Las ZEDE: el huevo de la serpiente

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13 de julio de 2021
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01:38 am
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Las ZEDE: el huevo de la serpiente

La segunda vuelta electoral una necesidad impostergable

Ernesto Paz Aguilar

OpinionesLa Tribuna Martes 13 de julio, 20214La Ley de las ZEDE contiene varios artículos reñidos con el Derecho Internacional, que constituyen una amenaza a la unidad e integridad territorial de Honduras. En un futuro no lejano, los habitantes (nacionales o extranjeros residentes) de las ZEDE podrían demandar o exigir la independencia política, vale decir, la separación de Honduras. Dicha ley contiene el huevo de la serpiente del separatismo, que tanto daño le sigue haciendo a Centroamérica, la patria morazánica. En este sentido, los artículos 3 y 45 son los más peligro-sos. El artículo 3 establece: “Las ZEDE gozan de autonomía funcional y administrativa (…). Los actos y contratos que se celebren o emitan dentro de las ZEDE, tienen plena vigen-cia en el resto del país y en el extranjero…”. El artículo 45 pretende blindarlas a perpetuidad: “Esta ley solo podrá ser modificada, reformada, interpretada o derogada mediante mayoría calificada del Congreso Nacional, previo referéndum o plebiscito a la población que habite la ZEDE de que se trate”. ¿Qué pasará si los habitantes de las ZEDE rechazan lo decidido por el Congreso Nacional?

Volviendo al artículo 45, reconoce a los habitantes (naciona-les y extranjeros) de las ZEDE el derecho a la autodeterminación vía plebiscito o referéndum. Después de la creación de las Naciones Unidas en 1945, es la primera vez que un Estado Miembro originario, como es Honduras, les reconoce a los habitantes de una región de su propio territorio el derecho a la autodeterminación. Recordemos que dicha figura consiste en: “El derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo sin injerencias externas y de acuerdo al principio de igualdad”. Precisamente, este es el sueño acariciado por muchos habitantes de Hong Kong y Macao, desde que dejaron de ser colonias del Reino Unido y Portugal, respectivamente. La Carta de la ONU en su artículo 1 consagró el derecho a la libre determinación de los pueblos y reconoció el princi-pio: “En los pueblos que no hayan alcanzado la plenitud de gobierno propio… los intereses de los habitantes de esos territorios están por encima de todo…”. Para hacer realidad dichos principios, la ONU creó el régimen de Administración Fiduciaria que se aplicaba a los territorios sometidos a la dominación colonial.

Pues bien, muchos de los actuales estados africanos y asiáticos alcanzaron su independencia gracias a la aplicación de este principio. Sin embargo, dicho régimen no se aplica a territorios que hayan adquirido la calidad de miembros de las Naciones Unidas (artículo 78), como es el caso de Honduras. En con-secuencia, el artículo 45 de la Ley de las ZEDE es inaplicable e inconstitucional. En ejercicio del derecho a la autodeterminación, un pueblo puede decidir entre la formación de un Estado independiente, la libre asociación, la integración a un Estado ya existente o la adquisición de cualquier otro estatuto político libremente decidido por la población. Esta cláusula aleja la posibilidad de establecer un protectorado al interior de un Estado soberano. Los irresponsables padres de la criatura concedieron a las empresas que operen dentro de las ZEDE, el trato de la Nación Más Favorecida (NMF), como si las ZEDE fueran estados.

El problema es que dicho artículo también es inaplicable e inconstitucional. porque chocan frontalmente con varios con-venios e instituciones del Derecho Internacional como ser: la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969 y la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1971. En resumen, las ZEDE son un híbrido institucional que no es, ni pueden ser, sujetos de Derecho Internacional, porque sus fundamentos son contrarios a los principios básicos del orden jurídico internacional. Estremece el espíritu que las autoridades, hagan alianza con aventureros que han fracasado en sus propios países en poner en práctica tal experimento. Tomar una decisión de este calado, a la ligera, es un acto de suprema irresponsabilidad, cuyos responsables pagarán su delito, más temprano que tarde. Después de casi doce años de gobiernos postgolpe de Estado, quienes nos gobiernan, han evidenciado un cinismo que hiela la sangre.

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