El papel de la oposición política

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26 de junio de 2021
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12:06 am
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El papel de la oposición política

Esperanza para los hondureños

LETRAS LIBERTARIAS
Por: Héctor A. Martínez
(Sociólogo)

“Sin oposición política no puede haber democracia”, reza una máxima ya gastada por el uso desmedido de académicos e intelectuales de toda especie. Pero se trata de una frase inconclusa. A decir verdad, el ejercicio de hacer oposición ya no es exclusividad de los partidos políticos sino también de la ciudadanía en general; en principio porque los partidos han perdido representación y legitimidad; y, en segundo lugar, porque la gente necesita mayores espacios para expresar sus demandas. Esos espacios de expresión los ofrecen, por supuesto, las redes sociales.

La importancia de la oposición política, en todo sistema que se precie de ser democrático, es que, sin su imperiosa presencia, cualquier gobernante puede hacer lo que le venga en gana sin temor a que nadie condene sus deslindes y arbitrariedades. En todo el mundo occidental, la oposición política funciona a la manera de un contrapeso legal frente a los abusos cometidos por el Poder, sobre todo en América Latina, donde en los últimos años ha florecido una gavilla de dictadorzuelos que no entienden de límites ni de prohibiciones constitucionales.

En Honduras tampoco existe una verdadera oposición como en Sudamérica donde la crítica juega un papel de primer orden. Con una tradición bipartidista, “hacer oposición” ha significado desaprobar las acciones del partido en el poder mientras el “perdedor” mira con envidia los toros desde la barrera. Pero se trata de una oposición de mentiras, un pataleo convenido mientras las élites dictaminan cuál de los dos deberá llegar a Casa Presidencial después de un tiempo “en la llanura”. Esa tradición se rompió en el 2010 cuando el PN llegó para quedarse doce años en el Poder, y es muy probable que dure más tiempo que la dictadura de Tiburcio Carías que gobernó durante trece largos años.

La primera oposición formal tomó forma en el 2011, cuando nació Libertad y Refundación (Libre) como una alternativa al bipartidismo; su accionar en las calles y en los foros vino a desnudar la realidad del Poder en Honduras, y a crear consciencia crítica contra un sistema tradicional y conservador de más de cien años. Con el pasar del tiempo, este partido de “izquierdas” que se proyectaba como como una fuerza aglutinadora de masas, se transfiguró en cualquier cosa, menos en un opción liberadora como rezaban sus consignas en esos años. De “izquierda” ya solo queda el recuerdo, mientras las intenciones de sus líderes son las mismas que las de los partidos tradicionales: llegar al poder y convertirse en una nueva casta de políticos aburguesados. Solo cambiarán las caras.

¿Y qué decir de Salvador Nasralla? Su consigna -y estrategia-, de luchar contra la corrupción estatal le ha servido para coincidir con millares de descontentos que se mueven sobre un terreno común: la animadversión hacia el gobierno. No solo desde “las catacumbas” de las redes sociales -como dice el escritor nicaragüense Sergio Ramírez-, sino también en los fortines combativos de los grupos organizados de la sociedad civil que se han pronunciado sobre la corrupción administrativa en la pandemia y el controversial tema de las ZEDE. Eso no significa que los inconformes, a pesar del lenguaje contestatario que concuerda con el de Nasralla, le aseguren al candidato el voto en las generales, aunque es bastante probable que, en el interregno de las indecisiones que se extiende entre junio y noviembre, podría ocurrir algo inesperado, con un saldo favorable para el presentador de la televisión.

En suma: mientras el sistema democrático ya hizo aguas en Honduras y los partidos tradicionales -incluyendo a Libre-, han entrado en franca descomposición doctrinaria y moral, la oposición al tripartidismo se encuentra en pañales, muy lejos de las capacidades organizativas como sucede en Chile y en Colombia. La oposición hondureña tendrá que organizarse rápidamente en los meses venideros, articulándose con importantes sectores de la sociedad -con los que coincide en la crítica formal contra el gobierno-, para luego demostrar su capacidad de convocatoria que no ha sido contundente hasta este día. Todo por la salud de la democracia.

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@Hector77473552

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