Cardenal Rodríguez lamenta que en Honduras se ha olvidado el mandamiento “no matarás”
Durante la homilía dominical en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, se refirió a la Santísima Trinidad que nos dice que Dios no es soledad, que Dios es familia, comunión de amor, padre, madre e hijo, personas distintas, pero en su dignidad nadie es superior a los demás.
“Este es un programa para poder crecer, solo maduramos en la medida que nos abrimos al amor y que comunicamos amor, por eso Jesús les dice a los discípulos, se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra, Jesús resucitado es el que tiene pleno poder, pero que clase de poder se preguntó, tiene el poder de dar la vida, el poder de amar, es un poder no para dominar y destruir, sino para amar”, dijo.
Agregó el poder de perdonar, el poder de restaurar, el poder del deterioro humano, Jesús el resucitado tiene el poder de la liberación y de la vida y por eso añade, vayan pues y hagan discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, la finalidad de la misión es hacer discípulos, el cristiano es un discípulo, no se trata solo de ofrecer un mensaje vacío, sino de establecer una profunda relación con el maestro, una relación personal, de amor y de confianza.
Lo primero en el cristianismo es la persona de Jesús y la relación con él, estamos llamados a hacernos discípulos para poder hacer discípulos sin creernos maestros, tal vez nos podemos preguntarnos cada uno, hoy me siento realmente discípulo de Jesús.
Nuestra relación con Jesús resucitado nos permite compartir su misma vida y vivir como él vivió, por eso esta fiesta es todo un programa, crecer en el amor, madurar en el amor, dar frutos de amor que es precisamente lo que nos dice el evangelio en el perdón y en la misericordia.
Expresó que “cómo necesitamos en nuestra sociedad hondureña, crecer verdaderamente en la fe y si decimos que somos cristianos, si decimos que somos seguidores del maestro, no hay sitio para el odio, no hay sitio para el rencor, no hay sitio para la venganza, no hay sitio para ninguno de los pecados, especialmente el pecado del asesinato y de la muerte que pareciera que aquí en Honduras se olvidó el mandamiento de la ley de Dios que nos dice claramente, no matarás”.
“Cuándo será la semana en que no haya asesinatos en nuestro país, entonces empezaremos a ser verdaderos cristianos, mientras tanto hay que llevar este mensaje, especialmente a quienes nunca lo han oído, tanta juventud que quizá fueron a dar a las maras porque nadie jamás les anunció al Señor Jesús, porque no lo han conocido y emprendieron ese camino equivocado y una vez que se manchan las manos de sangre del hermano y de la hermana, ya no hay sitio para que entre el amor de Dios”, dijo.
“Por eso la Santísima Trinidad es también un envío, lo hemos escuchado en el evangelio, vayan, vayan por todas partes, no podemos pensar que vamos a continuar construyendo una sociedad sobre la sangre inocente. Nadie tiene derecho a quitarle la vida a nadie, entonces que todos asumamos cada uno según su ámbito, en la familia, educar para el respeto a la vida, el respeto al honor, el respeto al buen nombre, todos aquellos que han hecho sus negocios de calumniar y de difamar al prójimo saben que no pueden estar con Dios y que Dios no está con ellos”, concreto.
Acotó que claramente dice el libro de los salmos, “el que no difama a su prójimo, ese entrará en la presencia del Señor, entonces la Trinidad se vuelve en un programa de vida, un programa de superación, un programa de santidad”.
Para concluir, pidió “que hoy podamos decirle a Dios Padre, confiamos siempre en ti, Señor Jesús que tu vida de hijo alimente nuestra vida, Espíritu Santo, que el fuego de tu amor nos renueve por dentro y renueve nuestro mundo y renueve nuestra Honduras”.
