Palabras de Jorge Bueso Arias a la organización “Somos mujeres por Honduras” el 29 de abril de 2021

OM
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10 de julio de 2021
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03:36 am
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Palabras de Jorge Bueso Arias a la organización “Somos mujeres por Honduras” el 29 de abril de 2021

Palabras dirigidas por el licenciado Jorge Bueso Arias a la organización “SOMOS MUJERES POR HONDURAS”, Foro que se realizó el día 29 de abril del 2021

 

Mis saludos y felicitaciones a todas ustedes señoras y señoritas, que han formado y organizado el grupo que ustedes llaman “Somos Mujeres por Honduras”, que según lo expresan, quieren un cambio en Honduras para mejorar nuestra situación… Un deseo loable y en ese deseo les deseo éxito.

Naturalmente, mi sincero agradecimiento por haberme hecho el honor de permitir dirigirme a ustedes en este Foro Virtual “Honduras: Crisis y Alternativas de Solución”, acompañando a dos ilustres panelistas.

Tal como lo dice el título de este foro en Honduras estamos sufriendo de una crisis, que en mi opinión es la más fuerte que ha sufrido el país en los últimos años: por la pandemia, los huracanes, que mucho daño y destrucción nos hicieron; por la violencia e inseguridad jurídica, pero sobre todo, en mi opinión, por la corrupción pública e impunidad, que permite el narcotráfico y el crimen organizado, todo lo que a su vez generan una falta de confianza en nuestro país.

Todo esto es conocido y condenado, en lo que corresponde. Solo para un ejemplo, la primera reacción gubernamental, ante la declaración de la pandemia, fue un acto de corrupción de los más altos que hemos sufrido, al comprar esos siete hospitales, “siguiendo las instrucciones del señor Presidente de la República”, según lo dice la Ministra de Salud Pública, en la carta que dirigió al señor Marco Bográn, sobrevalorados en unos L700.0 millones y de tan baja calidad que a un año de su compra, solo uno o dos están funcionando.

Y esto lo traigo a colación para que se vea hasta dónde ha llegado la corrupción pública, que la primera reacción del gobierno ante la emergencia de la pandemia, fue aprovecharla para un acto de corrupción, que a saber cuántos millones de lempiras dejó a los corruptos que se aprovecharon de ese turbio negocio.

Repito, eso lo traigo como un ejemplo, en dónde y cómo estamos en el campo de la corrupción. Lo importante es la segunda parte del título de este Foro: “Alternativas de Solución”.

Para mí lo más importante y lo primero que hay que hacer, es el cambio de las personas que políticamente dirigen el país. Tenemos una muy buena Constitución, pero si quienes juraron cumplirla y hacerla cumplir la violaron, o quienes juraron cumplir las leyes no lo hacen, ¿las cumplen? La Constitución y la mayoría de nuestras leyes son buenas. ¿Qué ha fallado? Las personas. ¿De qué sirve reformar Leyes y Reglamentos, o aprobar nuevas Leyes y Reglamentos, si las mismas personas -con raras excepciones- las van a manejar o aplicar? Lo que conlleva es a más regulaciones o más obstáculos, que son aprovechados para más actos de corrupción.

Las instituciones no son buenas o malas, per se -lo serán según quien las va a manejar o dirigir-.

Por lo mismo, mi opinión es que, lo más importante ante la crisis, es cambiar las personas que dirigen el país, desde el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, ¿por qué hacerlo y cómo hacerlo?: En primer lugar, porque personas más o menos honestas y bien intencionadas, no cometerán actos de corrupción, ni propiciarán esa clase de actos, como los que hemos visto y sufrido, y naturalmente por los ahorros que estas personas le traerían al gobierno y al país.

Segundo, porque sus subalternos tenderán a imitar y respetar esa buena conducta de honestidad. Además, temerán ser sancionados o despedidos y hasta encarcelados si cometen algún acto de corrupción.

Tercero, la población en general reconocerá esa buena conducta y, además estará más tranquila y más dispuesta a emprender y trabajar y estará más dispuesta a cumplir con sus obligaciones legales de pagar sus impuestos.

Cuarto, la empresa privada nacional e internacional tendrá más confianza en el desarrollo del país y estoy seguro que aumentarán sus inversiones. Por ende, habrá más empleos y más generación de riqueza para distribuir en el país. Los ingresos del gobierno mejorarían y serían mejor manejados y así podría más cumplir con sus deseos y su obligación de invertir en las ramas de educación y salud pública.

Estas y otras muchas más, serían las razones por las cuales se beneficiaría el país, si tuviera gobernantes y dirigentes políticos honestos y bien intencionados.

Ahora, ¿cómo cambiarlas y llegar a tener personas de esa calidad en esos cargos? Esa es la pregunta difícil de contestar, porque para principiar tendría que empezarse por las cabezas, porque de nada serviría eliminar a las personas corruptas subalternas, si el jefe seguiría siendo corrupto. Simplemente, volvería a poner personas corruptas que le obedecieran ciegamente.

Estoy seguro que la gran mayoría de la población hondureña, desea tener buenos gobiernos, dirigidos por gente capaz y honesta.

La única oportunidad que tiene para hacerlo es cuando se va a las urnas en las elecciones generales. En esos momentos es cuando el elector tiene el derecho de votar por las personas que él considere apropiadas para dirigir el país o a sus comunidades.

Pero, en las elecciones que vienen en noviembre entrante ¿ven ustedes alguna esperanza en los candidatos presidenciales que llegue esa gente honesta y, si es posible, capaz, a ocupar ese cargo? Yo tengo mis serias dudas. Es entre los candidatos a diputados donde el elector puede hacer una mejor selección -y ojalá lo hicieran-, porque un buen Congreso podría ser como un buen control para que el Poder Ejecutivo se conserve dentro de una conducta más o menos correcta.

Creo que, a corto plazo, es la única oportunidad que tenemos para hacer algunos cambios que mejoren la calidad de los dirigentes con jurisdicción nacional.

Más, en este período que al Congreso le toca nombrar la nueva Corte

Suprema de Justicia y al Fiscal General de la República.

Yo no conozco a los candidatos a diputados, por ser casi todos ellos de las nuevas generaciones, pero estoy seguro que entre ellos, debe haber buena gente en donde escoger. Lo único que yo podría recomendar es que el elector se olvide de la línea partidaria y vote por las personas que él cree que serían buenos diputados. Si no las o los conoce, que vote por aquellas que le recomienden amigos o personas en quienes él tiene plena confianza.

Este voto no partidario lo vemos en las elecciones para alcaldes, en donde en varios casos el Alcalde electo obtiene en su comunidad más votos que el candidato de su partido a la Presidencia de la República o más que los candidatos a diputados de su mismo partido político.

Para mí, a la larga si queremos vivir en libertad y con mejores gobiernos, uno de los caminos sería volver a un bipartidismo funcional. Donde más se acercan los regímenes políticos a desenvolverse dentro de los principios democráticos, es donde hay dos partidos tradicionales: Republicano y Demócrata en los EE. UU.; Liberal y Conservador en Canadá, Laborista y Conservador en Gran Bretaña, Popular y Socialista en España, y así en algotros países.

Dentro de las circunstancias, fueron buenos presidentes: Suazo Córdova, Azcona, Callejas, Beto Reina, Carlos Flores, Maduro; unos mejores que otros, pero todos buenos -sobre todo comparados con el presente-, escogidos por los partidos tradicionales, hasta que llegó “Mel” Zelaya, que en su afán de querer reelegirse, rompió esa cadena, traicionó los principios de su partido, disparó la corrupción y dio motivos para el golpe de Estado (que no debió realizarse) y sentó las bases para que se violara nuestra Constitución, al permitirse la reelección presidencial que tajante y terminantemente ella lo prohibía.

¿Sería posible volver al bipartidismo, que, por fuerza, uno sería de Centro-Izquierda y el otro Centro-Derecha, pero ambos demócratas? Y, ¿cuánto tiempo nos tomaría? Eso, no lo sé, ni me atrevería a predecirlo.

Ustedes dicen en su exposición: “En una democracia en construcción, el poder de la ciudadanía bien educada, con valores y dignidad se convierte en la primera fuerza política del Estado”.

Estoy muy de acuerdo con ello. Pero, ¿Está la mayoría de nuestra población adulta “bien educada y con valores y dignidad”? Yo lo dudo, y por eso las felicito a ustedes por el esfuerzo que están haciendo para mejorar esa posición, porque nuestro servicio de educación debe mejorar, sobre todo en el inculcar los valores y principios morales que deben guiarnos.

En mi opinión, escoger buenas personas era más posible cuando solo existían los dos partidos políticos tradicionales: Liberal y Nacional -aunque había uno o dos pequeños- y no existían las llamadas líneas o corrientes oficiales dentro de cada partido.

Eran los líderes locales quienes escogían los candidatos a Alcaldes y Regidores; eran los líderes departamentales los que escogían a los candidatos a Diputados, y eran los delegados a una convención nacional, los cuales casi siempre los desempeñaban esos mismos líderes, o recomendados por ellos, los que escogían el candidato a la Presidencia de la República. Era una especie de filtro para escoger mejor gente, que hoy, con el sistema actual, poco se ve, o no existe.

De nuevo, las felicito y les deseo éxito.

Muchas gracias.

 

 

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