REFLEJOS PARECIDOS DEL ESPEJO

MA
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1 de junio de 2021
/
12:25 am
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REFLEJOS PARECIDOS DEL ESPEJO

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EN las elecciones peruanas, veintitrés partidos participaron en la primera vuelta con candidatos a la Presidencia y el Congreso. Allá padecen de un desparrame de partidos políticos y de crisis de gobernabilidad. Han tenido cuatro presidentes en los últimos cuatro años. Ninguno les dura y en el menor descuido van presos –con requerimientos de supuesta corrupción– o se suicidan evitando la vergüenza de la captura. Si bien de un país que atraviesa semejante precariedad no es de donde pueda esperarse, como muchos aquí piensan, que caigan fórmulas salvadoras a los problemas locales, si puede servir como espejo en que mirarse, para advertir ciertas fatalidades políticas que también aquí podrían acaecer. El colapso del “estabilishment” político, la desconfianza generalizada y el malestar por los estragos de la pandemia, es tierra fértil para el populismo. Del rimero de partidos que concursaron en la primera tanda, dos extremos radicales quedaron de finalistas –con un exiguo volumen de votos– para disputarse el balotaje. La extrema radical izquierda del sombrero de paja de ala ancha versus la ultra derecha parapetada en las huestes fujimoristas.

Allá hay segunda vuelta, ya que con tanta proliferación de partidos no habría forma de sacar mayorías sólidas. Parecido a lo que aquí sucede, que el oficialismo se impone gracias a lo desperdigado de la oposición política. Los contrarios suman muchos más votos, pero de nada les sirve ya que son incapaces de aliarse para librarse de la condena. Allá, entrampados en ese berenjenal eterno, la segunda vuelta tampoco se vislumbra como salida al laberinto. Ellos ya vienen de regreso y nosotros apenas vamos. Así que nada costaría probar fórmulas inéditas en lo doméstico pero que funcionan bien en otros lados. La nueva Ley Electoral quien sabe si sea suficiente extinguidor que disipe la densa bruma de desconfianza que flota sobre los cielos. Esa campaña insidiosa de perdedores impopulares y sus vitrolas RCA Víctor deslegitimando el proceso electoral, no persigue ningún fin patriótico. Es rociador tóxico destinado a exacerbar la incredulidad ciudadana. Ya dijimos que no hay otra cosa así de bulto, que daría cierta esperanza de cambio, de alternancia, de estabilidad gracias al ejercicio de gobiernos de mayorías, como la segunda vuelta. Algo con que avivar la decaída confianza que debe restablecerse para que la práctica comicial sea exitosa. “Los partidos tradicionales con historia, –expone un analista peruano– han dejado de representar a un porcentaje alto del electorado y los partidos más nuevos son tomados por algún político que no tiene partido”.

“Cada elección –sigue terciando el experto peruano–presenta candidatos diferentes que no se quedan en el partido, lo que le da una imprevisibilidad muy grande al sistema”. ¿Va el amable público encontrando parecido al horizonte que se cierne sobre el incierto panorama del patio doméstico? “Los partidos están en crisis –continúa diciendo el analista peruano– cuando se combina la insatisfacción ciudadana y la falta de liderazgo”. “Al problema de los partidos se suma el continuo enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Congreso durante los últimos cinco años”. (Eso último aquí todavía no se ha dado, aunque en cualquier momento, con una abigarrada conformación del Legislativo, podría suceder). “Con esta elección, –prosigue el analista– Perú afronta dos riesgos concretos: uno, el de la presidencia sin mayoría, con un Congreso muy fragmentado, con una fragmentación mucho mayor a la que hemos tenido históricamente”. “Y el segundo riesgo, consecuencia del primero, es que haya problemas de gobernabilidad similares a los que hemos vivido en los últimos cinco años. La amenaza va a seguir ahí”. (Fin de citas). Ya ve el amable lector que en todas partes podrían ser útiles los buenos oficios del Sisimite. Allá en los pueblos donde lo han visto aparecer, cuentan que está pendiente de lo que pudiese suceder aquí, en caso que echen a la cesta de la basura la segunda vuelta.

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