Auditoria forense en hemodiálisis

MA
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8 de junio de 2021
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01:26 am
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Auditoria forense en hemodiálisis

Una piedra en el zapato

Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo

Daniel Mairena, presidente de la Asociación de Pacientes Renales de Honduras insiste ante los medios de comunicación que debe realizarse una auditoria forense a las empresas que suministran el servicio de hemodiálisis a los hospitales públicos y del Seguro Social de Tegucigalpa, San Pedro Sula y de otras ciudades importantes del país.

La insistencia de Mairena se debe a que ha aumentado en los últimos meses el índice de letalidad en los pacientes debido según él, a la mala calidad de las aguas y los ácidos utilizados en el proceso de hemodiálisis, en el que un paciente es conectado durante cuatro horas a un riñón artificial tres veces por semana, proceso mediante el cual se eliminan los líquidos y toxinas retenidos por el cuerpo al no filtrar los riñones naturales.
La Sala de Hemodiálisis del IHSS en La Granja, Tegucigalpa, de la cual soy paciente, cuenta con 50 máquinas, en las que se atiende a 300 pacientes a la semana en tres turnos diarios de lunes a sábado, en una sala dividida en seis áreas atendidas por una licenciada en enfermería y una enfermera auxiliar, tres médicos generales que se rotan y una nefróloga que atiende solo por las mañanas.

Mairena lucha por que se incorpore una nefróloga por la tarde, el que la farmacia pase a un sitio más accesible a los familiares y pacientes que requieren de sus servicios, un área para sala de espera con algunas comodidades e instalaciones sanitarias adecuadas para el uso de personas invidentes y otras discapacidades.

Otra lucha de Mairena es porque las empresas proveedoras del servicio (Diálisis de Honduras y NIPRO) cambien la maquinaria ya obsoleta y con muchos fallos biomecánicos que ponen en peligro la vida de los pacientes cada vez que se conectan a una de ellas, también se lucha por una nueva dotación de sillones especializados de brazos más anchos y menos altos que permitan acomodar mejor el brazo de la fístula y el brazalete para toma de presión que hay que mantener en una sola posición durante cuatro horas.

Los esfuerzos de Mairena son prácticamente ignorados por la junta interventora nombrada por el Presidente de la República Juan Orlando Hernández a raíz del millonario desfalco realizado en beneficio del Partido Nacional y propio de la directiva presidida por Mario Zelaya y que solo ha llegado a la institución a tapar la porquería administrativa, tal como hacen los gatos cada vez que defecan u orinan.

Estos interventores (Vilma Morales y German Leitzelar) ambos abogados, mantienen prácticamente abandonada el área médica, principal razón de la existencia del IHSS donde el personal médico y de enfermería trabaja casi con las uñas, situación que se agrava en estos tiempos de pandemia donde el ataque de la COVID-19 cobra hasta 7 vidas diarias en la Unidad de Cuidados Intensivos del IHSS.

Varios familiares de pacientes de COVID-19 del IHSS han denunciado que muchos de los medicamentos indicados contra esta enfermedad han tenido que ser comprados por ellos a precio de oro porque los médicos que los atienden los recetan como indispensables y en la farmacia institucional no hay a veces ni acetaminofén.
Si las denuncias de Daniel Mairena siguen siendo ignoradas por la junta interventora que centra sus funciones actualmente en la elaboración de una nueva ley del Seguro Social que conculca varias conquistas y aminora los beneficios a los afiliados que de por sí son pírricos y difíciles de obtener especialmente en el área de pensiones y jubilaciones.

Al convertir el Hospital de Especialidades en tratamiento para la COVID-19, el tratamiento de otras afecciones a caído en una mora impresionante a grado tal que a pacientes de ortopedia necesitados de una cirugía inmediata se les niega el procedimiento quirúrgico y se envían a sus casas con una simple férula de sostenimiento a ver si el hueso se pega sin importar si está astillado o no, y si para su cabal saneamiento ocupaba de una platina, clavos o pernos, además de un chequeo constante y ejercicios de fisioterapia especializados para su recuperación.
Tal me pasó a mí cuando en un accidente en mi silla de ruedas me fracturé el radio de mi brazo derecho, astillándose el hueso, por lo que en la Sala de Emergencia de Ortopedia, uno de los médicos me enderezó la mano sin anestesia alguna, me puso una férula y me internó un sábado para una cirugía el lunes o martes, pasados esos días el cirujano de turno me dijo que me fuera para mi casa, porque ya no me iban hacer cirugía debido a que el brazo dañado era el mismo de la fistula y se me podía infectar.

Ante la negativa a asistirme acudí a un hospital privado donde el ortopeda dijo que perfectamente se podía hacer la cirugía y ordenó toda una batería de exámenes cardiopulmonares dada mi condición de diabético, hipertenso, con daño renal, ciego y amputado.

La broma me costó cien mil lempiras porque me pusieron un placa de titanio con tornillos cuando pudo haber sido hecha sin tanto costo, que hoy me mantiene endeudado al menos por los próximos seis años, plazo generosamente otorgado por la cooperativa ELGA que me facilitó el préstamo.

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