Enferman frente al Hospital Escuela mientras esperan salud de familiares

ZV
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5 de julio de 2021
/
05:50 am
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Enferman frente al Hospital Escuela mientras esperan salud de familiares

Las noches son largas, pues muchos duermen así en las afueras del Hospital Escuela.

Con su mirada perdida en el pavimento de la calle frente a la Sala de Emergencia, así pasan las horas varios familiares de los internos en el Hospital Escuela.

Ante la espera de un llamado con noticias de su ser querido, familias enteras acampan bajo bolsas de plástico, para poder estar cerca de sus parientes.

Debido a la pandemia la recién acondicionada sala de espera en el área de emergencias, cerró para evitar que sea un núcleo de contagio de COVID-19, ahora se ha convertido en la casa de muchos, que se han improvisado en covachas, para soportar el sol, la lluvia hasta “mitigar” el hambre acostados, casi a la intemperie.

Es por eso que, sin tener más opción, son muchos los familiares que, por varios días, incluso meses, pasan en las afueras del principal centro asistencial del país para obtener noticias de su ser querido.

Los nylon los cubre del sol y el agua, pero no hay cobijas y los zancudos rondan, amenazándolos con el dengue y zika.

Comen a cualquier hora, pasan noches muy frías y días calurosos, con lluvias, lo que para ellos no es un sacrificio, es más, lo hacen por el amor a su familiar enfermo y rogando a Dios su pronta recuperación.

Son centenares de familias a los que les toca enfrentar esta situación tan dura, sin tener un techo y ni una cama, donde dormir, así como sin dinero para poder comprar los medicamentos, ni una alimentación apropiada, pues comen cuando alguien les lleva o consiguen que les manden dinero.

El amor por su familiar y encomendados a Dios hacen que tengan fortaleza y puedan soportar tanto la angustia por no saber la situación de su pariente enfermo adentro del hospital.

Ya el panorama es normal para los visitantes. Están a la orilla de la entrada de emergencias.

ENFERMAN

Rosita, oriunda de Choluteca, dijo que ya “me tiré más del mes durmiendo sobre la acera. Ya estoy enferma, esperando que mi hermana encuentre la salud en el hospital”, se lamentaba frente al lente de LA TRIBUNA, mientras tiraba el resto de un vaso con agua al piso, pues las moscas ya habían hecho nido.

“Voy a morir primero que mi hijo que tiene COVID-19, ya tiene varias semanas en el hospital, mientras que yo solo espero a que se recupere, pero no he probado bocado, ya estoy débil, no creo aguantar”.

Otro pariente que lleva más de 15 días de esperar a su hermano, quien se encuentra mal de salud, dijo que se conformaba con una cobijita para calentarse un poco su cuerpo del frío que hace en la noche y madrugada, así como de un colchón para no estar en contacto directo con el cemento de la acera.

Muchos, un vaso con agua, es el alimento en cada tiempo de comida.

“Ocupamos cobijitas, un colchón y agua”, detalló.

“En las noches, nos toca buscar dónde hacer pupú, yo me voy abajo del puente donde hay tierra y así lo puedo tapar o recoger en una bolsa y botarlo a la basura, para ustedes las mujeres es más difícil, no pueden hacer sus necesidades en cualquier lado, aunque la situación que se nos presenta ni modo les toca hacerlo al aire libre”.

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