El principio de igualdad

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9 de junio de 2021
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12:52 am
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El principio de igualdad

Mario E. Fumero

Ante los ojos de Dios, todos los seres humanos somos iguales. Dice la Biblia que Dios no hace excepción de persona, por lo tanto, no existen privilegios, excepto aquel otorgado por el derecho adquirido en el tiempo y madurez, como el que nace de la paternidad o la elección, pero que no es arbitrario, ni tampoco exclusivista, porque el que quiera ser el mayor, o más grande, dijo Jesús, debe ser el servidor de todos.
De igual forma, la Constitución de Honduras establece la igualdad de derechos para todos los ciudadanos, sin excepción de persona. Esto en teoría es sublime, ideal y pragmático, pero en la práctica, tristemente no es así. Todos sabemos que aquí los diputados y ciertos ejecutivos tienen inmunidad, no pagan ciertos impuestos y gozan de muchas prebendas. De igual forma los maestros, médicos y algunos gremios tienen otorgados privilegios laborales que no tienen la gran mayoría de otros trabajadores o empleados públicos.

Sobre la Constitución no hay más ley que la de Dios. Todas las legislaciones, estatutos y convenios hechos por los estados deben de estar supeditada a la ley principal o constitutiva. Cuando se le otorgar a alguien “inmunidad” o “exenciones”, se rompe el espíritu de igualdad, y se establecen privilegios. De igual forma, al legalizar estos privilegios por sectores a través de convenios y estatutos se rompe y atenta contra el espíritu de la Constitución, y no debe de haber, en una sociedad igualitaria, grupos privilegiados.
No es justo que unos pocos ganen más y trabajen menos, mientras otros trabajan mucho y ganan poco. No es justo que unos adquieran un derecho especial sobre otros, que no tienen ninguno. No es justo que algunos no paguen impuestos, ganando más, mientras los que ganan menos, tienen que pagar sus impuestos. La ley, para que sea justa tiene que ser pareja. ¿Por qué hay gremios que gozan de prestaciones y beneficios especiales que no gozan el resto de los empleados? ¿Es justo que los deportistas, maestros, diputados, pastores, ejecutivos estatales y ciertos gremios tengan excepciones de Impuesto Sobre la Renta, vehículos etc., mientras todos los demás pagan los mismos?

Si aspiramos a tener una sociedad justa, lo primero que tenemos que hacer es implantar la igualdad de derechos para todos. Ya sea un humilde campesino, como unos prominentes empleados, todos somos iguales ante Dios y la Constitución.

No podemos hablar de un Estado de derecho si hay discriminación y excepciones. Es necesario suprimir los privilegios individuales, y que cada cual reciba lo que merece, de acuerdo con su laboriosidad, entrega y sacrificio. Sin embargo, es lógico que, a la hora de abolir estos privilegios, los que se han beneficiado de ellos, se resistan y luchen por no perderlos. El ser humano es egoísta, solo piensa en sí mismo, y esta es la razón que hace difícil abolir ciertos privilegios otorgados históricamente, porque después que se han otorgado, el gobierno que trate de anularlos tendrá una fuerte oposición, porque casualmente, los privilegiados cuentan con más recursos para hacer resistencia a estos cambios que los humildes y marginados sociales.

Espero que la sociedad hondureña comprenda que necesitamos establecer un principio de igualdad en todo, y que aquellos que antes gozaban de derechos especiales reconozcan que, para alcanzar el progreso y la estabilidad social, todos tenemos que pagar todo el precio, deponiendo nuestros derechos personales al bien común, y entender que la igualdad es para todos y la justicia no debe parcializarse o venderse. Hay que anular los privilegiados, porque esta es la única alternativa para hacer una sociedad más digna y un estado más prospero. Si logramos suprimir los privilegios, terminaremos con la corrupción en su forma más legal, así como el poder abusivo de unos pocos sobre la gran mayoría.

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www.contralaapostasia.com

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