Keyla Morel
Recuerdo bien cuando comencé a contemplar la posibilidad de dedicarme al arte… les estoy hablando de hace más de dos décadas. Al inicio, con muchísima ingenuidad e inexperiencia, creí que con el hecho de que me gustara dibujar y pintar y que a los demás les agradara lo que hacía, era suficiente. Cuando empecé a consultar acerca de que debía hacer, escuché todo tipo de comentarios: “Del arte no se vive en este país, te vas a tener que ir a otro lugar” “no te van a tomar en serio por ser joven” “las mujeres no sobreviven este camino” “no vas a lograr demasiado por ser autodidacta” etc. reconozco que muchas veces tuve temor de dedicarme al arte.
Por el camino recorrido, hoy tengo la posibilidad de responder algunas preguntas que yo en mi momento me hice, pero lo hago desde un enfoque completamente distinto y positivo; nunca mentiré diciendo que es un trayecto fácil cubierto con pétalos de rosas, pero ¿qué camino a una carrera realmente exitosa lo es? Soy fiel creyente que, si uno va a dedicar su vida a una actividad, hay que buscar algo que realmente nos guste y apasione.
Cuando estaba recién comenzando, también recuerdo escuchar de muchos artistas reconocidos y maestros en temas de arte muy importantes en el país, que, para ser exitosos, había que elegir un estilo, darle un toque original o muy particular de nuestra parte y apegarse a el siempre, no variar demasiado, pues la idea es que cualquier persona que vea una obra expuesta en cualquier lugar, pueda reconocer a su autor. ¡Eso me hizo quemar muchas neuronas! Yo estaba más que clara que mis obras serían de mujeres, pues yo diría que yo no elegí el tema, si no que el tema me eligió a mí desde mi más temprana edad… pero… ¿Cómo pintarlas? ¿realistas? ¿fantásticas? ¿costumbristas? … créanme que fue como popularmente decimos: “un quebradero de cabeza” decidir que hacer. Yo empecé mi vida profesional utilizando pasteles secos, entonces una galerista muy reconocida me dijo: “perfecciónate en los pasteles, aquí en Honduras hace falta alguien que lo haga” pero el asunto es que a mí me ha movido desde siempre una incontrolable curiosidad, y yo quería probar con mas materiales, así que rápidamente estaba incursionando en otras técnicas… pero siempre sentía como una opresión mental que me recordaba que tenía que encontrar un estilo peculiar y quedarme allí…
¿saben? Ese consejo que recibí en mi etapa temprana como artista lo agradezco porque me hizo “escarbar” en mi creatividad para encontrar un estilo, pero para serles sincera, no hice caso, por lo menos no completamente. Yo opino que un artista que se apasiona por su labor y que en su mente se gestan ideas y deseos de descubrir y probar, no se puede estacionar demasiado tiempo en un lugar. Yo en mi caminar he experimentado con todo tipo de materiales ¡hasta con fuego! En busca de satisfacer mi curiosidad, y sufro cuando pienso en todo lo que quiero hacer en temas de creatividad y no lo he hecho por falta de tiempo. Daré una opinión personalísima: no me gustan las exposiciones individuales o colectivas en donde uno observa la primera obra y ya sabe con seguridad como lucirán exactamente todas las demás. Pienso que la arista si debe buscar dentro de sí mismo un estilo creativo y original, con el cual se sienta a gusto, y pueda ser identificado fácilmente, pero para mí, es inevitable creer que cuando alguien es activo mentalmente hablando, tendrá por fuerza que evolucionar. Creo en el estilo personal, pero también en la experimentación y cambio continuo… equilibrar estos dos asuntos es el reto de todo creador…
