La patria es primero

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15 de junio de 2021
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12:09 am
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La patria es primero

Por: Nery Alexis Gaitán

No deseo compartir en su totalidad la visión de un amigo, y más que amigo mi hermano, que ha planteado que nos estamos quedando sin patria. Entregarnos a este pensamiento es permitir que la derrota nos invada en todos los aspectos de la vida nacional.

Y no es que mi amigo sea un fatalista consumado, sino que al ver el estado actual de nuestra situación de país, si no hacemos nada al respecto, tristemente nos quedaremos sin la patria que los buenos hondureños amamos tanto.

Para empezar, los políticos, siempre de espaldas a la realidad, continúan enfrascados en sus pugnas internas y con sus adversarios de otros partidos, en la descabellada carrera por obtener canonjías para ellos, sus familias y su grupito. Aquí no existe una verdadera oposición política, la que hay solo es de nombre porque es comparsa absoluta de los que detentan el poder.

El desinterés, la apatía, el rechazo y la desvinculación con el pueblo es la característica del político hondureño. Guiar, orientar e involucrarse en proyectos de gran envergadura social nunca ha sido prioridad en sus agendas políticas; así que de ellos no se puede esperar nada bueno.

Aquí imperan los odios y los rencores políticos de todos contra todos; se odian en público y se venden en privado. Las masas, faltas de instrucción política, creen el farsante juego y son capaces de matarse por defender a dirigentes deshonestos.

Los empresarios, mezquinos hasta la médula, no presentan opciones de alivio social; al contrario, siempre están maquinando cómo obtener más y más ganancias, explotando al pueblo sin misericordia alguna, que sufre todas las amarguras habidas y por haber.

La desconfianza hacia las instituciones democráticas es evidente, y esto es una consecuencia de la villanía con la cual han actuado quienes las dirigen. Los abusos son constantes, desde lo cobros exorbitantes de los servicios públicos, hasta la atención mediocre e ineficiente en todo el sistema de salud pública.

Esta situación se ha evidenciado, aún más, ante la pandemia que estamos viviendo; el sistema de salud ya colapsado ha sido incapaz de presentar un frente de lucha efectivo contra el virus, teniendo como consecuencia la muerte de miles de hondureños. Mientras tanto, seguimos a la espera de todos los hospitales móviles.

Tenemos una sociedad fraccionada, manipulada, y sin ninguna cohesión social, es decir, no existe un proyecto de nación eficaz. La identidad nacional está seriamente comprometida; es endeble y no existe el sentimiento de orgullo nacional. Sentirse orgulloso de ser hondureño no está presente en el imaginario común.

El desprecio hacia lo nacional ha sido una constante; pero lo de los alcaldes pedigüeños ha sido el colmo, pedirle a quien nos ha insultado constantemente, y siempre se ha mostrado enemigo de los hondureños, es perder la dignidad, si es que algún día la tuvieron. Y más aún, hay quienes desean al showman Bukele de presidente de Honduras.

Pero de nada sirve lamentarse; debemos sacar adelante la nación. Honduras es y será siempre primero. Esa debe ser la consigna nacional para construir el país que los buenos hondureños deseamos.

Hay que recordar que la patria la construimos todos día a día con nuestras acciones a favor de la familia y del bienestar común. Debemos amar nuestra patria así como amamos a nuestra madre; al fin y al cabo, es el único suelo que tenemos.

Para construir patria necesitamos eliminar la corrupción, que tanto daño nos ha hecho. Hay que pedirle cuentas a los políticos y exigirles obras de calidad en todo su accionar. Y reclamar nuestros derechos que tanto tiempo han sido olvidados y violentados.

Debemos luchar desde nuestras propias trincheras para defender a la patria y al sistema democrático que tenemos, no es perfecto, y hay que mejorarlo.

¡Los hondureños necesitamos construir cada día una patria mejor!

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