POR LAS VÍSPERAS…

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10 de julio de 2021
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12:45 am
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POR LAS VÍSPERAS…

EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS

¿NUNCA aprenden? No sacaron nueva ley para las primarias. Solo retazos y remiendos. La autoridad electoral tuvo que arreglárselas, adivinando e interpretando. A última hora, estancados los diputados sin acuerdos, el CNE tuvo que convocar primarias e internas amparándose en el pedazo vigente de ley vieja. Los improvisados decretos que salieron, dejaron un vacío legal que impidió al CNE sesionar cuando más urgía. El contagio de un propietario y los dos suplentes, –guardando cama por la peste– impedía reunir al pleno en los momentos cruciales antes de la fecha de las votaciones. Dos magistradas, con la ausencia del enfermo –y de un suplente ya habilitado, que repentinamente se escabulló cumpliendo consigna oficial– tuvieron que resolver sobre los listados adicionales. Era menester sacar esas listas para medio desembrollar la maraña domiciliaria que hubiese impedido el sufragio a cientos de miles de electores, privándolos de su derecho constitucional.

También, se echaron el trompo a la uña emitiendo credenciales en blanco, dado que varias corrientes se negaron a suministrar los nombres de sus representantes a las mesas. No les quedó de otras que complacerlos, ya que la ausencia de delegados de todos los movimientos en los centros de votación hubiese dado pie a acciones indebidas en las MER. Las corrientes firmaron una declaración jurada de hacer uso apropiado de las credenciales y devolver las sobrantes. Ninguno regresó credenciales, presumiblemente porque todos acreditaron sus delegados a todas las mesas. Ninguna incidencia fue reportada por ningún representante de ninguna de las corrientes, en ninguna de las mesas de votación. Así que, si tuvieron representación en todas las mesas donde levantaron las actas enviadas al CNE para el escrutinio, el berrinche montado por perdedores y sus vitrolas RCA Victor, luce como un ardid. Utilizado para deslegitimar el proceso, minar la confianza ciudadana y matar la esperanza nacional de salida a la crisis. Usar el pretexto de fraude como excusa de su derrota equivale a una burla grosera del veredicto popular. El grueso de las impugnaciones presentadas por muchos de ellos, –dictaminó el CNE– fueron sin acompañar documento alguno de prueba fehaciente. Una treta adicional, de uno que otro, para no rendir cuentas. Tampoco es que el proceso estuviese exento de vicios y de anomalías. Pero, en todo caso, imputables a dirigentes de corrientes jaraneras, y nada más. Pero cuando las diferencias son abismales y evidentes, conspirar contra la democracia, echar culpa de su desgraciada suerte a otros, es de necios acomplejados, encubridora de su propia inutilidad.

Ahora, pasado ese accidentado trance que debió servir de experiencia para enmendar actitudes, “por las vísperas se conoce a los santos”. Sacaron la ley horas antes de la convocatoria a generales. Llena de bonitos. Antes de emitirse la ley, no había forma de adivinar su contenido. Ni que fueran brujos en el CNE para anticipar lo que iban a meter los diputados dizque en aras de la transparencia. Ya no hay tiempo –a escasos días atrás fue publicada en La Gaceta– de licitar los chunches que exigen. Pero cuando les solicitan el procedimiento especial de compras y el presupuesto para las adquisiciones, respingan. Quieren TREP, pero barato y sospechoso. En vez de transmisión de imagen de las actas, como resolvió el CNE, voceros del oficialismo propusieron “el bingo” con números cantados. Otros salieron renegando –referido a las tabletas electrónicas para colocar en cada una de las Juntas Receptoras– que “no se van a prestar a un tabletazo”. (De momento el único “tabletazo” reconocido es lo que no entregaron a cientos de miles de estudiantes que sin internet y computadoras perdieron más de año de estudios por no poder conectarse a recibir las clases virtuales). Una campanada de alerta. Para las élites políticas — consideración habida de la indignación hacia ella que ronda las calles– alimentar desconfianza a la ciudadanía, echando a rodar escándalos inventados que no se han dado y no van a darse, es piromancia suicida. Equivale a aplicarse el haraquiri desprestigiando el proceso electoral que debiesen cuidar y apoyar. Entre más dudas propaguen con las hélices del ventilador sectario, peor para ellos. Se presume –así lo asegura el CNE– que van a ofertar las máquinas, los equipos, los sistemas, el software, el hardware, para recibir propuestas de distintos proveedores. Y en un proceso de compras, que será público y escrupulosamente observado, decidirán por lo que sea menos caro y confiable. Apúrense a dotar al CNE y al RNP con las herramientas que demanda una elección limpia y más creíble. De lo contrario ni el Sisimite podrá sofocar la crisis que –por las vísperas…– se viene encima.

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