DE “CHIFLONES” Y DE “TROMBAS”

MA
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13 de julio de 2021
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12:25 am
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DE “CHIFLONES” Y DE “TROMBAS”

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DESDE el denominado “maleconazo”, que devino en la crisis de los balseros, en la isla no experimentaban un estallido social como el ocurrido este fin de semana. La diferencia de la ráfaga de protestas de ahora, con lo de antes, es que estas se escenificaron en varios pueblos y ciudades. La revuelta de 1994, la más notoria desde el triunfo de la revolución, fue una única demostración que rápido fue desactivada. Estalló durante el llamado Período Especial. Para aquellos días la isla sufría la contracción económica como corolario del colapso de la Unión Soviética y la suspensión de los subsidios que recibía. La multitud que se tomó el Malecón se enfrentó a la policía con palos y a pedradas. Ocurrieron actos de saqueo de comercios que luego se regaron a los barrios de la vieja Habana. Los disturbios –con saldo de varios heridos– fueron sofocados por la autoridad. Al día siguiente Fidel fue a pronunciar un discurso al lugar del alboroto, culpando a los Estados Unidos por los incidentes e incitando a sus parciales a tomarse las calles para derrotar a los “traidores a la revolución”.

Las recientes protestas en Cuba, han tenido una respuesta parecida del régimen. La pandemia, que disminuyó el turismo y las medidas de la reciente administración republicana que redujeron el ingreso de remesas, –entre otros males– han provocado iliquidez y escasez de lo básico. Estos malestares, por supuesto, no son atribuibles a la influencia de las “brisas bolivarianas”. Ello sería la amenaza desestabilizadora de la autocracia venezolana a los gobiernos enemigos que forman parte del grupo de Contacto, también denominado el grupo de Lima. Con Cuba más bien son socios inseparables; íntimos compañeros de viaje. Tampoco el barullo sería imputable a los chiflones del Foro de Sao Paulo, donde alborozados celebraron la convocatoria a una convención constituyente en Chile, como su primera conquista. La “olla de grillos” –“bolsa de gatos” le clavó Mujica– a la que encomendaron redactar una nueva Constitución fue la salida de Piñera para salir de sus apuros cuando lo arrinconaron con prolongados disturbios de toma de las calles, de vandalismo y de saqueos. Una vez concluido, el inspirado poema de iluminada gestación, a no dudarlo hará el milagro que la desamparada sociedad chilena ascienda –de su mortal presente– al Paraíso celestial. Las “brisas bolivarianas” y los chiflones del Foro de Sao Paulo, –con iguales paros nacionales, trancas de carreteras, quema de edificios y otros daños a la propiedad pública y privada–tuvieron en jaque al gobierno ecuatoriano.

Sin necesidad, ya que la pésima gestión de Lenin Moreno fue, por sí sola, más que suficiente descarrilamiento. Esa catastrófica administración que ni la palabra empeñada pudo cumplir a naciones con las que contrajo compromisos –por la fuerza inapelable de ley de gravedad– cayó a los niveles más bajos de descrédito. En la actualidad –aunque computable, además, a la ingenua disposición de los gobiernos de complacer al FMI con sus políticas de ajuste, seguras de alborotar gente con una pandemia encima– el aludido torbellino pretende derribar los castillos del Duque en Colombia. Dicho lo anterior, este otro remolino –las manifestaciones por las carestías que afligen a la población– que dicho sea de paso se nutre y se alimenta aprovechando la conexión a las redes sociales, el gobierno cubano se lo adjudica a las trombas torrenciales del imperio. La ventaja de no estar en la OEA. La “preocupada comunidad internacional” –aparte de los comunicados de preocupación que emita– no puede suspender al suspendido ni aplicarle la Carta Democrática. Queda por verse si fueron escaramuzas o si continúa la procesión.

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