TILAPIAS

ZV
/
11 de julio de 2021
/
12:09 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
TILAPIAS

EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS

BUSCAR alternativas más o menos factibles para resolver el hambre y la pobreza en varias comunidades del interior del país, es una tarea plausible desde todo punto de vista, sobre todo en una sociedad de semi-empleados y desempleados a la espera de que se les presente la más leve oportunidad de instalarse en algún lugar específico que les permita subsistir con sus familias. En caso contrario palpita la tentación de macharse a otro lugar del mundo con todos los riesgos que la aventura implica.

Primero que todo, lo ideal sería cambiar y diversificar al mismo tiempo, el sistema tradicionalista del monocultivo y de la ganadería extensiva, de bajo rendimiento, que es depredadora de los pocos valles fértiles que hay en Honduras. Seguidamente se debe ensayar la producción de alimentos que podrían tener demanda tanto en el mercado interno como en el externo. Una de las mejores opciones que ha aparecido en nuestro país, es el cultivo y la comercialización privada de la tilapia.

La tilapia, de origen africano, ha llegado a convertirse en un pez “doméstico” en el sentido que los hombres y mujeres lo pueden reproducir en un diminuto estanque con agua dulce o salada, sobre un terreno pequeño, siempre y cuando los productores tengan acceso a los ríos, quebradas o riachuelos para recambiar el agua. Hay por lo menos cuatro especies de tilapias en el mundo (una de ellas híbrida), mismas que se reproducen a gran celeridad predominantemente en el trópico.

Honduras posee una experiencia previa en el cultivo y exportación de tilapias, sobre todo dentro del proyecto en marcha llamado “Acuafinca”, que es manejado exitosamente por una cooperativa de las cercanías del Lago de Yojoa. No sabemos si acaso sus socios están interesados en compartir conocimientos con otros hondureños. En todo caso el cultivo de la tilapia para el mercado local se ha extendido, en pequeña escala, a otros nichos ubicados tanto en el occidente como en el oriente del país.

Nuestra opinión es que, en caso de generalizarse la producción, reproducción y consumo de este sabroso y nutritivo pescado, nuestro país comenzaría a resolver el problema centenario del hambre rural y del desempleo creciente, en tanto que los “microproductores” encontrarían una actividad más o menos rentable, pero, además, encontrarían el mecanismo de paliar sus necesidades alimentarias básicas, venciendo inclusive la desnutrición de sus hijos y sus nietos. Las grasas positivas y los minerales que aporta el pescado al cerebro humano, redundarían en el crecimiento fuerte de los niños y en el surgimiento de estudiantes más cualificados. El Japón es un ejemplo clásico de una población inteligente cuya dieta principal, durante siglos, se ha basado principalmente en el consumo de arroz y de pescado.

Los sectores estatales y privados deberían poner más atención a las sugerencias económicas que son factibles en el corto y en el mediano plazos. Lo más importante, en este contexto, sería facilitar a los “micronegociantes” esta labor innovadora. No conspirar ni obstaculizar a los pequeños productores formales, semi-formales e informales que intenten experimentar con nuevos productos en la rama de la acuicultura. Ni en ningún otro renglón que venga a ayudarnos a salir del atraso y la miseria. Tampoco deseamos que los “coyotes” se metan a este territorio para ellos desconocido, en tanto que los mismos han sido y continúan siendo responsables, en un alto porcentaje, de la baja rentabilidad de la producción agrícola. Los “coyotes”, de adentro y de afuera del país, compran milpas enteras cuando los maizales apenas comienzan a florear.

No debemos quedarnos de brazos cruzados. Los catrachos devenimos obligados a proponer y a ejecutar soluciones factibles y concretas para la mayor parte de nuestra población. Por ahora resulta imposible producir automóviles y computadoras siquiera para el consumo nacional. Pero sí podemos producir tilapias en grandes cantidades con el fin de abastecer el mercado interno y de neutralizar el hambre.

Más de Editorial
Lo Más Visto