Xiomara, Yani, Nasralla, una alianza por la patria

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9 de julio de 2021
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12:04 am
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Xiomara, Yani, Nasralla, una alianza por la patria

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Por: Óscar Armando Valladares

A escasos meses de efectuarse las elecciones generales -en las que el pueblo finca sus cansadas esperanzas-, auspicio la iniciativa de hondureño adscrito al común partido de la patria, contraída a que los candidatos de la oposición política suscriban un acuerdo, radicalmente cívico: derogar la Ley orgánica de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), aprobada por los visibles cabecillas del Partido Nacional -Porfirio Lobo/Juan Orlando Hernández- el 5 de septiembre de 2013.

Si bien las dirigencias de los tres partidos no pudieron consensuar una sola candidatura en el rango presidencial, como era la demanda ciudadana, Xiomara Castro, Yani Rosenthal y Salvador Nasralla tienen consigo la decisión histórica de conjuntarse y muscular la lucha por devolverle al país su condición de “Estado de derecho, soberano”, constituido como “República libre, democrática e independiente”, para “asegurar a sus habitantes el goce de la justicia, la libertad, la cultura y el bienestar económico y social”, en términos del artículo 1 de la Constitución.

Pese a los poderosos intereses financieros que buscarán apalancar por conveniencia la candidatura oficialista en los comicios de noviembre, la sumatoria aplastante de electores provenientes de Libre, UNO y del liberalismo posibilitará con arduo trabajo proselitista: a), la asunción presidencial de cualquiera de los tres aspirantes; b), el control numérico en el Congreso; c), suficientes alcaldes y regidores, con que el próximo gobierno podrá revertir las decisiones y acciones de un sistema arbitrario.

La alianza por la patria -ventajosa en todo punto- deviene urgente y necesaria, ahora que el pueblo y los distintos sectores de opinión se manifiestan resueltamente en contra de seccionar más el país y de profundizar la brecha de pudientes y acabados. Es criterio fundado, que el documento -de ser suscrito- debe también contener las firmas de los aspirantes a diputados y alcaldes, solemnizarlo en acto público, protocolizarlo previamente -es decir, darle formalidad a los términos y cláusulas aliancistas- y, acto seguido, publicarlo profusamente.

Está demás subrayar que, por sobre las diferencias que se han venido achacando, la campaña proselitista requerirá de un discurso contrario a las ofensas recíprocas, en atención a que el adversario es el oficialismo en el poder, y esto más; que la administración entrante -con Salvador, Xiomara o Yani al frente- no podrá tomar acuerdos viables -ejemplo, la conformación de la nueva Corte Suprema de Justicia-, ni alcanzar una sólida gobernanza, sin antes propiciar un clima aceptable de armonía y respeto en las filas de la oposición. La alianza por la patria que sugerimos, puede en buena medida servir de moderador y de hoja de ruta política para el advenimiento de un régimen ética y eficientemente distinto al que por doce años joroba al pueblo hondureño.

Frente a la conciencia de la juventud, frente a la dignidad ofendida del adulto, frente al sentido de identidad presente en las comunidades garífunas, ¿responderán en consecuencia los partidos de la oposición y los hombres y mujeres que van detrás de un cargo de elección? ¿Depondrán prejuicios, posturas individuales y triunfalismos a priori, las tres figuras presidencialistas? En aras del país que heredamos de un Lempira, de un Valle, de un Morazán, ¿abrazarán y darán curso a la alianza, cuya anuencia flota en el ambiente hondureño, como ondea en el cielo la bandera bicolor con sus cinco estrellas?

Para mejor proveer, piénsese que de poco o nada sirve tirar cada cual cohetes a ciegas contra un compacto enemigo, el cual sin una organizada resistencia seguirá aniquilando el país y controlando los poderes del Estado impunemente. A dar por ello y por otras razones la clarinada necesaria, indicativa a la faz del mundo que aquí dejará de operar a sus anchas una gavilla vendepatria; que no son las ciudadelas con circuito cerrado ni los enclaves alambrados los propietarios del país, sino nosotros -abuelos, madres, hijos, hermanos- defensores legítimos de lo que es nuestro irrenunciablemente.

Candidata y candidatos, una última reflexión: la alianza por la patria, sería de pronto la antesala que ustedes precisan para alcanzar sus objetivos -y el pueblo los suyos- en la consulta del domingo 28 de noviembre. ¡Manos, entonces, a la obra!

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