Aeropuerto Internacional Bicentenario

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9 de julio de 2021
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12:03 am
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Aeropuerto Internacional Bicentenario

Contracorriente
Por: Juan Ramón Martínez

Honduras se hizo a lomo de mula en el primer siglo y en el segundo, sobre las alas de los aviones comerciales. Varias compañías se crearon para trasladar pasajeros desde San Lorenzo hasta Tegucigalpa. Y después, cuando se produjo la apertura a la industria bananera de la costa norte, el avión fue el vehículo para tragar distancias, remontar serranías y acercar a las recónditas ciudades de entonces. Durante el gobierno de Mejía Colindres se creó la Fuerza Aérea, aunque los primeros ensayos, se hicieron durante el gobierno de López Gutiérrez y los primeros pilotos, atrevidos y audaces, participaron en la guerra civil de 1924. Bombardearon Tegucigalpa, aunque la enorme falta de pericia, hizo correr la especie que, la única víctima había sido una mula desperdigada, del bando liberal. En la revuelta de los mayores de plaza en contra de Mejía Colindres, para evitar que le entregara la Presidencia de la República a Carías Andino, que había ganado las elecciones de 1932, se usaron aviones de la Fuerza Aérea para traer armas de El Salvador, para de esa forma, derrotar a los sediciosos. Durante el gobierno de este, fue el único cuerpo militar centralizado, con el cual mantuvo a raya a los liberales que querían en algún momento, efectuar conatos de invasión que la Fuerza Aérea supo controlar con elevada eficacia. Durante varios años, mientras se mantuvo estancado el aguardiente, el gobierno usaba a los aviones y pilotos de la Fuerza Aérea, para trasladarlo a las administraciones de rentas de los 17 departamentos nacionales.

Con lo anterior queremos decir que, por la naturaleza geográfica del país, el avión ha sido durante tres cuartas partes del siglo pasado y gran parte del actual, el vehículo de transporte más importante. Todavía en la década de los sesenta, cuando viajaba a Olanchito, tardaba tres días en llegar. En avión, en una mañana estaba en la ciudad cívica, después de parar en Gualaco, La Unión, Yoro y algunas veces, La Ceiba. Con la apertura de las líneas internacionales, Honduras se integró al tráfico aéreo mundial, aunque por la escasa longitud de la pista de Toncontín y sus difíciles aproximaciones, fue hasta 1969 que llegaron los primeros aviones modernos al país. Aunque su operación, siempre exigió pilotos con mucha experiencia para aterrizar en Tegucigalpa. Y aunque el bajo número de accidentes, no lo hace uno de los más peligrosos del mundo, el último que ocurrió preocupó al expresidente Zelaya que, fue el primero que ordenó a las Fuerzas Armadas, para que se construyera un nuevo aeropuerto para la capital, en las instalaciones de la base aérea hondureña de Palmerola. El problema, era más complejo que el entusiasmo y la preocupación del exgobernante. Lo concluyó, exitosamente JOH. Por ello, hasta este año, tendremos la oportunidad de contar en Comayagua, con un moderno aeropuerto que no es el de la pista más larga –honor que corresponde a Golosón, La Ceiba– que ofrece mayores seguridades para operar aviones mayores, para integrar a la zona central en el tráfico internacional.

Este proyecto que está por concluir, es una obra de todos los hondureños. Hemos sacrificado Toncontín y empezado a congestionar a Comayagua. Todo, en nombre de los costos que significa el progreso. Por ello es que, a nuestro juicio, el aeropuerto internacional, debe llevar un nombre que nos represente a todos: a los pioneros de la aviación, a los primeros entusiastas viajeros, a los valientes combatientes, a los teóricos militares que imaginaron la base hondureña que le da seguridad al país, a los miles de pasajeros; e incluso a las víctimas que perecieron en varios accidentes aéreos. En razón de lo anterior proponemos, en nombre de la Comisión del Bicentenario –para que no ocurra lo mismo que con el billete de 200 lempiras– que la terminal aérea, se llame Aeropuerto Internacional “El Bicentenario”. Con lo que, ratificaremos la nacionalidad; confirmaremos la presencia de Honduras en las vías internacionales, brindándole al mundo, un ejemplo de unidad que proyectaremos en la comunidad internacional. Que nos verá comprometida con el pasado, cambiando el presente; y construyendo el futuro. Y para que, las nuevas generaciones comprendan que, nosotros, sus antecesores, hicimos lo que correspondía, para darle lustre y prestigio a Honduras, en la oportunidad que, conmemoramos las fiestas de la independencia. Diputados y alcalde Miranda, ¡ustedes, tienen la palabra!

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