Los sucesores de José Arcadio

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19 de junio de 2021
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12:01 am
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Los sucesores de José Arcadio

Por: Julio Raudales
Economista y sociólogo, vicerrector de la UNAH.

El histriónico y extravagante -aunque amado por muchos hondureños- presidente de El Salvador, envió hace unas semanas a la Asamblea Legislativa de ese vecino país, un proyecto de ley -que por supuesto fue aprobado de inmediato por sus obsecuentes diputados- para que la vecina nación se convierta en la primera del mundo, en hacer de uso legal el “bitcoin”, una criptomoneda muy popular en la última década, más por su uso especulativo que como medio de intercambio de bienes y servicios.

Como dije hace una semana en este mismo rotativo https://www.latribuna.hn/2021/06/12/del-cacao-a-la-cripta/, la decisión en principio parece inteligente y llamativa, fundamentalmente porque “dinero puede ser cualquier cosa”. Debemos recordar, además, que El Salvador es uno de esos raros casos del mundo, en que las autoridades decidieron hace un par de décadas, eliminar su moneda para adoptar el dólar americano como su medio de cambio legal, lo cual no les ha funcionado tan mal, aunque también provoca costos importantes que puedo explicar después.

El dinero ha asumido múltiples formas a lo largo de la historia: los sumerios lo inventaron hace unos 4 mil años; ellos usaban cebada para intercambiar bienes. Algunas culturas originarias de nuestro continente pagaban sus cuentas con cacao; en las cárceles se utilizan cigarrillos, etc. Ahora, es más usual, debido a las enormes facilidades que tiene, hacer transferencias bancarias o pagar con tarjetas plásticas; también hay monederos electrónicos muy útiles. Así que, ¿por qué no? El bitcoin pudiera ser una buena alternativa.

Como abundan las opiniones y augurios sobre lo que pudiese pasar en el país vecino, no voy a concentrarme en ello, sino más bien, en lo que se maneja a nivel mediático en nuestras queridas Honduras.

Pues acá la gente se pregunta si no sería bueno que aprobaran el bitcoin como moneda de uso legal y así emular la gesta del “neomorazanista” Bukele. También se ha dicho, todavía no de forma oficial, que las malavenidas ZEDE van a aprobar el uso de la criptomoneda como medio de cambio oficial. ¡Bueno!, todo puede suceder en esta nuestra “Neverland”. De todos modos, vale la pena referirse a esto y explicar por qué sí o por qué no.

Como había dicho, las criptomonedas son una especie financiera de uso más bien especulativo. Si bien es cierto, se puede perfectamente hacer intercambios con este tipo de instrumentos, su uso es más popular para que, dependiendo del valor que estas obtengan en el mercado, se pueda uno agenciar riqueza adicional. Digamos, si usted hubiese comprado bitcoins por mil lempiras en abril de 2010 y solo los hubiera guardado, en este momento, usted tendía ¡¡casi 99 millones de lempiras!! ¿Puede usted creerlo?; bueno, pues créalo, así es.

El problema con estos y otros instrumentos especulativos, es que hoy pueden estar muy arriba en el mercado y mañana caer estrepitosamente. Si usted hubiese dejado guardaditos sus 99 millones de lempiras en abril, ahorita tendría nada más 66 millones, es decir, habría perdido la tercera parte de su riqueza. Eso es mucho y déjeme contarle que no hay ningún mecanismo de protección de las inversiones, si el valor de este instrumento llegara a ser negativo. Usted asume sus riesgos como con cualquier negocio privado.

El otro elemento que hay que considerar, es que el uso legal del bitcoin como moneda a la par del lempira u otros, es que le quitaría al Banco Central la hegemonía en el manejo monetario. Esto tiene ventajas y desventajas. La ventaja es que vuelve competitivo el mercado monetario.

Los bancos centrales han sido los responsables de muchas crisis financieras en varios países en el pasado. Sobre todo, si no actúan independientemente de los gobiernos, los políticos populistas usan la emisión monetaria de forma irresponsable y con ello se han gestado grandes problemas económicos. Pero, por otro lado, una política monetaria usada de forma adecuada puede coadyuvar a complementar los esfuerzos para lograr el desarrollo.

A estas alturas es que me pregunto yo, ¿qué pretenden los líderes de la fraudulenta iniciativa de las ZEDE, si es que es cierto que le darán la libertad a estas zonas para que circule un instrumento financiero tan veleidoso como las criptomonedas como moneda de curso, con todos los riesgos que esto lleva implícito?

Estas locuras hacen que la epónima novela del Gabo se quede pequeñita en su descripción de los desafueros de nuestros seudo-líderes. Quizás si seguimos el hilo de la historia, valdría la pena amarrarlos y dejarlos ahí, junto al gran árbol del patio, para que así hagan menos daños a nuestra ya atribulada familia.

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