Nueva visión de Centroamérica

ZV
/
4 de junio de 2021
/
12:03 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Nueva visión de Centroamérica

Por: Juan Ramón Martínez

No participo del asombro del colega Óscar Lanza; ni comparto las observaciones del editorialista de LA TRIBUNA, sobre los cambios que Estados Unidos, aplica en sus relaciones con Centroamérica. Por el contrario, me parecen lógicos, coherentes; e incluso, muy inteligentes. Porque haber dividido a Centroamérica en dos, -un Triángulo Norte para aislar a Nicaragua y desvincularse de Panamá-, fue un error geopolítico que, ahora se rectifica. Por dos razones sencillas: las cosas han cambiado en la región y en Washington hay un nuevo equipo, dirigiendo el Departamento de Estado, que recupera su liderazgo. Además la presencia de China en la región, representa un reto al cual Estados Unidos tiene que responder. Y, posiblemente, en lo básico, porque la emigración ilegal, no es lo más importante y su visión, tiene un ángulo global, contrario a la simpleza con que el asunto ha sido manejado hasta ahora.

China ha rodeado Mesoamérica, estableciendo relaciones con Panamá, Costa Rica, El Salvador y República Dominicana. El principal objetivo de Estados Unidos, la protección del Canal de Panamá, está comprometida; y solo cuenta con la retaguardia de Palmerola en Honduras. La deriva autoritaria de Nicaragua, siempre hostil a las políticas estadounidenses y la conducta agresiva de Bukele, requiere una respuesta diferente. En principio, se empieza por ver la región en su conjunto. Se agrega a México en la estrategia global, y se amplía el concepto que, “lo que es bueno para USA, es bueno para los países centroamericanos”. El énfasis en la democracia, protección de los derechos humanos, la inversión económica en Guatemala, El Salvador y Honduras, representa una nueva visión hacia Centroamérica que, solo tiene parangón, dentro del esquema que el país del norte manejó durante la Guerra Fría de los años ochenta del siglo pasado. Y, posiblemente, algo que poco se percibe entre nosotros, es que las emigraciones ilegales hacia los Estados Unidos, son de alguna manera, no solo responsabilidad de los gobiernos de Centroamérica, sino que una demanda necesaria e importante de la economía estadounidense que requiere, para operar exitosamente, de nuestra mano de obra barata. Así como la circulación de la cocaína por la región, es desde el punto de vista estadounidense, un problema de salud pública en que, además de la cantidad, hay que regular la calidad de los alcaloides. En conclusión, un énfasis realista, una política más definida y específica, a que lo único que le hace falta es la capacidad integrada de los países de la región, para responder en forma conjunta.

Y, es aquí, en donde radica el problema. Centroamérica esta, más desunida que nunca. El SICA no tiene influencia y su secretario general, le dedica poco tiempo. Y los gobiernos, le han entregado su financiamiento a la Unión Europea. Y los gobernantes, en vez de colegas, se ven como enemigos. Giammattei, cree que puede arreglarse solo, con tal de detener a hondureños y pactar con México, el cierre de sus fronteras. Bukele ha menospreciado a Hernández Alvarado y, ha terminado, luciendo más autoritario que el acusado. Y sus críticas inapropiadas hacia Nicaragua, le han provocado el rechazo de Ortega. Y Costa Rica, sigue jugando al diferente. Solo se presenta cuando cree que va a ganar algo: desde otro estadio o hacer nuevos negocios, jugando a las dos bandas, con China y con Estados Unidos. Esta situación, no puede continuar. Es necesario que la región se integre, forje un bloque y, construya un discurso con Estados Unidos, inspirándose sus líderes en la única institucionalidad válida actualmente: los Acuerdos de Esquipulas.

El sistema democrático hondureño, afectado por la reelección de JOH y las acusaciones en su contra, deben superarse con un gobierno de integración que haga olvidar al “orlandismo” y produzca, un nuevo liderazgo comprometido con el futuro. En el Salvador, es necesario recuperar los partidos políticos y frenar a Bukele. Y en Nicaragua, obligar a los Ortega, a dejar el poder. A cambio, posiblemente darle un respiro a Venezuela, probablemente; e incluso, disminuyendo las tensiones de USA con Cuba. El papel de México, pese al provincialismo de López Obrador, habrá que tomarlo en consideración, así como conservar a Colombia, como la pieza final de una nueva política contra China.

Dudamos que los políticos centroamericanos entiendan esto. Ignoran que las cosas han cambiado y que, ellos, tienen que cambiar.

Más de Columnistas
Lo Más Visto