La reelección es ilegal
Hay consuelo en la amistad, esperanza en la oración y paz en el amor.
Los miles de lectores de esta sección de LA TRIBUNA, por cierto, periódico de mucho prestigio en nuestro país, comprenderán que lo hago a manera de reflexión.
Nuestro calendario marca fechas especiales que son motivo de orgullo nacional y trascendencia en nuestra vida republicana y fuera de nuestras fronteras patrias.
Una de esas fechas es el 25 de mayo, día consagrado al periodista hondureño, que a mi criterio son el cuarto poder del Estado, son los que hablan por las voces silenciosas del pueblo.
En esa fecha memorable pudimos apreciar este gran acontecimiento por medio de los diferentes canales de televisión y prensa escrita, a cada uno de los galardonados con los premios que corresponden al nombre de esos grandes patricios.
Periodistas de diferentes medios de comunicación obtuvieron los tan ansiados premios parlamentarios, donde se reconoce la extraordinaria labor que desempeñan, quienes arriesgan sus vidas en su labor informativa, reconociendo su entrega y sacrificio, muestra de ello es que algunos han perdido la vida en su quehacer periodístico.
Este acontecimiento tuvo mucha relevancia con distinción que hizo el presidente del Colegio de Periodistas, don Osman Reyes, distinguiendo a tan ilustre ciudadano como es don Mario Hernán Ramírez, galardonado con el premio “Álvaro Contreras”, justo reconocimiento para tan honorable hombre, quien en su intervención no solo arrancó aplausos y lágrimas en el lugar del evento y en geografía nacional; considero expresar a quien no tengo el honor de conocer, que usted brilla como la luz de las estrellas en el firmamento con luz propia.
Acudieron a mi mente los comentarios de mi ilustre y querida familia en las décadas pasadas en favor de este excelentísimo periodista, quien tiene una trayectoria extensa e intachable.
Felicitaciones para el homenajeado y su familia. Recojamos su mensaje de honestidad y honradez para sacar adelante a nuestra patria: “Vivir con la conciencia tranquila y morir en paz”.
Finalizo con ese inmortal mensaje de Froylán Turcios cuando dijo: “Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací”.
Óscar Geovanni Aguilar Reyes
Tegucigalpa, M.D.C.
