Observatorio Cultural: MIS RECUERDOS DEL AÑO 1954.

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29 de mayo de 2021
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12:13 am
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Observatorio Cultural: MIS RECUERDOS DEL AÑO 1954.

Por: Jubal Valerio Hernández

En 1954 tenía yo 13 años cumplidos y me encontraba matriculado en el Segundo Curso de Bachillerato del Instituto Central. Fue un año en el que viví experiencias de todo tipo: algunas alegres, otras tristes, incluso dolorosas.

Quizás, la experiencia más agradable fue una estadía en las cercanías del Puerto de La Unión, El Salvador, donde fuimos invitados mi madre Adriana, mi hermana Eunice y yo, a pasar la Semana Santa en la Hacienda de doña Julita Zúñiga Bain.

En el balneario denominado” Playitas”, cercano a La Unión, aprendí mis primeros rudimentos de natación que mucho me servirían en una peligrosa experiencia vivida, años después, en otro sector del Pacifico salvadoreño . De paso, conocí las ciudades de San Salvador y San Miguel.

A mi regreso, me encontré con una situación muy diferente, triste y dolorosa: El régimen de Juan Manuel Gálvez estaba en plena campaña persecutoria en contra de los dirigentes de la huelga que los trabajadores de las empresas fruteras norteamericanas de la Costa Norte hondureña estaban iniciando. De igual forma, se perseguía a los que simpatizaban con el movimiento huelguístico. Entre ellos, se encontraba mi padre Octasiano Valerio, dirigente del Partido Democrático Revolucionario Hondureño, una organización política de orientación social demócrata, que luchaba por la justicia social.

Mi padre era también, Presidente de la Federación Hondureña de Maestros y había representado al gremio en su lucha por un incremento salarial. El sueldo de los maestros era en ese entonces de L.30.00 Mensuales y ellos exigían, con toda razón y justicia, un incremento del 100%. Mi padre, con la autorización del gremio magisterial, negoció y obtuvo un incremento del 50%, o sea que se subió el sueldo de los maestros a L.45.00 mensuales.

El pago por esa actitud conciliatoria, que evitó se produjera una huelga más, fue la cárcel. El Abogado Ricardo Zúñiga Agustinos, Juez Primero de Letras de lo Criminal, instruyó a mi padre y a otros miembros el PDRH un proceso por el supuesto delito de Sedición y fu internado en la Penitenciaría Central de Tegucigalpa.

La Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH) se había solidarizado con la huelga de los obreros de la costa norte y organizaba actos de protesta y manifestaciones en las calles de Tegucigalpa, las que mayormente concluían en el exterior del edificio de las carreras el Área de la Salud de la Universidad Nacional, frente al parque La Libertad de Comayagüela.

Algunos estudiantes de secundaria, eludiendo la vigilancia de los inspectores de educación calorizábamos con nuestra presencia dichas manifestaciones.

Cuando finalmente mi padre logró salir de la cárcel, con él vino a nuestra casa familiar el dirigente obrero Cesar Augusto Coto, con quien habían iniciado una cercana amistad. El día de su liberación, Coto llegó a nuestra casa en la calle real vestido con su pantalón y camisa de mezclilla, calzando sus botas de trabajo. Me impresionaba su rostro sereno y decidido, así como también su complexión fornida, aunque no era un hombre de alta estatura.

Mi padre invitó a Coto a que almorzara con nosotros, previo a lo cual tomaron un aperitivo, mientras escuchábamos una grabación del Concierto para Piano y Orquesta del compositor Robert Schumann, una obra de gran inspiración lírica. Coto la escuchó con gran atención y concentración y nos dijo: “¿Verdad que hay mucha poesía en esa obra musical?” Ya se manifestaba tempranamente su vocación intelectual y poética, de lo cual daría muestras evidentes en los años posteriores.

Fue una grata y emocionante experiencia para mi persona, un jovencito de 13 años, que vivió en carne propia las incidencias del gran movimiento huelguístico de 1954.

Tegucigalpa, M.D.C. 29 de Mayo de 2021.

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