Bordos, incertidumbre y el inicio de las lluvias

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16 de junio de 2021
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01:22 am
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Bordos, incertidumbre  y el inicio de las lluvias

Carlos Medrano
Periodista
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La pesadilla que representó las tormentas Eta e Iota, el año pasado, todavía no ha terminado para miles de personas y empresas, principalmente los ubicados en el departamento de Cortés, principal nervio y motor de este país.
Aunque parecerá increíble, muchas de las zonas devastadas por los fenómenos naturales en las partes bajas de municipios estratégicos para la estabilidad económica y social de toda la nación, continúan anegadas por aguas de las inundaciones del 2020.

Infectadas por la mezcla de aguas negras y aguas estancadas, miles de compatriotas sufren de enfermedades de la piel, de nubes de insoportables mosquitos transmisores de múltiples enfermedades, de los malos olores, de animales peligrosos que viven en estos ambientes, y en fin, de la desesperanza e incertidumbre.
Para mitigar próximos desbordamientos, se debió construir nuevos bordos que contuvieran con firmeza, el paso de las embravecidas y destructoras aguas que corren sin piedad llevándose lo que se le aparece enfrente, pero aparentemente no ocurrió esta inversión preventiva.

Consultamos a expertos en ingeniería, sobre la construcción de estos bordos que delimiten a los gigantescos ríos que riegan a este vasto y productivo departamento, con los pueblos habitados por personas que laboran principalmente en la industria maquiladora.
Lo que han hecho es mover tierra, acumularla en las orillas y lo más seguro es que cuando vengan las lluvias y con los ríos azolvados, estos bordos cederán de manera rápida y sin cumplir con los objetivos trazados, contener y proteger a los indefensos pobladores de estos vulnerables municipios, nos confesó un experimentado profesional de la ingeniería.

No tenemos idea cuánto ha costado estos bordos, cuántos kilómetros se han construido, quién auditó todo el trabajo realizado para evitar la maldita corrupción, qué método de ingeniería utilizaron, en fin.
Las cientos de hectáreas productivas anegadas por la catástrofe no se han secado y muchos de los grupos empresariales propietarios de estas tierras no han invertido ni un centavo ante la incertidumbre de una nueva inundación en todo este sector.

El no invertir en estas fructíferas tierras, representa un retroceso económico sin precedentes en Honduras, miles de campesinos sin trabajo y un déficit de producción y generación de divisas que lo pagaremos con más pobreza en el país.
Para rematar en esta desgracia climatológica, se ha pronosticado para el 2021, el paso de varios huracanes por Honduras, lo que representará un nueva crisis y drama humano en San Pedro Sula y sus alrededores.
Sin ser pitonizo o ave de mal agüero pudiéramos pronosticar que si los huracanes llegan con todavía los ríos azolvados, los bordos sin construirse bien y con personas todavía damnificadas desde al año pasado, esto representará una verdadera tragedia con señales apocalípticas que golpeará al departamento más productivo del país.

Si a esta compleja situación le agregamos la crisis sanitaria covid-19, que ha infectado a buena parte de la población costeña, la fuerza laboral está sobreviviendo y amenazada en un año que existe mucha incertidumbre y estrés.

El panorama del departamento de Cortés, motor de Honduras debe llamar la atención a todas las principales autoridades del país, ya que si este polo industrial se nos cae, todo el país pagará las consecuencias productivas, laborables y sociales en nuestra atribulada nación.

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