Por: Ivonne Tábora
Licenciada en Periodismo, relacionista pública, administradora de redes sociales.
En los últimos años la región de América Latina y el Caribe, (ALC), ha sido severamente afectada por el alto índice de mortalidad a causa de los accidentes viales, estudios del Banco Mundial en la región detallan que se producen más de 130,000 muertes y alrededor de 6 millones de heridos al año en acciones de tránsito.
A pesar del COVID-19 y sus restricciones, los accidentes de tránsito continúan y cada vez más fatídicos, solo en Honduras en este año van alrededor de 4,500 accidentes de tránsito y alrededor de 500 muertes en todo el país, datos brindados por la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte, son preocupantes e impactan.
Lo particular del tema es que en los países en que más se da este flagelo, los factores de riesgo son iguales, como la conducción bajo los efectos del alcohol y drogas, el exceso de velocidad, la amenaza creciente del uso del celular al manejar, pues el mensajear es una distracción cognitiva que provoca distracción manual y visual.
No usar el cinturón, influye, ya que estudios han demostrado que, si se utiliza, disminuye en un 50 por ciento las probabilidades de morir a los pasajeros en asientos delanteros y en 75 en asientos traseros, así como el uso correcto del casco en los motociclistas, disminuye el riesgo de muerte en un 40 por ciento.
Entre los más expuestos a sufrir accidentes viales, están los ciclistas y jóvenes, asimismo la Fundación Internacional del Automóvil (FIA), ha señalado que cerca de 20 mil niños pierden la vida en las carreteras de la región cada año, o sea 46 muertes infantiles por día, pudiendo ser evitado.
Ciertamente, se han convertido en otra pandemia los accidentes de tránsito, tanto que ya hay una Resolución de Naciones Unidas para mejorar la seguridad vial en el mundo, aprobada en el 2020 durante su Asamblea, la misma indica que la mayoría de las muertes y lesiones graves causadas por accidentes de tráfico, son prevenibles.
También se proclama el período 2021-2030, Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial, que tendrá que reducir las muertes y lesiones causadas por este tipo de accidentes por lo menos en un 50 por ciento y alentar a los países miembros que garanticen el compromiso y la responsabilidad al más alto nivel posible, para mejorar la seguridad vial, aprobando una amplia legislación sobre los factores de riesgo, como conducir bajo los efectos del alcohol, etc.
Se debe tomar a otros países como ejemplo e imitarlos, pues han logrado mantener cifras bajas de víctimas mortales por accidentes en carreteras, ya que estos han elaborado estrategias para evitar fatalidades, hay un caso distintivo y es el de España, ellos establecieron un sistema efectivo de permiso de conducir por puntos, que incorpora un procedimiento que sanciona a los que cometan infracciones al volante y premia a los que no causan problemas.
En Argentina hay una profesionalización a los conductores de taxis, cada año deben realizarse un examen psicofísico y capacitación en seguridad vial, en Chile también tienen un programa denominado Manéjate por la Vida, liderado por la Comisión Nacional de Seguridad de Transito (CONASET), contando con el apoyo de los carabineros de Chile, y 3 socios estratégicos de la empresa privada, quienes elaboran campañas preventivas y de concientización de forma permanente y aportan fondos monetarios y apoyo técnico.
Nos falta mucho camino por recorrer, pero no es algo inalcanzable, el trabajo en equipo tanto entre las instituciones encargadas y la empresa privada para invertir en prevención de accidentes y hacer conciencia en la población que anda al volante, que no debe conducir bajo los efectos del alcohol, ni a exceso de velocidad, que son el común denominador en las carreteras de nuestro país, además del respeto que debe existir a las leyes ya establecidas en la DNVT.
Deberá estar en agenda permanente este tema, en todos los sectores, si se quiere evitar que más hondureños pierdan sus vidas.
¡Que Dios nos guarde!
@Ivonnetabora, [email protected]
