueras” tiene una visión estratégica y poco a poco la va poniendo en marcha, por fin un presidente de ese país se salió del molde. Aquí, eso es lo que hace falta, un presidente que se dedique a gobernar, no a hacer otras cosas, que ponga las necesidades del país sobre los intereses gringos, que de una vez por todas utilice con dignidad y transparencia la importancia de la ubicación de nuestro territorio.

El próximo presidente de Honduras debería replantear las relaciones internacionales del país para obtener el máximo provecho de ellas, no para negocios particulares o de elites, sino para las mayorías empobrecidas de la nación. Es preciso definir una estrategia, una visión de largo alcance, para encarar las relaciones de Honduras con China, Rusia y la India.

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