Las ZEDE y el perfeccionamiento de los mecanismos de despojo en Honduras

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29 de junio de 2021
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01:11 am
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Las ZEDE y el perfeccionamiento  de los mecanismos de despojo en Honduras

La segunda vuelta electoral una necesidad impostergable

Ernesto Paz Aguilar

El siguiente es un resumen de un trabajo de investigación científica realizado por Daniel Torres Sandí, de la Universidad de Costa Rica, publicado en la Revista de Ciencias Sociales, No.167 de 2020, sobre las ZEDE y su impacto en el futuro de Honduras como Estado independiente. El enfoque es desde la perspectiva de la economía política y gira en torno a las implicaciones de las ZEDE de cara a la institucionalidad hondureña.
Nada nuevo bajo el sol. Honduras ha sido “ojo de gallo” de los imperialismos viejos y nuevos desde hace varios siglos. Sin contar las incursiones de piratas y corsarios que sembraron muerte y destrucción durante la época colonial, fue hasta la primera década del siglo XIX, que un aventurero escocés, llamado Gregor MacGregor (1786-1845), el que intentó seriamente descuartizar a Honduras y hasta inventó un país al que le llamó Poyais. Fue considerado como el estafador de estafadores, quien le ganó en agallas, ardides y fantasías por más de una cabeza a todos los pares de su época. (Para mayores detalles ver: David Sinclair, The land that never was. The Capo Press, 2004, Londres). Luego vinieron los enclaves mineros y bananeros vigentes hasta bien entrado el siglo XX. Ahora en el XXI, las ZEDE son la nueva amenaza a la existencia de Honduras como Estado soberano, porque han depositado el huevo de la serpiente del separatismo, que combatió nuestro héroe máximo Francisco Morazán.

Esta situación tiene que ver con la naturaleza de las élites hondureñas que desde el siglo XIX centraron su estrategia de desarrollo en una política de puertas abiertas a la inversión extranjera, prácticamente sin ninguna regulación. El resultado fue la profundización de un modelo económico extractivista por la vía de marcos normativos, sumamente laxos, que se objetivan en la figura del Estado concesionario.
El modelo extractivista ha configurado sofisticados mecanismos de explotación y despojo de los bienes naturales de propiedad comunitaria (tierra, agua, aire, luz solar, etc.) hacia la acumulación económica en arcas privadas en su mayoría extranjeras.

Desde ese ángulo, Honduras se ha convertido en un caso insigne en cuanto a la colusión de intereses privados y corporativos con el accionar del Estado. Más aun, también se posiciona en la vanguardia regional de las estrategias de despojo y pérdida de soberanía frente a los intereses privados extranjeros.

De concretarse el proyecto de las ZEDE estaremos peor que Haití, el país más pobre de América Latina y el único estado fallido o fracasado del continente. Otros piensan que las ZEDE pueden convertirse en enclaves del crimen organizado como la región de la Triple Frontera, ubicada entre Brasil, Argentina y Paraguay.
Origen. El golpe de Estado del 2009 marcó el inicio de una nueva modalidad del fenómeno en Latinoamérica, que convirtió a Honduras en un “Estado paria”, dado que fue suspendido por organismos internacionales como la OEA y ONU y las fuentes de financiamiento de la comunidad internacional cerradas. En la soledad, los promotores del golpe creyeron que las ZEDE serían la solución para romper el aislamiento.
Las ZEDE y sus tropiezos. Sus promotores nunca se imaginaron que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia les cortaría las alas al declararlas inconstitucionales y, el fatídico 12/12/12 el Congreso Nacional reaccionó violentamente y destituyó descaradamente a los magistrados. En realidad, fue un golpe de Estado técnico.

Modalidades. El artículo 2 de la Ley de las ZEDE, establece modalidades de amplio espectro y podrán crearse: Centros Financieros Nacionales e Internacionales (paraísos fiscales); Centros Logísticos Internacionales (Palmerola); Ciudades Autónomas (Panacea); Cortes Comerciales Internacionales; Distritos Especiales de Inversión (como Islas Caimán); Distritos Energéticos Renovables (parques eólicos o solares); Zonas Agroindustriales Especiales (Agro Alpha en San Marcos de Colón, Choluteca); Zonas Turísticas Especiales (Lago de Yojoa); Zonas Mineras Especiales (Guapinol o El Corpus); Zonas Forestales Especiales (Biosfera del Río Plátano) o cualquier otro régimen especial no señalado en el presente artículo. Está claro, que lo del descuartizamiento de Honduras no es una metáfora.

Filosofía. Se enmarca en una doctrina de pensamiento anarcocapitalista representada por las ideas libertarias, de moda en algunos países desarrollados. Las ZEDE están orientadas a asegurar la subordinación del trabajo humano al capital y garantizar la preeminencia de la maximización de las utilidades por encima de la justa generación y distribución de la riqueza. Un ánimo de lucro elevado más allá de lo normal es el motor de las ZEDE.
Las ZEDE y sus leyes conexas paulatinamente han configurado un sofisticado dispositivo jurídico de despojo en el seno del Estado. Así mismo, reducen a mínimos nunca vistos la capacidad de control y fiscalización del Estado hondureño sobre su territorio.

¿Qué implica esto, en el marco de la teoría del Estado contemporáneo? Si bien, el paradigma hegemónico neoliberal propugna por la reducción de la presencia estatal en la vida socioeconómica, no proclama su desaparición ni lo relega a niveles insignificantes como lo estipula en las ZEDE.
El autor del artículo que analizamos concluye afirmando que la hipótesis de la especificidad de las ZEDE como mecanismo de despojo, es una realidad amenazante y, que su reversión supone la salida del gobierno de la élite entreguista que lo ha hecho posible.

En el Bicentenario de Centroamérica, como una república disuelta, estos fenómenos de parcelación territorial, jurídica y administrativa-institucional, en un contexto de creciente expulsión de personas hacia otras latitudes, pone en la palestra el rol de los estados de la región como mecanismos de sometimiento, explotación y expulsión por encima de la integración regional.

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