UNA EXPRESIÓN DE SOLIDARIDAD INTERNACIONAL

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30 de mayo de 2021
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12:01 am
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UNA EXPRESIÓN DE SOLIDARIDAD INTERNACIONAL

Por: Andrónico Espinal

Señor director de la Academia Hondureña de la Lengua, Juan Ramón Martínez Bardales

Señores miembros de la Academia Hondureña de la Lengua

Distinguidos invitados

Es un honor para mí presentar el libro “Historia de los niños hondureños educados en la “Escuela de Ivánovo”.

Eduardo Bähr en la presentación de este libro manifiesta que: “Andrónico que acude a partes de la historia olvidada de nuestro país, a la historia real, a la que sin él nunca podríamos saber que existió, para deleitarnos con las imágenes y sucesos de los cuales él fue testigo ocular y ahora fiel cronista. El recuerdo gira alrededor de un hecho histórico real, esclarecedor por lo que tiene de internacionalismo solidario, y enternecedor por la presencia de los personajes que forjarían sus destinos, de la mano de sus padres, con el auxilio desinteresado de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Es la historia de la Escuela internacional para niños y niñas de Ivánovo”.

Este año se celebra con júbilo patrio el Bicentenario que se cumple este 15 de septiembre de la emancipación de Centroamérica de España; grandes hombres visionarios como don José Cecilio del Valle quien redactó el Acta de Independencia, junto a otros centroamericanos delegados de las provincias.

Cuando las autoridades superiores de Guatemala emitieron el comunicado oficial declarándose inde-pendientes de España en 1821, la noticia fue tomada con agrado en toda Honduras. Pero después, surgió la idea de la anexión de Centroa¬mérica a México; José Tinoco Contreras, Gobernador Intendente ubicado en Comayagua apoyaba esta idea, no así el Ayuntamiento de Tegucigalpa que se opuso. Tinoco decidió tomar acciones represi¬vas en contra de las autoridades de Tegucigalpa y ante esta situación, se organizó un ejército de voluntarios para contrarrestar las agresividades de Tinoco; al mismo tiempo, las autoridades de Tegucigalpa soli¬citaron refuerzos al Capitán General de Guatemala Gabino Gainza, así como también a lugares cercanos como Olancho, Cantarranas y Texiguat.

Durante estos acontecimientos, fue que Fran¬cisco Morazán se enlistó como voluntario al servicio de las autoridades de Tegucigalpa, siendo designando como Capitán de una de las compañías por decisión de los jefes oficiales que organizaron las milicias. A pesar de la oposición de Tegucigalpa a la anexión de México, Honduras fue adherida junto con el resto de Centroamérica al imperio de Iturbide el 5 de enero de 1822.

Francisco Morazán, fue nombrado en 1824 Secretario General durante el gobierno de Dionisio de Herrera y convirtiéndose en presidente del Consejo Representativo y su primera acción bélica, la condujo en la Hacienda de La Maradiaga contra José Justo Milla Pineda en 1827. Aquí ya tenía a su lado al garífuna con rango de Teniente Juan Francisco Bulnes “Walúmugu”, uno de los negros que lucharon en el Ejercito Independentista de Morazán y que ofrendaron su vida por lograr la independencia de Centroamérica.

Pero antes de describir el período de la fundación de las instituciones políticas del país, cabe señalar como hecho histórico el movimiento realizado por los descendientes de África quienes reclaman que se les consideraran ciudadanos para ejercer el sufragio en Comayagua.

En 1842 capturaron a estos descendientes africa¬nos y permanecieron presos en Fuertes de San Fernando de Omoa, el presidio de Trujillo, conocido como Santa Bárbara.

El antropólogo Andoni Castillo en su libro titulado “Códigos Genéticos de los Célebres del Edén”, Capítu¬lo X que refiere sobre “Los Combatientes Afros y Mula¬tos en las filas del ejército Federal Centroamericano”, cita lo siguiente: “Desde inicios de la colonia, la presencia de africanos en Centroamérica ha sido evidente y han con¬tribuido enormemente al desarrollo demográfico, económico, social y cultural invaluable sin precedencia. Tanto en toda América del Norte como en Centroamérica, han surgido hé¬roes, militares de la libertad de Honduras, Nicaragua, Gua¬temala, Costa Rica y El Salvador, bajo el mando del General Francisco Morazán proyectando libres; Panamá bajo órde¬nes de General San Martín”.

Más de 5,800 negros, mulatos y sambos combatientes en la Fuerza Armada de la Unión Centroamericana quienes fueron también partidarios de la Batalla de San Jacinto y La Trinidad, sin una página en la historia oficial de la antigua República Federal Centroamericana en la ciudad de Guate¬mala, San José, Managua, Tegucigalpa y El Salvador.

Me llena de gran satisfacción por haber llegado a la cuna de la cultura como lo es la Academia Hondureña de la Lengua, a donde acuden lo más granado de la intelectualidad hondureña, y este servidor de ustedes presenta el libro Historia de los niños hondureños educados en la “Escuela de Ivánovo”. Con la abnegación, respeto y cariño dedico este su libro a todos los aquí presentes y a la memoria de Antonio Canelas Díaz, historiador de La Ceiba y primer presidente del Instituto Hondureño de Desarrollo Rural (IHDER), dirigida actualmente por Óscar Aníbal Puerto Posas.

Estos niños al llegar a la escuela internacional eran apartados de los demás dentro de la misma escuela, pero sin tener contacto con los niños, y pasaban un tiempo en cuarentena, sometidos a exámenes psicológicos por maestros especializados en psicología. Eran desparasitados. Los pequeños eran atendidos por enfermeras que los bañaban y tratados con esmero y medicamentos, se les medía su estatura, su peso y les hacían una evaluación preguntándoles si sus padres y demás familiares padecían de alguna enfermedad contagiosa. Durante ese tiempo de observancia se le levantaba un expediente a cada niño. Una vez terminada la cuarentena con sus uniformes eran llevados a sus respectivas aulas, en donde maestros especializados les daban las clases de ruso y otras materias.

A los padres y madres que sufrían los embates de la vida, sin trabajo, perseguidos y tuvieron que trabajar la tierra para poder sostener a sus familias, ante estos avatares de la vida, no perdieron la oportunidad de enviar a sus hijos (as) para que estudiaran en la escuela internacional de Ivánovo, entre estas personas se encontraban Dionisio Ramos Bejarano, su esposa doña Noemí Miranda de Ramos, Luis Manuel Zúñiga Saravia su esposa Rosa Emilia Melara Acosta, Mario Sosa Navarro, Andrés Pineda Gutiérrez y Lidia Marina Lagos, Gabriel David Galeano y su esposa Atanasia Martínez, Luis Alonso Morel Coello, Francisco Belisario Ríos, Manuel Rodríguez y otros dirigentes obreros y populares del país.

Quiero en forma particular presentar mi agradecimiento a las siguientes personas que en forma especial me dieron sus testimonios; a don Sebastián Suazo y que, a sus años como decía el poeta don José Adán Castelar,
“Pachán es solo el nombre combatiente
de un obrero, el ala particular”
Pachán disparo fresco de la felicidad

Ivánovo es una ciudad localizada en el centro de la Rusia europea y por supuesto es el centro administrativo de la región de Ivánovo; en 1561 se menciona por vez primera por los viajeros como un antiguo centro textil, y otro conocido como Voznesienkic Posad que fuera fundado en el año de 1856, y esta ciudad se formó mediante la unión en 1871 con este pueblo antes mencionado. El nombre de Ivánovo Voznesienkic Posad la mantuvo hasta el año de 1932.

La ciudad de Ivánovo desde los tiempos del Imperio ruso fue considerada como el centro de la industria del algodón, y en el devenir del siglo diecinueve (XIX) como el primer centro textil del país. Durante la revolución rusa de 1905, en los albores del siglo (XX), se dio en la ciudad de Ivánovo una gran huelga de los trabajadores de la rama textilera. Fue la primera ciudad en donde un soviet de obreros fue organizado. Se le conoce como “La ciudad del primer Soviet”. Como en esta ciudad la mayoría de los trabajadores de la industria textil del algodón, son mujeres también se les conoce como “la ciudad de las novias”.

Cuando la industria textil estaba en su apogeo, por las mañanas cuando el sol primaveral de abril resplandecía por las calles y avenidas de Ivánovo y las mujeres se dirigían a sus trabajos, su salida de las fábricas, para dirigirse a sus hogares, era un espectáculo sin igual. Se podía apreciar en sus rostros que en ellos resplandecía la alegría y el encanto de las mujeres por su belleza y encanto de sus rostros se parecían a los bosques de los cerezos en flor que se encuentran en los alrededores de Osaka, cuya belleza es impresionante.

La idea de un internado para niños (as) de los revolucionarios de todo el mundo, fue de la activista suiza Mentona Moser, cuya familia había fundado una empresa relojera. Cuando ella viajó a Rusia en 1926, la joven Moser se sintió inspirada por el Estado comunista y encantada a la vez por los adelantos que en menos de una década había alcanzado Rusia. Ella le llamó el “milagro ruso” por los avances logrados en materia de educación, organización de la clase trabajadora y los campesinos en el campo agrícola, a pesar de que en la naciente sociedad socialista, Rusia se vio intervenida por varios países del mundo.

Al regresar la joven Mentona Moser, después de consultar a sus padres y demás familiares, decidió donar parte de su herencia a la creación de la escuela. En esta solidaria decisión le ayudó su compatriota, Fritz Plattem, más conocido por ayudar a los emigrantes rusos que estaban en Suiza y que se aprestaban a regresar a Rusia en 1917. Entre ellos se encontraba, Vladimir Illich Lenin Ulianov conocido como Lenin.

Se cuenta que Fritz Plattem organizó el tren sellado que llevó a Lenin a través de la Europa ocupada por los alemanes hasta San Petersburgo, no sin antes de estar cerca de la frontera en Finlandia.

El primer hogar para niños se fundó cerca de Podolsk, al sur de Moscú, pero en el año de 1933 un nuevo edificio fue construido en la ciudad de Ivánovo, financiado por los trabajadores textiles de la ciudad. Los primeros en llegar a este complejo, fueron los hijos de los antifascistas de Bulgaria y Alemania, pero con el tiempo los activistas políticos de todo el mundo enviaron a sus hijos a la escuela Internacional de Ivánovo. Los jóvenes llegaron de Grecia, Austria, Italia, España, Chile, Irán, Angola, Etiopía y Somalia. Con la lista de países se puede hacer un mapa de las grietas políticas y los conflictos del siglo veinte (XX). Ivánovo también fue el refugio para los niños cuyos padres estaban en el frente de guerra o habían muerto durante el bloqueo de la ciudad heroica de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Ivánovo también dio albergue a los niños del accidente nuclear de Chernóbil en el año de 1986. Lo que muchos de los antiguos alumnos de la escuela internacional de Ivánovo valoran sobre todo es el espíritu internacional que se deriva de todo lo realizado no solo por el gobierno, sino de los maestros que supieron estar a la altura y jugar su papel internacional para la educación de estos niños, la escuela se aseguró de que los niños aprendieran su propia lengua, historia y cultura, por lo que se esforzó por encontrar maestros de hasta aquellos idiomas menos hablados.

Muchas gracias

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